Gustavo Jatib - Especial para LA GACETA
“Las minitas de los músicos esperan abajo”. Con esa frase peyorativa, un patovica frenó a Patricia Sosa cuando intentaba subir al escenario para cantar en un show de su banda. Corría 1982 y la llegada de las mujeres al rock no era asimilada por ese mundo cerrado que conformaban los rockeros. “El rock era machista y discriminador”, diría Sandra Mihanovich años después.
La realidad es que desde los comienzos del movimiento, apenas dos mujeres habían tenido alguna participación: Gabriela, que grabó un disco solista en 1972, y luego formó un dúo junto a su pareja Edelmiro Molinari (ex Almendra); y María Rosa Yorio, que fue una de las voces de PorSuiGieco, banda formada a fines del ‘75, luego de la separación de Sui Generis, por Charly García, Nito Mestre, León Gieco y Raúl Porchetto.
Protagonistas
Fue recién en el efervescente renacimiento de 1982 cuando surgieron otras voces femeninas que se hicieron oír. La Torre fue una banda de hard rock que explotó en el festival B.A. Rock de ese año, cuya voz y alma mater fue Patricia Sosa, junto a su pareja Oscar Mediavilla, guitarrista, compositor y arreglador del grupo. Grabaron cinco discos de estudio y uno en vivo, y se disolvieron en 1989 dejando clásicos como “Sólo quiero rock and roll”, “Estamos en acción” y “Colapso nervioso”. Ese año Patricia empezó su exitosa carrera solista, volcada a un estilo más melódico, y hasta hoy grabó nueve discos de estudio y dos en vivo, con grandes temas.
“Mirá que las mujeres no venden”, le dijo el presidente de un sello discográfico al productor Ricardo Kleinman, quien proponía grabar un disco de Sandra Mihanovich. Pero no sólo vendió mucho Sandra, si no que fue la primera mujer que llenó Obras, en octubre del ’82, con dos funciones en la misma noche. Si bien nunca fue aceptada ni incluida en el círculo clásico del rock, lo cierto es que interpretó canciones populares con bandas bien rockeras, y su exquisita voz la colocó entre lo más destacado de los años ’80, con una carrera notable a lo largo de los años y hasta el presente.
Celeste Carballo fue otra de las cantantes que irrumpieron en 1982, como una especie de Janis Joplin vernácula. Dueña de una voz extraordinaria y un espíritu blusero, su primer disco “Me vuelvo cada día más loca” tiene joyas como “Una canción diferente” (a dúo con David Lebón), “Querido Coronel Pringles” y “El último blues”. Luego formó parte del disco y gira “Por qué cantamos” junto a Mestre, Baglietto y Oveja Negra; y en 1987 armó el dúo Sandra y Celeste, junto a Mihanovich, que tuvo mucho éxito reflejado en la venta de discos y shows durante dos años. Hasta hoy Celeste ha editado 15 discos, el último de ellos publicado el año pasado.
La rosarina Silvina Garré es una de las grandes figuras surgidas de la trova que acompañó a Juan Carlos Baglietto en su desembarco en Buenos Aires. Dueña de una voz exquisita, a partir de 1983 empezó una brillante carrera solista editando “La mañana siguiente”, su primer disco en el que interpreta canciones de otros autores. Pero fue su tercer trabajo, “Reinas de pueblo grande”, con mayoría de temas propios, el que le dio reconocimiento. De sus 15 discos, se destacan también el vivo junto a Baglietto en el Teatro Ópera; un homenaje a sus orígenes llamado “Trovas rosarinas” grabado en 2011, y “Archivo Jobim” junto a Litto Nebbia, de 2016.
Puro éxito
En 1987, Hilda Lizarazu forma Man Ray con Tito Losavio en guitarras. Se trató de un grupo netamente pop donde brillaba la voz de la correntina, que empezó como fotógrafa del rock, luego fue cantante de Los Twist y terminó siendo una de las principales animadoras de la escena local. Con canciones como “Caribe sur”, “Sola en los bares” y “Olvídate de mí”, el segundo álbum del dúo editado en 1989 bajo el nombre “Perro de playa”, fue Disco de Oro y les dio masividad y reconocimiento. Paradójicamente, luego del éxito disuelven la banda e Hilda inicia su carrera solista donde se destacan también sus años como corista de Charly en distintas formaciones. En 2013 volvió Man Ray con un nuevo disco y algunos conciertos, hasta hoy.
Viuda e Hijas de Roque Enroll se formó en 1983 con cuatro mujeres: Mavi Díaz en voz, María Gabriela Epumer en guitarra, Claudia Sinesi en bajo y Claudia Ruffinatti en batería. Con un estilo que mezclaba twist y pop, y mucho sarcasmo en sus letras, grabaron tres discos de estudio y tuvieron su minuto de gloria llenando un Luna Park en 1986, para luego separarse. “Lollipop”, “Bikini a lunares amarillos” y “Plata plata” fueron algunos de sus hits.
Fabiana Cantilo es una de las voces más importantes del rock local. A comienzos de los ’80 Integró las Bay Biscuits, quienes animaban con canciones y performances los míticos happenings del Di Tella y otros sitios del under. Luego fue cantante de Los Twist (participó sólo en el primer disco) e inició su carrera solista en 1985 grabando su primer álbum con producción de Charly García. A partir de ahí alternó coros en las bandas de García y Fito Páez, mientras continuaba editando sus propios trabajos.
En 1991 llega “Algo mejor”, uno de sus mejores discos, producido por Fito, con hits como “Mi enfermedad”, “Mary Poppins” y “Arcos”. Continuó su carrera con altibajos hasta que en 2005 editó “Inconsciente colectivo”, un homenaje al rock nacional donde versionó temas de Los Redondos, Calamaro, Soda Stéreo y el propio Páez, entre otros. El álbum fue Disco de Platino y obtuvo los premios Konex y Gardel. Este trabajo tendría una continuidad en 2009 llamado “En la vereda del sol”, con nuevas versiones de temas clásicos. Con 12 discos solistas y participación en otros 30 álbumes más, Fabiana es la indiscutida “Princesa del rock argentino”, una verdadera rockstar.