09 Noviembre 2007
Si algún ladrón se tienta con el bolso de Valeria Vega, mejor abstenerse: en cada uno de los dos frascos de plástico cuidadosamente cerrados que sobresalen hay un alacrán. Valeria no carga a sus "bichis" (así los llama) como armas de autodefensa, sino que son su materia de estudio y de investigación. Esta estudiante del último curso de la Licenciatura en Ciencias Biológicas y ayudante en la cátedra de Artrópodos cuenta que se interesó por los escorpiones porque el trabajo sobre escorpionismo está muy ligado con lo social."Porque yo puedo tener conocimientos sobre la especie, pero eso no me sirve si la gente, la sociedad, en general, no sabe qué hacer para cuidarse porque cada vez hay más escorpiones. Y, más allá de la gente, el que debe saber es el médico, en particular", afirma Valeria.
-¿En qué marco institucional estás trabajando en este tema?
-Con el profesor Claps estamos viendo la familia de bútides, donde están las especies de escorpiones más peligrosas. Ahí se encuentra la especie titius trivitatus, que, sabemos, puede causar muertes, y que está en Tucumán, donde también tenemos al titius confluens. En Tucumán existen 15 especies de escorpiones registradas. Y las dos especies más peligrosas son las que, seguro, vamos a encontrar en las casas. En Tucumán murió gente por picadura de alacrán, y eso es inconcebible, en estos tiempos en los que ha avanzado la ciencia.
-¿Por qué pensás que ocurrió esa muerte?
-No sólo se trata de las responsabilidades del Estado, que las tiene, sino de que en cada casa se tenga conciencia de los cuidados que hay que tener para evitar la presencia de alacranes. Hay muertes que suceden por falta de conocimiento. Hay que prevenir; y la forma de prevenir es conociendo las cosas y las situaciones con las que convivimos a diario.
-Estuviste en Brasil...
-Estuve en el Instituto Butantán, de la Universidad de San Pablo, uno de los más reconocidos en la producción de sueros antiveneno. Ellos están muy organizados y muy apoyados tanto por el Estado como por la sociedad. Están muy conectados con el Ministerio de Salud, y pueden ver todos los casos de epidemiología. A su vez, desde lo que serían los CAPS brasileños, les envían los ejemplares. Es lo que queremos hacer con el Siprosa.
-No tenés becas. ¿Cómo encauzaste tu iniciativa?
- Gracias al proyecto "Saber hacer lo que sabés", de la Secretaría de Bienestar Estudiantil de la UNT, y a la Ssecretaría de Ciencia y Técnica. Me contactaron con el Siprosa, e hicimos una campaña de comunicación con la gente y con los médicos, para que nos avisen sobre los casos que se presenten. También viajé a Brasil, y al Malbrán. Allí vi cómo se produce el suero, y contacté a un experto del Malbrán que hizo una capacitación para médicos en el Hospital de Niños, a través del Siprosa. Tucumán podría producir suero, porque aquí tenemos muchos alacranes.
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