La llegada a Jerusalén es impactante. Imposible no enamorarse de esta ciudad. Imposible no admitir que el mensaje de las piedras la transforma en testigo indiscutible de la eternidad. Imposible no sentirse apabullado por el alud infinito de civilizaciones y personajes históricos que también pisaron estas calzadas creando una cadena que continuamos al caminar. Imposible no percibir su inmensidad histórica y espiritual.
El Talmud cuenta que D. otorgó nueve partes de la belleza del mundo a Jerusalén y solo una al resto del mundo, pero que también le concedió nueve partes del sufrimiento universal.
Por lo general se traduce su nombre como "ciudad de la paz" pero probablemente la mejor asignación sea el de "ciudad completa". Lo cierto es que en sus calles se advierte un mosaico de siluetas mezcladas, yuxtapuestas, asimétricas: religiosos judíos en perenne negritud, árabes con sus kefiot blancas en la cabeza, soldados casi adolescentes de verde aceituna, turistas excéntricos y multicolores?
Un oasis de paz
Pero hay otro lugar para la concordia general. Muy cerca de Jerusalén está Neve Shalom o Wahat al Salam (Oasis de Paz, en hebreo y en árabe) más conocida como NSWAS. Se trata de una cooperativa integrada por judíos israelíes y árabes de nacionalidad palestina, quienes por vivir en Israel tienen también la ciudadanía como árabes israelíes.
La villa fue fundada por un religioso dominico de origen judío, el pacifista y ciudadano israelí Bruno Hussar (1911-1996), a comienzos de los 70, a partir de tierras originalmente cedidas en alquiler por el vecino Monasterio de Latrún.
Lo guiaba el empeño en mostrar una alternativa concreta a la violencia y comprobar que la coexistencia entre judíos y árabes palestinos era posible mediante el desarrollo de una comunidad basada en los principios de aceptación mutua, respeto y cooperación.
Situada en una colina al borde del valle de Ayalón, entre Jerusalén y Tel Aviv, en el año 2000 había 35 familias instaladas en la villa mientras que en 2006, ya se contabilizaban 15 más dispuestas a construir sus viviendas y a aceptar una forma de vida que no pretendía otra ideología o un cambio de identidad, sino simplemente propiciar la convivencia entre dos pueblos diferentes con un largo conflicto irresuelto.
Recibió la visita de líderes políticos como Hillary Clinton y Shimon Peres, intelectuales palestinos como Anton Asmas y Faisal al-Husseini y personalidades como Elie Wiesel y Stephen Hawking, si bien la NSWAS no posee afiliación partidaria ni política y se mantiene en gran parte con donaciones de Asociaciones de Amigos, la Unión Europea, el gobierno israelí y de sus propios miembros.
Actualmente la administra un comité elegido cada dos años y tiene una secretaria general (una mujer, Dorit Shippin) quien convoca a una asamblea cuando se tratan temas como la aceptación de nuevos miembros o diferentes puntos del presupuesto general.
Pero obviamente, cambios tan profundos en las mentalidades deben comenzar desde la educación. Y éste es uno de los aspectos más interesantes, ya que su sistema educativo es el único dirigido a niños judíos y palestinos completamente bilingüe en Israel. En efecto, los docentes de ambas nacionalidades hablan exclusivamente en su propia lengua a todos los niños desde el jardín de infantes, de modo que para ellos la selección de una u otra es un proceso totalmente natural.
Además, se recuerdan las fiestas nacionales de ambos pueblos, mostrando que, en el caso judío, se conmemora la gesta de un país renacido de las cenizas luego de una comprobada permanencia en el territorio; mientras que el sector palestino interpreta que muchas veces fueron traicionados, incluso por sus propios dirigentes, lo cual llevó a que se les haya robado sus tierras mientras su cultura era devaluada y menospreciada.
Pero también la villa realiza una amplia tarea de extensión a través de una Escuela por la Paz que organiza encuentros con jóvenes israelíes y palestinos para intentar la reconciliación entre los dos grupos nacionales, si bien reconocen que no pueden dar una respuesta definitiva porque en sus manos no está la solución política.
La condición humana
Vuelvo a Jerusalén. El mensaje de la piedra es sutil. Exige una introspección para decodificar en profundidad su contacto. Las veredas se hicieron lustrosas por el paso de múltiples calzados de pies anónimos que le sacaron un brillo a veces ocre; otras, un dorado envejecido, casi café. Hasta las piedras dejan de lado fisuras, pliegues y cúspides: suavizan diferencias?
No se puede evitar que los hombres que viven en una misma tierra se hablen. Ni que se ayuden. Después de todo, la Biblia cuenta que el Rey David a pesar de haber matado al héroe de los filisteos, Goliat, cuando era perseguido por Saúl se refugió entre ellos e, incluso, con este pueblo conformó su guardia personal.
No se puede detener la vida. Ni detener la esperanza entre la gente común de buena voluntad. La peor violencia es negarse al diálogo ya que la paz no se hace con el amigo sino con el enemigo, entre dos extremos que así se completan.
Si bien se los acusa de vivir en una burbuja e incluso deben soportar las desconfianzas y las suspicacias de ambos lados, la vida en NSWAS es el intento concreto de un mejor camino para elevar la condición humana superando la adversidad. Faltaría entonces el valor de abandonar caminos sin salida y privilegiar la importancia que tiene dejar una importante herencia espiritual a las nuevas generaciones.
Probablemente los rencores atávicos no puedan transformarse inmediata y milagrosamente desde una violencia destructiva a una vida pacífica, de ahí el valor de esta villa como un espacio concreto para la esperanza, ya que son estas pequeñas acciones de la gente las que muestran una alternativa a las oposiciones en las que a menudo es imposible deslindar incluso cuál fue la acción y cuál la reacción.
Quizás, después de todo, no sea imposible hacer de Israel y de Palestina un territorio en plenitud, completo, que entonces sí roce la eternidad. © LA GACETA
Elisa Cohen de Chervonagura - Profesora Asociada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, investigadora independiente del CONICET. Actualmente es profesora invitada en la Universidad Hebrea de Jerusalén.