Frente a un incendio en un vehículo, reaccionar con velocidad es clave. Así lo indicaron especialistas, quienes señalaron que los matafuegos reglamentarios que debe portar un auto sólo sirven para combatir un principio de incendio. Opinaron que estos dispositivos serían de poca utilidad frente a un incendio como el que se produjo tras el siniestro en el que falleció el traumatólogo Pablo Nuova.
“Para apagar (el fuego) se lo tiene que agarrar en el comienzo. Si está muy avanzado, no va a servir”, advirtió Yoli Di Corantonio, quien trabaja en La Casa del Matafuegos. Desde la empresa NOA Matafuegos coincidieron, y explicaron que el dispositivo reglamentario es de 1 kilo y debe ser de tipo ABC. Las letras significan que el aparato contiene polvo químico y es capaz de combatir fuego originado en productos sólidos, instalaciones eléctricas y combustibles líquidos.
Según la normativa impuesta por Defensa Civil, este tipo de matafuegos debe ser revisado y recargado después de un año. Los trabajadores consultados aclararon que es posible que el dispositivo siga funcionando correctamente algunos meses después de vencido el plazo, pero insistieron en la importancia de llevar a cabo la revisión anual para evitar cualquier inconveniente. El procedimiento consiste en vaciar el dispositivo, revisar que los mecanismos sigan funcionando correctamente y recargar el contenido. Una vez finalizado el trabajo, el matafuegos es señalado con una etiqueta en la que se indica quién hizo la revisión y cuál es el plazo de vigencia en el que puede ser utilizado. Cualquier matafuegos de uso químico se usa una sola vez, subrayó Di Colantonio. “Una vez que gatilles, es decir que acciones la palanca, lo tenés que recargar. Eso es porque la presión se va. Tal vez no has tirado todo el polvo, pero no queda presión”, explicó.
Como un sifón de soda
“Lo principal es saber sacarle el precinto de seguridad”, indicaron los especialistas. Los matafuegos que se necesitan en un auto pueden tener precintos de dos tipos: una cinta de papel o una traba metálica. En ambos casos el dispositivo puede ser liberado manualmente, sin necesidad de tijeras u otras herramientas. Una vez habilitado el aparato, el usuario debe tomar una distancia prudencial -de un metro y medio o dos- y apuntar hacia la base del fuego. “Apunto y gatillo como un sifón de soda que larga un chorro de polvo”, señalaron.