10 Julio 2004
Kirchner anunció inversiones, pero los incidentes empañaron el acto oficial
Piqueteros, desocupados y estatales se enfrentaron violentamente en la plaza Independencia. La Provincia recibirá $ 300 millones para obras públicas. Las peleas obligaron a suspender el acto al aire libre en el que el jefe de Estado iba a hablar. El ministro Fernández responsabilizó a 50 desubicados. Traspié.
BATALLA CAMPAL. Además de las piedras, los palos de las pancartas fueron utilizados como proyectiles.
EN LA CASA DE GOBIERNO. Pese a los disturbios, Alperovich y Kirchner saludaron desde los balcones.
EN LA CASA DE GOBIERNO. Pese a los disturbios, Alperovich y Kirchner saludaron desde los balcones.
La fiesta que el gobierno de José Alperovich había preparado para recibir al presidente Néstor Kirchner y festejar el Día de la Independencia se frustró. Militantes de organizaciones piqueteras, desocupados y estatales se enfrentaron violentamente en la plaza Independencia, lo que obligó a suspender el acto en el que el jefe de Estado iba a hablar desde un palco en la explanada de la Casa de Gobierno. La violencia empañó la visita presidencial y significó un traspié para las expectativas de la administración de Alperovich. No obstante, Kirchner anunció que Tucumán recibirá $ 300 millones para importantes obras públicas. Habrá, $ 72, 5 millones para que en los próximos dos años se construyan 21 kilómetros de la nueva traza de la ruta 38. También se recibirán $ 28 millones para obras que encarará la Sociedad Aguas del Tucumán.
Los incidentes se produjeron cuando los manifestantes de la marcha "A pata y a pulmón" se cruzaron con grupos que apoyaban a Kirchner y al gobernador. Hubo corridas, pedradas y palazos. La Policía evitó reprimir la llegada de las columnas, pero utilizó gases lacrimógenos para dispersarlas. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, responsabilizó a "unos 50 desubicados, muchos de los cuales estaban alcoholizados".
ANALISIS / LA MAÑANA FATIDICA DEL 9 DE JULIOAlperovich perdió el control de la plaza
POR CARLOS ABREHU
El gobernador José Alperovich perdió ayer la batalla que quería ganar a toda costa. No consiguió el control de la plaza Independencia y frustró el acto político que Néstor Kirchner soñaba protagonizar en la capital de la República -por un día-. Sus rivales en la lucha interna del peronismo y del sindicalismo se preparan para obtener réditos del traspié. La imagen de una provincia dominada por la violencia se propagó velozmente por la televisión y por las ediciones digitales de los principales medios gráficos de la Argentina, con sus efectos erosivos. Así se estropeó la fiesta más genuina que produjo Tucumán en su historia, y que alcanzó mayor jerarquía por una decisión federal en 1991. No obstante, en el campo de la política siempre se busca a los padres de la derrota. Dentro del oficialismo se incuba un debate acerca de las responsabilidades de los Ministerios de Seguridad y de Gobierno en las tareas preventivas y de contención del gremialismo contestatario. Afuera del mundo gubernamental se atribuía todo a la impericia del alperovichismo en la movilización de masas. Con todo, el Presidente no se escandalizó con el revés de Alperovich porque está curtido en múltiples avatares.
Más información en TUCUMAN
Los incidentes se produjeron cuando los manifestantes de la marcha "A pata y a pulmón" se cruzaron con grupos que apoyaban a Kirchner y al gobernador. Hubo corridas, pedradas y palazos. La Policía evitó reprimir la llegada de las columnas, pero utilizó gases lacrimógenos para dispersarlas. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, responsabilizó a "unos 50 desubicados, muchos de los cuales estaban alcoholizados".
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POR CARLOS ABREHU
El gobernador José Alperovich perdió ayer la batalla que quería ganar a toda costa. No consiguió el control de la plaza Independencia y frustró el acto político que Néstor Kirchner soñaba protagonizar en la capital de la República -por un día-. Sus rivales en la lucha interna del peronismo y del sindicalismo se preparan para obtener réditos del traspié. La imagen de una provincia dominada por la violencia se propagó velozmente por la televisión y por las ediciones digitales de los principales medios gráficos de la Argentina, con sus efectos erosivos. Así se estropeó la fiesta más genuina que produjo Tucumán en su historia, y que alcanzó mayor jerarquía por una decisión federal en 1991. No obstante, en el campo de la política siempre se busca a los padres de la derrota. Dentro del oficialismo se incuba un debate acerca de las responsabilidades de los Ministerios de Seguridad y de Gobierno en las tareas preventivas y de contención del gremialismo contestatario. Afuera del mundo gubernamental se atribuía todo a la impericia del alperovichismo en la movilización de masas. Con todo, el Presidente no se escandalizó con el revés de Alperovich porque está curtido en múltiples avatares.
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