10 Abril 2006
DESCONTROL. Organizaciones ambientalistas señalan a la tala indiscriminada como uno de los factores que provocan los aluviones. LA GACETA
Buenos Aires.- Las plantaciones de monocultivo, como la soja; las extracciones de petróleo y el gasoducto Norandino, que atraviesa el corredor ecológico de la selva de las yungas salteña, son señalados como los responsables de la creciente deforestación en el norte provincial.
Organizaciones como Greenpeace, Vida Silvestre o la Red Yaguareté han denunciado, años atrás, los graves problemas ambientales que el desmonte iba a producir; entre ellos, el aumento de las inundaciones en la zona.
El director general de la Fundación Vida Silvestre, Javier Corcuera, señaló que la lluvia está aumentando mucho en la región, y opinó que eso debería tener influencia en la planificación a futuro, porque los bosques pueden servir como esponjas absorbentes.
Corcuera consideró: "como parte de la solución de largo plazo debería incluirse la protección de bosques en la cuenca del río Seco y del río Tartagal", aunque advirtió: "el desmonte no es el causal único de esta situación, porque las precipitaciones llegaron a un nivel tal que, aunque hubiera mucho bosque alrededor, igual habrían sucedido las inundaciones".
Los petroleros
En tanto, Jorge Lugones, obispo de San Ramón de la Nueva Orán -ciudad distante 140 kilómetros de Tartagal- señaló que el desmonte sí tuvo incidencia.
"Lo hemos evaluado; estamos realizando estudios y el desmonte ha incidido en la situación que vive el norte salteño", señaló Lugones.
El obispo acusó por la deforestación de la selva de las yungas a las grandes empresas de desmonte, gasoductos y pozos petroleros. "Si ellos tienen que desplazar un cerro, lo desplazan", afirmó. "Hablé con el responsable del Ente Regulador de la Provincia y él me refirió que le dijeron que no estaban trabajando en el lugar, pero están mintiendo. Todo el año estuvieron sacando arena. No soy experto, pero es una cuestión de sentido común: si sacan un kilómetro de arena, el río va a perder su cauce natural", advirtió el obispo.
También la población del norte provincial señala como las responsables de estas crecidas en el río Tartagal a las empresas que río arriba llevaron adelante un desmonte indiscriminado y que ha puesto en riesgo la vida de muchísima gente.
En el mismo sentido se pronunció Greenpeace: "cuando se deforesta la selva, el suelo queda muy frágil y es proclive a deslizamientos provocados por la lluvia y por la crecida del río", afirmó.
Sin embargo, desde la secretaría de Medio Ambiente de Salta señalaron que la crecida de los ríos no está relacionada con la deforestación .
El ingeniero Gustavo López Asensio, titular de la dependencia, dijo que las fotos satelitales muestran que aguas arriba, donde se produjo el descauce del río, no hay ningún desmonte, más allá de alguna extracción ilegal, que es mínima.
"Los desmontes están aguas abajo de Tartagal, con lo cual es imposible que hayan sido la causa del desastre que hoy vive esa región", consideró el funcionario. (NA)
Organizaciones como Greenpeace, Vida Silvestre o la Red Yaguareté han denunciado, años atrás, los graves problemas ambientales que el desmonte iba a producir; entre ellos, el aumento de las inundaciones en la zona.
El director general de la Fundación Vida Silvestre, Javier Corcuera, señaló que la lluvia está aumentando mucho en la región, y opinó que eso debería tener influencia en la planificación a futuro, porque los bosques pueden servir como esponjas absorbentes.
Corcuera consideró: "como parte de la solución de largo plazo debería incluirse la protección de bosques en la cuenca del río Seco y del río Tartagal", aunque advirtió: "el desmonte no es el causal único de esta situación, porque las precipitaciones llegaron a un nivel tal que, aunque hubiera mucho bosque alrededor, igual habrían sucedido las inundaciones".
Los petroleros
En tanto, Jorge Lugones, obispo de San Ramón de la Nueva Orán -ciudad distante 140 kilómetros de Tartagal- señaló que el desmonte sí tuvo incidencia.
"Lo hemos evaluado; estamos realizando estudios y el desmonte ha incidido en la situación que vive el norte salteño", señaló Lugones.
El obispo acusó por la deforestación de la selva de las yungas a las grandes empresas de desmonte, gasoductos y pozos petroleros. "Si ellos tienen que desplazar un cerro, lo desplazan", afirmó. "Hablé con el responsable del Ente Regulador de la Provincia y él me refirió que le dijeron que no estaban trabajando en el lugar, pero están mintiendo. Todo el año estuvieron sacando arena. No soy experto, pero es una cuestión de sentido común: si sacan un kilómetro de arena, el río va a perder su cauce natural", advirtió el obispo.
También la población del norte provincial señala como las responsables de estas crecidas en el río Tartagal a las empresas que río arriba llevaron adelante un desmonte indiscriminado y que ha puesto en riesgo la vida de muchísima gente.
En el mismo sentido se pronunció Greenpeace: "cuando se deforesta la selva, el suelo queda muy frágil y es proclive a deslizamientos provocados por la lluvia y por la crecida del río", afirmó.
Sin embargo, desde la secretaría de Medio Ambiente de Salta señalaron que la crecida de los ríos no está relacionada con la deforestación .
El ingeniero Gustavo López Asensio, titular de la dependencia, dijo que las fotos satelitales muestran que aguas arriba, donde se produjo el descauce del río, no hay ningún desmonte, más allá de alguna extracción ilegal, que es mínima.
"Los desmontes están aguas abajo de Tartagal, con lo cual es imposible que hayan sido la causa del desastre que hoy vive esa región", consideró el funcionario. (NA)
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