Así como en la intimidad la alegría por haber logrado un triunfo histórico en La Paz duró lo que una bocanada de aire fresco sobre los 3.650 metros de la ciudad boliviana, el descanso hoy es palabra prohibida en Atlético. No se trata de un capricho sino de una necesidad, porque si bien el “Decano” voló en la Copa Libertadores, también debe hacerlo el fin de semana en la Superliga, el torneo que funciona como cimiento para cualquier ilusión internacional. La rueda sigue girando sin piedad.
Y así como el jueves a la madrugada el plantel llegó a Tucumán, por la tarde ya se estuvo entrenando pensando en Unión, su visitante del domingo, a las 15.30 -y también en The Strongest, al que volverá a ver el próximo miércoles, pero en el Monumental-. “Por suerte no hubo que lamentar lesionados, pero los chicos están fundidos”, le decía a LG Deportiva un allegado al grupo que vive el día a día con los jugadores.
El cansancio obliga a la rotación, es cierto. “Se nos vienen dos partidos importantes”, decía Rodrigo Aliendro, el que nunca para, el que el siempre quiere estar, casi aclarando que él no necesita de licencias. Sin embargo, con lo que corrió el miércoles, difícilmente Ricardo Zielinski lo arriesgue, y más teniendo en cuenta que los próximos dos partidos por la Copa son en casa y pueden suponer una gran chance para que la clasificación a los octavos de final sea un hecho. O al menos está cerca.
“Este equipo, a donde va, siempre deja bien sentado el nombre de Atlético Tucumán”, afirmó el técnico, cuya encrucijada será ver cómo hace para no retocar demasiado el “11” ideal que recibirá al “Tatengue” sin perder la esencia. Un poco porque Atlético busca el boleto de la Sudamericana 2019, y otro porque los puntos que sume ahora el “Decano” serán de gran ayuda para el promedio que viene.