Los narradores jóvenes escribiendo sobre los 90´

Los narradores jóvenes escribiendo sobre los 90´

Por Hernán Carbonel - Para LA GACETA - La Plata.

LA DECADA DE LA FARANDULIZACION. El desmantelamiento del Estado, la impunidad, los viajes al exterior y el derrumbe del neoliberalismo son elementos inescindibles del período que va desde 1989 hasta 2001.  LA DECADA DE LA FARANDULIZACION. El desmantelamiento del Estado, la impunidad, los viajes al exterior y el derrumbe del neoliberalismo son elementos inescindibles del período que va desde 1989 hasta 2001.
20 Julio 2008
A veces de manera política, casi siempre literariamente, la historia dice que toda nueva generación busca el parricidio: autodesheredarse de las influencias de aquellos que los precedieron, o tomar algunas partes y mixturarlas de manera tal que las marcas se vuelvan borrosas, imprecisas. Aplicar, en todo caso, ipso facto, la noción de recambio.
Algo de eso sucede con la antología Uno a uno: los mejores narradores de la nueva generación escriben sobre los ?90 (Reservoir Books, Sudamericana, 2008), un libro con un buen diseño de tapa pop y selección y prólogo a cargo de Diego Grillo Trubba.
El libro abarca "una década larga" que va desde la caída del alfonsinismo y entrada de Carlos Menem, en 1989, hasta la caída de De La Rúa y el derrumbe del modelo neoliberal y la paridad cambiaria en 2001. En medio, el desmantelamiento del Estado, la impunidad, la farandulización, los viajes al exterior y los consabidos etcéteras.
Uno a uno es un libro escrito por jóvenes que eran más jóvenes aún en los ?90. Nacidos la mayoría en los violentos ?70 (1983 los más tiernos, 1969 el más veterano) y con una adolescencia cruzada por el menemismo, muchos de estos autores empezaron a escribir en plena crisis de 2001; muchos llevan publicada una, dos o más novelas (sobre todo en pequeñas editoriales o autogestionados) y los encuentran varios puntos en común: colaboraciones en revistas y suplementos culturales, literarios, musicales o de crónicas; muchos de ellos son cuentistas, editores, traductores o bloggers.
Pero, ¿hay ya una identidad narrativa en ellos como generación? Dice Diego Grillo Trubba al respecto:
- Definitivamente, no es un grupo conformado y estable. Al tratarse de escritores nuevos, los nombres se multiplican. Lo más probable es que la cantidad de gente se vaya reduciendo y ampliando con el correr del tiempo. Sólo el tiempo dirá quiénes continúan escribiendo y quiénes continúan siendo leídos. Por ahora, son "promesas que asoman".
La antología parece estar de moda para esta generación. Varios de los autores han participado ya en otras selecciones de este tipo: En celo (con el sexo como temática), In fraganti (de casos policiales) y Buenos Aires / Escala 1:1 (la metrópoli como eje). Para Grillo Trubba, el de las antologías es "un fenómeno extraño".
- Podría decirse que son un submercado dentro del campo de la narrativa de ficción. Está comprobado -por lo menos eso dicen los editores- que el libro de cuentos de un autor no funciona comercialmente, y sin embargo las antologías temáticas sí. En ambos casos se trata de cuentos, con la diferencia que en las antologías, al peso de la firma, se agrega un núcleo temático por lo general convocante. Quizás, arriesgo, sea que el lector promedio argentino ya no se guíe por las firmas sino por lo que se escribe o los temas que se tratan. Quizás, también, existe la posibilidad de que la gente de marketing de las editoriales aún no haya aprendido a comercializar obras de un autor y sí temáticas. Pero, claro, son hipótesis.
Los criterios de selección que utiliza el editor en estos casos tiene, según Grillo Trubba, dos momentos: "Primero, relevar quiénes están escribiendo, quiénes surgen, qué escriben, cómo lo hacen. En el segundo, cuando ya se sabe sobre qué va a tratar la antología, armar un listado potencial de autores tomando en cuenta algunos factores: que sea similar la cantidad de escritores y escritoras; que haya pluralidad de estilos; que haya nombres ?más consagrados? y otros menos. Que sean nuevos y buenos".
Para Uno a uno, se le envió a cada autor un listado de sesenta ítems, con hechos acontecidos durante la década, y a su vez cada uno eligió o propuso uno que no estuviera en carpeta.
Entonces: ¿qué temas se encierran en esos hechos? La desocupación, la corrupción, la frivolidad, la fugacidad, la humillación, el eterno volver a empezar tan argentino después de cada cíclica crisis. Abordados, en general, con un humor cáustico, corrosivo, y mayormente desde la primera persona del singular, como un modo de recuperar aquellos años desde la experiencia.
Leonardo Oyola, por ejemplo, recorre la márgenes lingüísticos, los de la cultura popular, la farandulización y los decretos duhaldistas. Maximiliano Tomas habla, sin nombres propios, del caso Yabrán. Lucía Puenzo, de secuestros virtuales, vaciamientos de empresas, chimentos en televisión y chicos felices que tienen tristeza.
Ariel Magnus, de la identidad, las funciones padre-hijo, de gente sin trabajo rendidos ante el neoliberalismo. Hernán Casciari, en lo más profundo de una crisis personal alentada por el doping mundial de Maradona, emprende un viaje iniciático (anterior al que lo lleve definitivamente a vivir en Barcelona) y conoce en Córdoba a su escritor favorito.
Mariana Enriquez se mete con el Riachuelo, ese monstruo dormido, la marginalidad que lo rodea y las promesas políticas nunca consumadas. Diego Máteryn, en un gran acierto de la imaginación, organiza un pollódromo en el patio de un parripollo. Pablo Toledo se mete en lo más hondo de la debacle de una pareja que se sepulta económicamente con un "Todo por dos pesos", mientras sobrevive en la mentira, viaja a Miami, paga en cuotas y apela al "deme dos".
Sonia Budassi hace sus primeras experiencias laborales: una forma de la precarización llamada pasantía. Washington Cucurto pasa penurias financieras, amorosas y espirituales en una Berlín lejana y bella donde conoce a Luciano Perezlindo, el agente literario de las grandes estrellas literarias de Latinoamérica: un verdadero delirio, una inmensa fantochada.
Cecilia Boullosa describe a una fanática del cuerpo y la ropa, los boliches de onda, el sexo, los Guns?n Roses. Ana Cecchi habla de un gurú. Joaquín Linne no sabe si chatear o comprarse un perro. Nicolás Mavrakis viaja a Punta del Este y Sebastián Daniell juega al paddle.
Una gran idea la de esta antología, editada a modo de fogueo y oportunidad para nuevos autores, escrita para no perder no ya la memoria lejana, sino la reciente, y para lectores de un país que, eternamente, parece estar a punto de morirse púber, nunca hacerse grande, siempre propenso a mirar de costado a las nuevas generaciones.
© LA GACETA

Hernán Carbonel
Periodista y escritor.

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