El oficialismo festejó un contundente resultado en las PASO y aspira a lograr tres de cuatro bancas
El barullo del salón Blanco se escuchaba desde la planta baja de la Casa de Gobierno. Frenéticos, dirigentes y comisionados comunales con sus teléfonos celulares armaban su propio escrutinio, basados en los números que iban cantando los fiscales de su espacio. Eran las 21 y el runrún ya adjudicaba casi el 49% de los votos al Frente Justicialista. Las expectativas eran grandes. Alrededor de las 21.10, el animador habló de un triunfo “rotundo” sobre el “candidato de (Mauricio) Macri”, a quien no llamó por su nombre en ningún momento. Los cánticos estallaron y la marcha peronista se intercaló con algunos “es para (José) Cano que lo mira por tevé” y un “volveremos, volveremos”. La alegría se iba transformando en exaltación.
Minutos después, comenzaron a pasar por la tarima precandidatos y ministros. Las fuertes críticas al macrismo quedaron en la campaña. La segunda de la lista, la bandeña Gladys Medina, afirmó exultante que, como de costumbre, habían arrasado en el Este. El tercero, Pablo Yedlin, comentó que mediante las urnas, los tucumanos sugerían que algunas políticas nacionales debían ser revisadas y que la grieta debía quedar cerrada. Llegó el turno del apoderado del frente, el legislador Marcelo Caponio. Interpretó que el resultado no era otra cosa que la ratificación de los liderazgos de Juan Manzur, Osvaldo Jaldo y José Alperovich. Fue el primero -y sería el único- que lo mencionó. En ese momento, el público bramó: “José, José”. El parlamentario tuvo que quedarse en silencio unos segundos. A las 22, las puertas del antedespacho se abrieron y entraron Manzur, Jaldo y Alperovich. Y llegaron los brazos en alto y los dedos en “V” se fueron transformando. Sumaron un dedo, indicando las tres bancas con las que se quedarían en caso de repetir en octubre el resultado de anoche.
“Fue una elección en paz y con mucha participación”, celebró Manzur sepultando los fantasmas del escándalo de 2015 y de la apatía ciudadana. “Nuestro espacio está ganando por amplio margen ¡Vamos!”, gritó. Alperovich mantenía una mano sobre el hombro de su sucesor y Manzur, la suya sobre el de Jaldo. El gobernador advirtió que este sólo había sido un paso y que hoy había que salir a redoblar esfuerzos “para que a Tucumán le vaya bien y a la Argentina también”. “¡Vamos matador!”, se escuchó cuando Jaldo agarró el micrófono. El sonrió, guiñó un ojo. Si bien los números lo dejaban con gran ventaja para octubre, fue cauto. Agradeció a la militancia y a las otras ocho listas que participaron en la interna del Frente. Detrás de él estaban sus ex contendientes José Vitar y Juan Carlos Mamaní, entre otros dirigentes.
“¡Vamos todavía!”, arengó Manzur. Otra vez levantaron los brazos. Alperovich se acercó a la dupla gobernante. Los tomó a ambos del cuello para abrazarlos juntos. El barullo seguía, dando cuenta de que las grandes expectativas habían sido superadas.