05 Febrero 2008
DESAFIO. Lucía Puenzo está a punto de comenzar a rodar un nuevo drama. LA GACETA
MADRID, España (Especial para LA GACETA por Irene Benito).- El domingo ganó el premio Goya a la mejor película hispanoamericana con “XXY”, pero los galardones no son una novedad para Lucía Puenzo, cineasta y escritora argentina. Cuando tenía 9 años, Luis Puenzo, su papá, ganó el Oscar a la mejor película en habla no inglesa con “La historia oficial”, distinción que, hasta el momento, ninguna otra producción nacional ha logrado conseguir.
Un cuarto de siglo atrás, el padre de Lucía hizo que la -todavía reciente- dictadura argentina circulase por las venas de un cine que, junto con la democracia y la libertad, recuperaba las ganas de contar los temas silenciados. La segunda generación de los Puenzo ha heredado esa vocación por abordar cuestiones difíciles (como la problemática de los hermafroditas, tema central de “XXY”). Quizá ese atrevimiento explique este Goya, que Lucía Puenzo no esperaba y, sin embargo, ayer se permitía disfrutar. “Es un reconocimiento para todo el equipo de ‘XXY’, del cual el director es solamente una parte, porque son muchas las personas que empujan para que una película sea posible. También es un aliento importante para la película, que ahora está en el cine en España. No es fácil conseguir espectadores; por ende, el Goya puede ayudar a que más gente decida ver ‘XXY’. Y también lo vivo como un empujón para el próximo proyecto”, explica en una charla exclusiva con LA GACETA.
Puenzo está ligeramente eufórica por la distinción, que actúa como provisorio final feliz para un proyecto que comenzó con la lectura de una historia que la cautivó. Relata: “Sergio Bizzio, mi pareja, escribió el cuento que derivó en la película. La primera vez que lo leí quedé impresionada con la protagonista, un personaje de una energía extraordinaria. Luego me conmovió la historia de amor entre los chicos y el mundo real que apareció cuando comencé a investigar sobre la problemática de los hermafroditas”.
- ¿Considera que su película ha logrado plantear en la sociedad esta cuestión tan compleja?
- No era mi meta, ni la de ningún miembro del equipo. No queríamos provocar una polémica. La verdad es que, cuando hicimos “XXY”, nadie tenía conciencia de hasta qué punto el tema era tan desconocido para tanta gente en la Argentina y en el mundo, algo que no podían creer que existía. En todo caso, me gusta pensar que las películas caen en el momento justo cuando el público está preparado para verlas.
- ¿Cree que hay muchas películas posibles en los mundos que viven las minorías sociales?
- A lo único que le soy fiel es a contar las historias que no puedo sacarme de la cabeza. Eso debería ser siempre así. Una historia tiene que ser deseada profundamente, sin especulaciones. Así fue como empezó “XXY”, no por un interés general por el tema sino por una atracción con el personaje y por lo que a este le pasaba.
Todos los desafíos
No todas fueron alegrías en la entrega de los Goya. Actores, directores y productores están preocupados por el futuro de un cine que, año a año, convoca menos espectadores. El tema, que fue expuesto en varias ocasiones durante la ceremonia, no preocupa a Puenzo, que lo considera más bien un desafío. “Es necesario buscar alternativas para ofrecer a la gente que ve las películas en su casa. Lo más importante es que el poder filmar no dependa del número de espectadores”, reconoce. Y para corroborarlo, comenta que muy pronto comenzará a rodar “El niño pez”, que está fundada en la novela que publicó en 2004. Puenzo prepara otro drama, como corresponde a la ya larga tradición familiar.
En la competencia española, “XXY” fue la preferida por el jurado especializado, por sobre la película cubana “La edad de la peseta”, de Pavel Giroud, la chilena “Padre nuestro”, de Rodrigo Sepúlveda, y la peruana “Mariposa negra”, de Francisco Lombardi.
Los Premios Goya son considerados como los Oscar de la industria iberoamericana. El filme, una producción de Argentina, Francia y España, es interpretado por Ricardo Darín, Inés Efron, Martín Piroyanski y Germán Palacios.
