“Mucha gente se alegra o aplaude cuando la víctima de un robo, para defenderse, mata al atacante. Lo hacen porque no tienen la más mínima idea de lo que les sucede. Los que viven esta situación sufren un verdadero calvario y les puedo asegurar que es muy probable que no se recuperen nunca más, dijo Álvaro Zelarayán, defensor del comerciante que acabó con la vida de un supuesto ladrón al que descubrió robando su corralón.
Frustración, bronca, miedo, desesperación y dolor. Todas esas sensaciones galopan por la cabeza de las personas que quedan vinculadas en hechos de estas características. “Literalmente puedo decir que mi familia se desmembró por un hecho de estas características”, dijo Alejandra. “Mi esposo es uniformado y cuando estaba esperando para ir a trabajar lo atacó en la puerta de la casa un chico para quitarle el celular. Repelió el ataque y disparó. Después se enteró de que el acusado tenía un arma de juguete. A partir de ese momento comenzó un infierno”, explicó.
Ella es abogada penalista. Jamás imaginó que caminaría por los pasillos de Tribunales averiguando por el sobreseimiento de su pareja. “La fuerza se portó muy bien. Lo protegió dándole el traslado de manera inmediata para que no sufriera ninguna represalia. No le gustó mucho, porque me tuve que quedar, embarazada y con tres chicos que debían terminar la escuela”, contó en una charla con LA GACETA.
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“Es una situación muy angustiante porque no sabés qué te puede pasar. Si bien es cierto que nunca sufrimos ningún tipo de represalia ni amenaza, pero uno nunca sabe; es un hijo y entendemos el dolor del padre. Mi hijo nacerá casi al mismo tiempo que terminen las clases. Ahí me marcharé a reencontrarme con mi marido, para tratar de rehacer nuestras vidas”, explicó.
La abogada contó que su esposo pasó por momentos muy difíciles. “Y se puso peor cuando se enteró de que el fallecido tenía un hijo de un año. Me propuso que lo adoptáramos para compensar alguna manera. Ahí hablé con él y le dije: ¿qué hubiera pasado si él te robaba el arma? O tendrías problemas en tu trabajo o te hubiera matado. Eras vos o él”, concluyó.
Otra realidad
Zelarayán también contó el calvario que sufrió su defendido. “No sólo tuvo que mudarse a otro barrio, sino cerrar el local y abrir otro nuevo en otro lugar, con todo lo que significa empezar de nuevo y continuar con un proceso judicial desgastante”, destacó.
Abogados advierten que la crisis puede empeorar
“El sufrió represalias cuando estuvo detenido. Los familiares de la víctima no sólo atacaron sus propiedades, sino que también las de su familia política. Una noche apedrearon la casa de su suegra, que recibió un proyectil en la cabeza, por lo que tuvo que ser internada”, relató el abogado a LA GACETA.
Zelarayán aseguró que su defendido vive en un estado de angustia permanente por todo lo que vivió. “Él reaccionó así porque no era la primera vez que le robaba la misma persona. Es como si hubiera explotado y fue tras sus pasos, pero jamás se imaginó que los ladrones estarían armados y le dispararían. Se defendió para salvarse y ahora está afrontando un cargo de homicidio. No entiende cómo llegó a esta situación, porque lo único que él pretende es seguir trabajando y ser feliz a la par de su familia”, concluyó.
“Mi marido estaba tan desesperado que pensó hasta adoptar al hijo del chico que había matado en el enfrentamiento”.