26 Abril 2006 Seguir en 
Santa Fe.- Dos familias protagonizaron una insólita disputa por la tenencia de un loro, que fue alojado en custodia en una comisaría de la ciudad santafesina de Rafaela hasta que reconoció a su verdadero dueño.
El hecho tuvo una semana de ardua pelea judicial, ya que una pareja advirtió que en su vivienda faltaba "Pepo", un pequeño loro considerado el tercer hijo de la familia.
Inmediatamente salieron a buscarlo y se enteraron de que la pequeña mascota estaba en una casa ubicada a 100 metros de su domicilio, por lo que exigieron su regreso.
Sin embargo, se encontraron con la sorpresa de que los nuevos dueños les dijeron que lo habían encontrado en un viaje de regreso desde Santa Fe.
Esta situación generó una disputa entre las dos familias por la posesión de "Pepo" quien, según trascendió, ingresó en un estado de estrés.
Según indicaron medios periodísticos locales, ante el desacuerdo se inició una demanda judicial que derivó en la intervención del magistrado penal correccional Osvaldo Carlos, quien decidió que el loro pasara unos días bajo custodia en la comisaría 26 hasta que superara su estado de shock y lograra identificar a su verdadero dueño.
Cuatro días después, el ave se sintió a gusto en la comisaría y mencionó el nombre de "Jorge" su primer y auténtico propietario.
La prueba fue suficiente para el juez Carlos, quien regresó la mascota a su vivienda. (NA).
El hecho tuvo una semana de ardua pelea judicial, ya que una pareja advirtió que en su vivienda faltaba "Pepo", un pequeño loro considerado el tercer hijo de la familia.
Inmediatamente salieron a buscarlo y se enteraron de que la pequeña mascota estaba en una casa ubicada a 100 metros de su domicilio, por lo que exigieron su regreso.
Sin embargo, se encontraron con la sorpresa de que los nuevos dueños les dijeron que lo habían encontrado en un viaje de regreso desde Santa Fe.
Esta situación generó una disputa entre las dos familias por la posesión de "Pepo" quien, según trascendió, ingresó en un estado de estrés.
Según indicaron medios periodísticos locales, ante el desacuerdo se inició una demanda judicial que derivó en la intervención del magistrado penal correccional Osvaldo Carlos, quien decidió que el loro pasara unos días bajo custodia en la comisaría 26 hasta que superara su estado de shock y lograra identificar a su verdadero dueño.
Cuatro días después, el ave se sintió a gusto en la comisaría y mencionó el nombre de "Jorge" su primer y auténtico propietario.
La prueba fue suficiente para el juez Carlos, quien regresó la mascota a su vivienda. (NA).
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