La historia cuenta la vida de una chica de 15 años, que nació con órganos sexuales externos masculinos y femeninos y que descubre su compleja sexualidad al tiempo que se enfrenta a un mundo que la considera una extraña.
Un cuarto de siglo atrás, el padre de Lucía hizo que la -todavía reciente- dictadura argentina circulase por las venas de un cine que, junto con la democracia y la libertad, recuperaba las ganas de contar los temas silenciados. La segunda generación de los Puenzo ha heredado esa vocación por abordar cuestiones difíciles (como la problemática de los hermafroditas, tema central de “XXY”). Quizá ese atrevimiento explique este Goya, que Lucía Puenzo no esperaba y, sin embargo, ayer se permitía disfrutar. “Es un reconocimiento para todo el equipo de ‘XXY’, del cual el director es solamente una parte, porque son muchas las personas que empujan para que una película sea posible. También es un aliento importante para la película, que ahora está en el cine en España. No es fácil conseguir espectadores; por ende, el Goya puede ayudar a que más gente decida ver ‘XXY’. Y también lo vivo como un empujón para el próximo proyecto”, explica en una charla exclusiva con LA GACETA.
Puenzo está ligeramente eufórica por la distinción, que actúa como provisorio final feliz para un proyecto que comenzó con la lectura de una historia que la cautivó. Relata: “Sergio Bizzio, mi pareja, escribió el cuento que derivó en la película. La primera vez que lo leí quedé impresionada con la protagonista, un personaje de una energía extraordinaria. Luego me conmovió la historia de amor entre los chicos y el mundo real que apareció cuando comencé a investigar sobre la problemática de los hermafroditas”.
- ¿Considera que su película ha logrado plantear en la sociedad esta cuestión tan compleja?
- No era mi meta, ni la de ningún miembro del equipo. No queríamos provocar una polémica. La verdad es que, cuando hicimos “XXY”, nadie tenía conciencia de hasta qué punto el tema era tan desconocido para tanta gente en la Argentina y en el mundo, algo que no podían creer que existía. En todo caso, me gusta pensar que las películas caen en el momento justo cuando el público está preparado para verlas.
- ¿Cree que hay muchas películas posibles en los mundos que viven las minorías sociales?
- A lo único que le soy fiel es a contar las historias que no puedo sacarme de la cabeza. Eso debería ser siempre así. Una historia tiene que ser deseada profundamente, sin especulaciones. Así fue como empezó “XXY”, no por un interés general por el tema sino por una atracción con el personaje y por lo que a este le pasaba.
Todos los desafíos
No todas fueron alegrías en la entrega de los Goya. Actores, directores y productores están preocupados por el futuro de un cine que, año a año, convoca menos espectadores. El tema, que fue expuesto en varias ocasiones durante la ceremonia, no preocupa a Puenzo, que lo considera más bien un desafío. “Es necesario buscar alternativas para ofrecer a la gente que ve las películas en su casa. Lo más importante es que el poder filmar no dependa del número de espectadores”, reconoce. Y para corroborarlo, comenta que muy pronto comenzará a rodar “El niño pez”, que está fundada en la novela que publicó en 2004. Puenzo prepara otro drama, como corresponde a la ya larga tradición familiar.
La dura historia de una chica que descubre su compleja sexualidad
En la competencia española, “XXY” fue la preferida por el jurado especializado, por sobre la película cubana “La edad de la peseta”, de Pavel Giroud, la chilena “Padre nuestro”, de Rodrigo Sepúlveda, y la peruana “Mariposa negra”, de Francisco Lombardi.
Los Premios Goya son considerados como los Oscar de la industria iberoamericana. El filme, una producción de Argentina, Francia y España, es interpretado por Ricardo Darín, Inés Efron, Martín Piroyanski y Germán Palacios.
La historia cuenta la vida de una chica de 15 años, que nació con órganos sexuales externos masculinos y femeninos y que descubre su compleja sexualidad al tiempo que se enfrenta a un mundo que la considera una extraña.
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