A meses largos de haber cumplido la mayoría de edad, Augusto Batalla habla con la seriedad de quien podría hacerlo cuando llega al ocaso de su vida, y que lo ha visto todo: intenta clarificar cada palabra con un tono y mirada firmes. Es todo nuevo lo que está viviendo el arquero, casi al punto de que él mismo compara la experiencia con un renacimiento.
Lo no dijo así de literal, pero lo transcribió en una frase que describe su vida en el ambiente del fútbol: “me crié en River, a partir de los cinco años y medio. Fue el lugar donde comí, dormí, estudié; reí y lloré. Y fui el hombre más feliz del mundo, porque me brindé al máximo”. El viernes comenzó una nueva etapa, el arquero, la celeste y blanca con Atlético, y por ello agradeció al cielo. “Gracias a Dios estoy en el club donde quería estar”, reconoció en un tono tan comprador que alguien podría haber confundido su melodía con la de un encantador de serpientes.
Pero Batalla no sólo encantó con su discurso, lo hizo con hechos. Se bajó del último avión el viernes a la noche y cuando llegó a la concentración intentó presentarse ante todos sus colegas. Fue el primero en llegar al desayuno de ayer. Lo mismo en el vestuario del complejo de Ojo de Agua. “De a poco me voy a ir amoldando. La verdad, me han recibido de la mejor manera; los chicos, todos muy buena onda”, sostuvo el nacido en Hurlingham durante la conferencia de prensa que le sirvió a la CD para presentarlo oficialmente como flamante refuerzo de Atlético.
River es River. River se mueve a partir de su propio mundo y también mueve otros. De hecho, aunque no lo haya mencionado on the record, dio la sensación de que River es parte de la historia que Batalla desea cerrar. “River me ha dado todo, le voy a estar eternamente agradecido. Le decía a mis amigos que yo tuve la suerte de poder usar la camiseta que seguí desde chico”.
Llegó el momento de charlar sobre los desafíos, sin importar dónde fueran para él. “La realidad es que soy de los que piensan que el interior o Buenos Aires es lo mismo. Tuve la posibilidad de vivir en Córdoba, casi La Pampa. Entonces, cuando venís al interior y te reciben de buena manera, no hay prejuicios. Yo no tengo prejuicios con la gente del interior, y la que estuvo conmigo estos días y me hizo llegar su cariño, tampoco lo tuvo conmigo. Somos Argentina, eso es lo que hay que entender -enfatizó-. Algunos tenemos un acento, otros tenemos otros, pero porque somos de diferentes lugares”. Punto.
Sentirse a gusto. Esa fue la sensación posterior de Batalla tras su primera tanda de entrenamiento en el “José Salmoiraghi”. “Pude tener bastante trato con Cristian Lucchetti, que me recibió de excelente forma. Charlamos un poco... Cuando uno llega a un lugar que no conoce y la gente se le brinda, sabe que tiene con quién contar. Es muy importante eso”, reconoció Batalla, a gusto de estar en el “Decano” y entrando en contacto con sus nuevos compañeros, porque poco y nada conocía de ellos. “(Javier) Pinola me habló de (Cristian) Villagra y (Carlos) Auzqui de (David) Barbona, pero nada más. Me han recibido de la mejor manera”, insistió.
Ante una variada oferta, Batalla volvió a dejar en claro que Atlético fue su prioridad, por toda la competencia que tendrá por delante. Claro está, la Copa Libertadores fue su mayor tentación. “Totalmente. Cuando uno busca competencia, busca de ese tipo. Atlético va a hacerlo por segunda vez, con un plantel conformado que sigue creciendo. Y yo vine a sumar desde donde me toque -aclaró-. Ojalá sea dentro del campo, que es lo que busco”, sostuvo sabiendo que la lucha por el puesto de titular será mano a mano con Alejandro Sánchez, al menos hasta que regrese Cristian Lucchetti.
Motivación le sobra a Batalla. “Todo me motiva. La ciudad, la gente, el club, La competencia y, por supuesto, el desafío de aceptar nuevos caminos.”