Gaturro logra saltar la barrera de la edad

Gaturro logra saltar la barrera de la edad

El ?minino? cachetón, que hace reír con sus comentarios ácidos, desde mañana se sumará a las páginas de LA GACETA.

INSEPARABLES. Cristian Dzwonik, conocido como Nik, reconoció que Gaturro ya es parte de su familia. INSEPARABLES. Cristian Dzwonik, conocido como Nik, reconoció que Gaturro ya es parte de su familia.
02 Enero 2005
"Hoy los chicos miran seis horas de televisión por día, en lugar de jugar. Tienen videogames en los que todo está hecho, no ejercitan la imaginación. Toman las cosas como se las dan, y las aceptan. Me gustaría que lean un poco más. Descubrir lo que puede hacer uno con la imaginación es una experiencia fantástica".
Se llama Cristian Dzwonik, pero todos lo conocen como Nik. Es el padre de uno de los personajes más entrañables de las tiras cómicas de las últimas dos décadas: Gaturro, ese minino cachetón que hace reír con sus comentarios ácidos todos los días en el diario "La Nación", y que desde mañana se sumará a las páginas de LA GACETA.
Gaturro compartirá con los lectores sus amores con Agatha; sus salidas furtivas con Gaturranta; sus sueños sobre el tejado y sus relaciones con una serie de personajes fácilmente reconocibles, porque lo que relata Nik en sus dibujos puede estar pasando en la oficina, en el club o en cada casa. Ese es uno de los desafíos de este dibujante de 34 años, casado con Laura ("no podría hacer nada sin ella") y que encontró la llave de la felicidad: vivir de lo que le gusta.
"Yo dibujé toda mi vida. Mi abuelo, que me cuidaba porque mis papás trabajaban todo el día, me había hecho un pizarrón gigante, y ahí empecé a dejar plasmados mis primeros dibujos", afirma Nik en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cómo es Gaturro?
- Gaturro tiene dos tiras diarias: una es más conyuntural, con temas políticos; y la otra, más universal, de cosas que nos suceden todos los días, que es la que saldrá en LA GACETA.

- ¿Cómo es el día de Nik?
- Laura y yo nos levantamos temprano, leemos los diarios por internet, y después hacemos un ping-pong de ideas. En realidad somos coautores. No soy de ver mucha televisión, porque me parece muy invasiva. Trato de descubrir las noticias de las que se va a hablar al otro día, y trabajo sobre ellas. En cuestiones políticas se puede satirizar, pero no se puede hacer humor con todo.

- ¿Leías historietas de chico?
- No soy el típico lector de comics. No me gustaban mucho las tiras largas; era más del chiste corto. Mafalda fue mi iniciadora, también me gustaba mucho Snoopy. Prefiero los formatos cortos, el cuento a la novela. De joven me gustaban mucho Oscar Wilde o Chesterton.

- La realidad Argentina tiene muchos condimentos para el humor político...
- Es cierto; el país tiene muchos temas y es fundamental poder reflejarlos. Además hay cosas cíclicas. Lo que intentamos con Gaturro es detectar la esencia de las cosas. Es un gato que toca todos los temas; vive en una casa, en un barrio que puede ser el tuyo; va a la escuela. Tiene un universo acotado. Se lleva mal con su profesora de inglés, y tiene muchos personajes que se relacionan con él.

- ¿Cómo ves hoy la actualidad de los jóvenes?
- Vivimos en un mundo audiovisual demasiado desarrollado. Eso hace que las cosas se vean más elementales, más obvias. Lo interesante de la gráfica es que uno puede analizar, a través del papel, lo que está sucediendo. Aparte de la lectura, se incorpora vocabulario y se hacen análisis. Es algo que los chicos deberían aprovechar. Por eso separo el dibujo animado de la tira. En el primero está todo hecho. En el segundo, se obliga a un estudio más profundo. Desde mi lugar aporto para que esto suceda.

- ¿Cómo ves al país?
- No soy un tipo tremendista. No creo que haya una decadencia generalizada. Creo que hay una sensación de esperanza generalizada, después del abismo de 2001. Lo importante en este caso es la percepción de crecimiento. Aunque no haya cambios gigantescos, la economía está repuntando un poco. Hemos sido víctimas de una clase política inmadura, pero que es el reflejo de nuestra sociedad. Este es un país fenomenal y, como en otras épocas, debemos trabajar para reconstruirlo. Me parece que se debe hacer una transición. Hoy hay gente a la que le va muy bien, y otra a la que le va muy mal. Creo que hay que trabajar para acercar los extremos.

