Antes de los alegatos y el fallo de los jueces, el guardiacárcel Daniel Albornoz tuvo un careo con Jorge “Jazo” Acevedo, a quien acusó de dispararle en la pierna. Aunque en el cruce ambos de trataron de “usted” en todo momento, jamás se pusieron de acuerdo con sus versiones del episodio e incluso llegaron a reprochar que el otro le había arruinado la vida. Sobre el final, la víctima -que luego perdió la pierna- le dijo que lo perdonaba y le dio un apretón de manos.
-Albornoz: El 19 de junio de 2011, usted entró con otra persona al almacén donde yo estaba comprando. Yo forcejee con el que entró con usted. Terminamos detrás del mostrador. Usted entró con un arma apuntando al almacenero.
-Acevedo: ¿Me está viendo bien a mí?
-Albornoz: Sí.
-Acevedo: ¿Está seguro?
-Albornoz: Sí.
-Acevedo: Júrelo por Dios.
-Albornoz: Lo juro por Dios. Me ha pegado un tiro. Después de que caigo, me agarran a patadas entre los dos. Lo que no puedo decir es quien me quitó el arma.
-Acevedo: ¿Usted cobró algo para decir esto?
-Albornoz: Ni una moneda.
-Acevedo: Diga la verdad.
-Albornoz: No he cobrado nada de nada.
-Acevedo: Usted dijo que fue un morocho el que le pegó un tiro.
-Albornoz: No dije que fuera morocho.
-Acevedo: Y que usted estaba con una modelo.
-Albornoz: Jamás estuve con una modelo. Ingresé solo al local. Salí solo del penal e ingresé solo al local.
-Acevedo: No creo que diga la verdad usted delante de su señoría. Para mí esto fue una tortura. Es más, me inyectaron VIH. Usted me está arruinando.
-Albornoz: Yo no le arruiné nada. Usted me arruinó a mí.
-Acevedo: ¿Por qué dice que soy yo? Si no me conoce. Solamente vio fotos en el diario, nada más.
-Albornoz: Yo lo vi un par de veces en el penal. Lo reconozco cuando usted ingresa al almacén. Usted entró primero con el arma. El que entra después es con quien yo forcejeo.
-Acevedo: Está equivocado señor. Acaba de decir que yo entré segundo.
-Albornoz: Mientras yo forcejeaba con su compañero, usted vino y me disparó.
-Acevedo: Con todo respeto señor, ahora hablará la Justicia.
-Albornoz: Yo a pesar de todo, te perdono.