03 Enero 2007
FERTIL. San Juan es tierra de cosechas y de buenos vinos, aunque el turista también puede disfrutar del rafting en los rápidos sanjuaninos. FOTO GENTILEZA “ICHIGUALASTO.COM”
Embriagarse de olor a vino en alguna bodega. Deleitarse con el paisaje urbano. Dejarse llevar por las arboladas peatonales. Entrar a la casa donde nació Sarmiento. Recorrer la habitación en la cual San Martín planeó la campaña libertadora a Chile y al Alto Perú. Comprar artesanías en el centro. Es muy probable que tantas opciones terminen por delinear un gran día en San Juan, capital de la provincia homónima.
Recostada sobre la alta cordillera andina, la metropólis seduce con las montañas, los valles y los arroyos que la rodean. Aunque fue fundada en 1562, poco queda de la antigua ciudad. El terremoto de 1944 destruyó todo lo que pudo. La reconstrucción se encargó de que los nuevos edificios fueran antisísmicos y de que hubiera parques y plazas a la vuelta de cada esquina.
Las ideas no se matan
En San Juan el horizonte siempre es diáfano. Y ese cielo turqueza invita a los viajeros a conocer el magnífico oasis donde se halla emplazada la provincia. Desde la capital es factible emprender el paseo. Se pueden conocer paisajes serranos, balnearios, embalses y quebradas. El recorrido finaliza en el espectacular Dique del Ullum y su poderosa central hidroeléctrica.
Saliendo de la ciudad, por la ruta provincial 12, un pintoresco túnel de árboles acompaña al viajero hasta el llamado Parque del Estero del Zonda. En uno de los extremos de la reserva se encuentra el sitio histórico donde Sarmiento escribió sobre la roca una inolvidable sentencia: las ideas no se matan. Sucede que este valle, que conduce a Chile, fue de vital importancia para los perseguidos políticos de aquella época.
La visita a San Juan puede concluir en algunos de los pequeños pueblos. Esparcidos por toda la provincia, los caseríos están arropados por un cielo de olivos y de viñedos eternos. Los lugareños hablan de cosechas y buenos vinos. Y, cuando cae el ocaso, invitan a los visitantes a reunirse en el bar. Allí los brindis se suceden.
Cómo llegar: hay pasajes en ómnibus que van desde los $ 60, en servicio ejecutivo. El servicio semi-cama, en cambio, cuesta desde $ 50. Los precios son sólo de ida.
Cómo moverse: para recorrer el Valle de la Luna es necesario contar con un auto. Se puede alquilar vehículo en San Juan capital o contratar alguna excursión.
Presupuesto: los gasoleros pueden sobrevivir una semana con $ 300 por persona, sin incluir entradas a museos ni excursiones. Alojarse en posadas o en hoteles, comiendo mejor y gastando en paseos, el costo se duplica.
Qué hacer: Los paisajes de San Juan se suceden entre las Sierras Pampeanas, la Precordillera y el gran Macizo Andino. Por eso, en la tierra cuyana se pueden visitar verdes valles e imponentes cordones montañosos.
Recostada sobre la alta cordillera andina, la metropólis seduce con las montañas, los valles y los arroyos que la rodean. Aunque fue fundada en 1562, poco queda de la antigua ciudad. El terremoto de 1944 destruyó todo lo que pudo. La reconstrucción se encargó de que los nuevos edificios fueran antisísmicos y de que hubiera parques y plazas a la vuelta de cada esquina.
Las ideas no se matan
En San Juan el horizonte siempre es diáfano. Y ese cielo turqueza invita a los viajeros a conocer el magnífico oasis donde se halla emplazada la provincia. Desde la capital es factible emprender el paseo. Se pueden conocer paisajes serranos, balnearios, embalses y quebradas. El recorrido finaliza en el espectacular Dique del Ullum y su poderosa central hidroeléctrica.
Saliendo de la ciudad, por la ruta provincial 12, un pintoresco túnel de árboles acompaña al viajero hasta el llamado Parque del Estero del Zonda. En uno de los extremos de la reserva se encuentra el sitio histórico donde Sarmiento escribió sobre la roca una inolvidable sentencia: las ideas no se matan. Sucede que este valle, que conduce a Chile, fue de vital importancia para los perseguidos políticos de aquella época.
La visita a San Juan puede concluir en algunos de los pequeños pueblos. Esparcidos por toda la provincia, los caseríos están arropados por un cielo de olivos y de viñedos eternos. Los lugareños hablan de cosechas y buenos vinos. Y, cuando cae el ocaso, invitan a los visitantes a reunirse en el bar. Allí los brindis se suceden.
GUIA del viajero
Cuándo ir: el clima, por lo general, es templado y seco. En marzo, la temperatura promedio es de 18 grados. En invierno, principalmente durante los meses de julio y agosto, la provincia se cubre de nieve.Cómo llegar: hay pasajes en ómnibus que van desde los $ 60, en servicio ejecutivo. El servicio semi-cama, en cambio, cuesta desde $ 50. Los precios son sólo de ida.
Cómo moverse: para recorrer el Valle de la Luna es necesario contar con un auto. Se puede alquilar vehículo en San Juan capital o contratar alguna excursión.
Presupuesto: los gasoleros pueden sobrevivir una semana con $ 300 por persona, sin incluir entradas a museos ni excursiones. Alojarse en posadas o en hoteles, comiendo mejor y gastando en paseos, el costo se duplica.
Qué hacer: Los paisajes de San Juan se suceden entre las Sierras Pampeanas, la Precordillera y el gran Macizo Andino. Por eso, en la tierra cuyana se pueden visitar verdes valles e imponentes cordones montañosos.