- ¿Por qué elegiste un gato como protagonista de tu tira diaria?
- En general, en las tiras los protagonistas son seres humanos, perros o gatos. A mí me gustan más los gatos, aunque en la tira también aparece Canturro. Gaturro tiene cosas que nos pasan a todos, y la verdad es que su vida es buenísima.
- Si pudieras haber creado otro personaje, ¿quién sería?
- Estoy muy contento con mi producto, aunque creo que siempre se puede perfeccionar. Si tengo que elegir, me hubiera gustado tener un 10% de Mafalda y la universalidad de sus temas. Yo creo que Mafalda es la mejor tira de todos los tiempos. En mi niñez había pocos canales de TV, y leíamos mucho. Antes la gente se comprometía mucho más. Hoy todo cambió, el mundo es mucho más fragmentado. Los temas son muy variados, y eso es ideal para un humorista gráfico.
- Vos vas muchas veces a escuelas y colegios a conversar con los chicos. ¿Qué sentís cuando reconocen tu personaje?
- Es una satisfacción inenarrable. Es muy agradable. El mío es un trabajo muy solitario, y son muy raras las veces en las que uno puede sentir lo que provoca con su trabajo en los otros. Los chicos me dicen que Gaturro es de ellos, y eso me hace muy feliz. Cuentan sus historias, sienten que vive en su barrio. Es una satisfacción inmensa que mi personaje participe en el proceso pedagógico.

- Y vos, ¿cómo te sentís con Gaturro?
- A mí me encanta, y siento que mucha gente, chicos y grandes, se enganchó naturalmente. Trato de hacer la tira que me gustaría leer. No hay un problema de edad. Los chicos entienden lo que tienen que entender, y los grandes también. Mafalda era una tira para chicos y para adultos, y cada uno la tomaba como le correspondía. Eso es lo interesante. Poder tener distintos tipos de lecturas.

- ¿Con qué temas no harías humor?
- Hay algunos temas que son difíciles de abordar. Tragedias, enfermedades, cosas que nos traen malos recuerdos. Pero soy de tener un hilo narrativo optimista. Uno puede ser duro con temas generales, y eso pasa mucho con el humor político. Pero hay cosas muy sensibles, como los atentados, o rasgos personales de los hombres de la política que, por pudor, conviene no tocar.

- ¿Descansás algún día de Gaturro?
- No, ya es parte de la familia. No me tomo uno o dos días de descanso. Hasta cuando estoy en una plaza tengo ganas de agarrar un mouse y ponerme a dibujar. En eso cuento con todo el apoyo de mi pareja, ya que esto lo construimos entre los dos.

- Gaturro va creciendo fuera de las tiras. Ya tiene agendas, anuarios y libros. ¿Cómo manejás este tema del marketing?
- No fue planificado. Gaturro evolucionó y creímos que la gente quería tener a Gaturro con ellos. No puedo generar expectativas y después no cumplirlas. El tema de los libros es muy importante, porque allí se da otro tipo de entendimiento con el lector. Me gusta mucho poder leer todas las tiras en un libro, y fue lo que hicimos con Gaturro. Nos ayudó muchísimo la gente de ediciones de La Flor (la misma en la que Quino publicaba Mafalda), ya que es la editorial de los humoristas gráficos. Apostaron por Gaturro. Ahora estamos editando los libros en Sudamericana, en papel ilustración y con tapas duras.

Un gato con dos caras
"Gaturro tiene sus cosas: es una mezcla de ángel y de diablo. Depende de cada uno elegir el costado que más le guste", sostuvo Nik al hablar de su creación, que mañana comenzará a salir en las páginas de LA GACETA. "Me da miedo prometer algo a los lectores tucumanos. Lo primero que les digo es que no les voy a dar un salariazo, ni una revolución productiva. Van a encontrar en Gaturro un personaje que los va a divertir, y con el que se van a sentir identificados. Es como tener una mascota en la casa", afirmó el dibujante.

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