26 Octubre 2003
Tal vez los primeros tucumanos que habitaron la zona que hoy ocupan la capital, Yerba Buena y sus alrededores fueron los indígenas que pertenecieron a la denominada cultura Candelaria.
Mucho antes de que Fernando Mate de Luna hiciera el traslado de la ciudad desde Ibatín (Monteros) hasta su actual emplazamiento, en 1685, los primitivos habitantes ya habrían contado con una organización social y de intercambio comercial y cultural que incluía a decenas de pueblos -desde el lago Titicaca hasta el sur del continente- que hoy sería la envidia de los impulsores del Mercosur. Un poco en broma y otro poco en serio, con esta comparación ilustró el arquéologo Carlos Aschero la evolución que alcanzó esta cultura, de acuerdo con las primeras conclusiones de los investigadores, a partir de los últimos yacimientos arqueológicos descubiertos.
Se estima que esta cultura ocupó la zona que va desde la sierra Candelaria, de donde toma su nombre, hasta el sur tucumano, entre el año 300 a.C. y el 700 d.C., por lo que sería uno de los pueblos que durante más tiempo vivió en la región. Entre los últimos hallazgos, quizás el más llamativo es el que tuvo lugar en los terrenos de la Escuela de Agricultura de la UNT, al pie del cerro San Javier, hace poco más de un año, donde se encontró un asentamiento.
Conferencias
El director de Cultura y Educación de Yerba Buena, Héctor Domingo Padilla, el guardaparques José Luis Tisone, por el Parque Sierra de San Javier de la UNT, y Aschero, por e Instituto y Museo de Arqueología de la UNT, explicaron que el 28 de octubre, a las 19.30, se llevarán a cabo dos conferencias de entrada libre en el salón Las Tinajas, avenida Aconquija 1.645, sobre este tema y sobre otro que está directamente relacionado. Primero Aschero hablará sobre "Rescate de una urna funeraria de la cultura Candelaria" y luego Saúl Gustavo Borbolla se referirá a "Las aves de la Sierra de San Javier".
"Este es el inicio de un trabajo conjunto entre la Municipalidad, el Parque y la UNT, cuyo objetivo es armar un museo arqueológico e impulsar a la gente a disfrutar de la reserva, como ocurre en otros países del mundo", indicó Padilla.
Tisone explicó que la población de aves está sufriendo un duro castigo por parte de los tramperos y de los cazadores, culpa de los comercios que venden trampas en la avenida Acoqnuija, y que en esta conferencia se informará sobre "la enorme importancia que tienen las aves en el equilibrio ambiental y que es mucho mejor ir a verlos directamente en el Parque".
Falta presupuesto
El guardaparques también dijo que el museo arqueológico sobre la cultura Candelarias está por montarse en la residencia de Horco Molle, pero falta presupuesto para concretarlo.
"La gente les reclama a los arqueólogos que después de llevarse las piezas para estudiarlas realicen una retribución a la sociedad en información", dijo Tisone.
Aschero solicitó a la comunidad, sobre todo a los que viven en zonas de pedemonte, que se informe cada vez que se encuentre alguna pieza en una casa o en una finca, porque muchos ignoran qué hacer y no saben que tal vez se trate de un elemento vital para el estudio de nuestra cultura.
Mucho antes de que Fernando Mate de Luna hiciera el traslado de la ciudad desde Ibatín (Monteros) hasta su actual emplazamiento, en 1685, los primitivos habitantes ya habrían contado con una organización social y de intercambio comercial y cultural que incluía a decenas de pueblos -desde el lago Titicaca hasta el sur del continente- que hoy sería la envidia de los impulsores del Mercosur. Un poco en broma y otro poco en serio, con esta comparación ilustró el arquéologo Carlos Aschero la evolución que alcanzó esta cultura, de acuerdo con las primeras conclusiones de los investigadores, a partir de los últimos yacimientos arqueológicos descubiertos.
Se estima que esta cultura ocupó la zona que va desde la sierra Candelaria, de donde toma su nombre, hasta el sur tucumano, entre el año 300 a.C. y el 700 d.C., por lo que sería uno de los pueblos que durante más tiempo vivió en la región. Entre los últimos hallazgos, quizás el más llamativo es el que tuvo lugar en los terrenos de la Escuela de Agricultura de la UNT, al pie del cerro San Javier, hace poco más de un año, donde se encontró un asentamiento.
Conferencias
El director de Cultura y Educación de Yerba Buena, Héctor Domingo Padilla, el guardaparques José Luis Tisone, por el Parque Sierra de San Javier de la UNT, y Aschero, por e Instituto y Museo de Arqueología de la UNT, explicaron que el 28 de octubre, a las 19.30, se llevarán a cabo dos conferencias de entrada libre en el salón Las Tinajas, avenida Aconquija 1.645, sobre este tema y sobre otro que está directamente relacionado. Primero Aschero hablará sobre "Rescate de una urna funeraria de la cultura Candelaria" y luego Saúl Gustavo Borbolla se referirá a "Las aves de la Sierra de San Javier".
"Este es el inicio de un trabajo conjunto entre la Municipalidad, el Parque y la UNT, cuyo objetivo es armar un museo arqueológico e impulsar a la gente a disfrutar de la reserva, como ocurre en otros países del mundo", indicó Padilla.
Tisone explicó que la población de aves está sufriendo un duro castigo por parte de los tramperos y de los cazadores, culpa de los comercios que venden trampas en la avenida Acoqnuija, y que en esta conferencia se informará sobre "la enorme importancia que tienen las aves en el equilibrio ambiental y que es mucho mejor ir a verlos directamente en el Parque".
Falta presupuesto
El guardaparques también dijo que el museo arqueológico sobre la cultura Candelarias está por montarse en la residencia de Horco Molle, pero falta presupuesto para concretarlo.
"La gente les reclama a los arqueólogos que después de llevarse las piezas para estudiarlas realicen una retribución a la sociedad en información", dijo Tisone.
Aschero solicitó a la comunidad, sobre todo a los que viven en zonas de pedemonte, que se informe cada vez que se encuentre alguna pieza en una casa o en una finca, porque muchos ignoran qué hacer y no saben que tal vez se trate de un elemento vital para el estudio de nuestra cultura.