Pedradas a vehículos, versiones sobre clientelismo y afiches de campaña quitados con urgencia ante la aparición de las cámaras fueron algunos de los episodios que tensionaron los comicios en el sur de San Miguel de Tucumán. En estos incidentes estuvieron involucrados tanto el oficialismo como Cambiemos, cuyos representantes se alternaron el rol de denunciantes y denunciados.
“Hay tres autos hechos pedazos”, contó un vecino de la calle Frías Silva al 2.800, donde se encuentra la Escuela Obispo Colombres. Minutos antes, tres personas que circulaban en moto habían lanzado piedras contra los vehículos que se usaban para trasladar a los fiscales generales de Cambiemos. Policías y vecinos caminaban de un auto a otro para revisar los daños, y el ambiente todavía estaba tenso. “Eran tres personas en una (moto) CG negra, amenazaron con buscar ‘fierros’ (armas de fuego) y volvían”, dijo uno de los partidarios de la oposición.
“Venimos por el tema del almuerzo, no somos votantes de acá”, explicó José Frías, fiscal general macrista, que atribuyó los hechos de violencia al Frente Justicialista. “Debe haber sido algún dirigente del oficialismo o del legislador (Reneé) Ramírez que vive por la zona”, especuló.
Karina Suárez, otra de las dirigentes de Cambiemos para el Bicentenario, dijo que esta no era la primera vez que vivían ese tipo de situaciones. “Todos los años tenemos problemas todo el tiempo”, contó. “Están increpando, están haciendo daño a la gente. Te siguen y te sacan fotos”, relató Suárez.
Tensión en un almacén
Las cámaras incomodaron a quienes se encontraban en la puerta de un local cubierto de afiches de Cambiemos. Según fiscales del Frente Justicialista, en Diagonal Sur y Próspero Mena había militantes macristas que entregaban vales de compra a los votantes. En esa ubicación, más de 10 personas estaban paradas en la puerta de un inmueble en el que diversos carteles mostraban los rostros de José Cano (UCR) y Beatriz Ávila (Peronismo del Bicentenario), candidatos de Cambiemos.
Cuando llegó LA GACETA, en cuestión de segundos, la puerta del inmueble quedó desierta. Unos se alejaron mientras que otros fueron a una ventana contigua en la que funcionaba un almacén. Alguien arrancó uno de los carteles de Cano y de Ávila de forma apresurada, y quienes quedaban en la vereda ingresaron al local y cerraron el portón.
“¿Por qué filman?”, preguntó, molesto, uno de los que estaban en la ventana del almacén. Cuando escucharon sobre las denuncias por prácticas clientelares que se habrían llevado a cabo en esa ubicación, los presentes negaron cualquier tipo de irregularidad. “No es sede esto, es mi casa y yo vendo en mi almacén”, dijo Marta, dueña del local. Aseguró que no se trataba de una sede política e insistió en que no estaba involucrada en la elección. Consultada sobre los afiches que estaban exhibidos en el lugar, respondió: “los tengo porque me gustan, yo soy de Cambiemos”.
Según fuentes judiciales, sobran los dedos de una mano para contar las denuncias formales sobre anomalías electorales en la Capital. Sin embargo, el fuego cruzado entre el oficialismo provincial y los representantes del macrismo marcó una jornada en la que, al hablar de presuntas irregularidades, ninguna de las dos fuerzas políticas mayoritarias quedó a salvo.