Vinculan a un ex integrante de la familia Orellana con una banda narco y un doble crimen

Vinculan a un ex integrante de la familia Orellana con una banda narco y un doble crimen

El sospechoso es ex yerno de Miguel “Piki” Orellana, el hermano de los mellizos que cumple condena en el penal de Villa Urquiza.

EN TRIBUNALES NEGÓ TODO. Samuel Morales declaró ante la Justicia en el debate oral por el crimen de los dos policías en Río Colorado. la gaceta / foto de josé nuno (archivo) EN TRIBUNALES NEGÓ TODO. Samuel Morales declaró ante la Justicia en el debate oral por el crimen de los dos policías en Río Colorado. la gaceta / foto de josé nuno (archivo)

La investigación de “La Banda de Mario” tuvo un inesperado giro. Uno de los detenidos en el operativo “Bagayo blanco”, con el que se puso fin a la organización que supuestamente trasladaba hasta 100 kilos de cocaína semanales para distribuirlos en la provincia, fue mencionado en el juicio por el homicidio de dos policías en Río Colorado y en el que también fue nombrado Nicolás Orellana, hijo de Miguel “Piki” Orellana, que cumple una condena de 35 años en el penal de Villa Urquiza. Este último es hermano del diputado nacional José Orellana y del legislador Enrique Orellana.

El viernes, personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal ingresó a un domicilio de Famaillá porque sospechaba que allí funcionaba una especie de depósito de droga. Los investigadores se encontraron con una repisa cargada con decenas de zapatillas de todas las marcas; cuatro armas (dos pistolas nueve milímetros, un revólver calibre 32 largo, una escopeta 11/70); casi $100.000 en efectivo y, oculto debajo del asiento de una moto, medio kilo de cocaína. El dueño de la casa fue arrestado, al igual que otras 10 personas que formaban parte de esta organización.

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En la sede de los federales, el sospechoso fue identificado como Samuel Morales. A las pocas horas recibieron la información de que el acusado había sido mencionado en un juicio y que estaba siendo investigado por haber acabado con la vida de dos policías en una localidad muy cercana a Famaillá.

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Móviles desconocidos

El crimen ocurrió en marzo del 2015. Poco antes de la medianoche, dos sargentos que prestaban servicios en la comisaría de Río Colorado habían salido en una moto particular a la ruta 157, presuntamente a verificar un automóvil que estaba estacionado en una garita de colectivo. Al acercarse, fueron acribillados. Alberto Antonio Valdez recibió cinco balazos y Ángel Ernesto Vélez, dos. “Los imputados efectuaron más de 10 disparos a los efectivos”, acusó en el pedido de elevación a juicio la fiscala Adriana Reinoso Cuello. En ese escrito la funcionaria señaló que se desconocía el móvil del ataque.

“En Famaillá vuela una mosca y la culpa es de mi familia”, dijo José Orellana

Durante la investigación surgieron varias versiones. Una de la más fuertes era la de una supuesta pista narco, pero jamás se pudo encontrar una prueba para que confirmara esta pista. Las fuerzas federales, por los dichos de algunos testigos, también indagaron, pero no encontraron indicios suficientes como para acusar a alguien.

En septiembre pasado comenzó el juicio, que se caracterizó por las situaciones polémicas que se registraron. En una de las últimas audiencias, Sebastián “Monedita” Jaime, uno de los acusados, rompió el silencio que había mantenido durante años. Dijo que los otros imputados por el doble crimen, Juan Carlos Tártalo y José Carlos Acosta, no tenían nada que ver en los homicidios y que los verdaderos autores habían sido Nicolas Orellana (hijo de “Piki”) y Morales.

“Morales y Orellana me citaron. Fui a comprarles marihuana y ‘merca’. En un momento, recibieron un llamado. Alguno dijo ‘ahí vienen’. Nicolás me dijo que me fuera, pero Samuel me dijo que me quede, y que viera lo que viera, no dijera nada porque se iban a desquitar con mi familia”, le dijo a los jueces Fabián Fradejas, Juana Juárez y María Alejandra Balcázar. También dijo que antes del crimen, uno de los apuntados le dijo al otro “¿qué, los policías te pidieron más seña?” y el otro respondió: “ya lo vamos a arreglar a eso”.

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El imputado también explicó por qué nunca había dado esa versión. “Nicolás Orellana me tenía amenazado. Me decía que lastimarían a mi familia y además cuando fui trasladado al penal de Villa Urquiza me encerraron en el mismo pabellón que ‘Piki’, el padre de Nicolás. Siempre me daban ropa y comida”, indicó en el juicio.

La declaración de Jaime generó un revuelo en el juicio por el crimen de los policías. Juan Luis Hermosa, defensor de Acosta, pidió que se citara a declarar a los Orellana y a Morales, los tres nuevos mencionados en la causa durante el debate. Por oposición de la fiscala, sólo lo hizo el último.

El supuesto líder de los traficantes tenía un perfil bajo

“No conozco ni a los policías ni a Jaime. A Tártalo y a Acosta sí, del barrio. Nicolás Orellana es mi ex cuñado. La noche del crimen, dejé a Acosta en su casa con mi moto y me fui a dormir. No tengo causas ni armas, ni sé nada sobre este hecho”, narró el sospechoso.

Días después, en medio de grandes polémicas, el tribunal dio a conocer su fallo. Sentenció a 16 años de prisión a Jaime, la persona que contó la nueva versión del hecho y absolvió a los otros dos acusados que estuvieron privados de su libertad durante dos años y medio. Los jueces también pidieron que se volviera a investigar el caso. Y la detención de Morales, por tráfico de droga y tenencia de armas, dejó abiertas las puertas para que sea imputado por el hecho.

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