Quieren saber cuál es la realidad de la obra social de los universitarios, Asunt, y por eso se comenzaron a reunir desde hace tiempo. Son un grupo de 25 afiliados, algunos no docentes, otros docentes y hasta jubilados de la universidad. “Esto surgió a raíz de dos situaciones: lo que las autoridades de la obra social han dicho sobre el déficit operativo que hay, y porque vemos con preocupación que los que deben hacer algo no han manifestado su preocupación”, resumió Sergio Abril, médico no docente que trabaja en ASPE (obra social de los estudiantes) y además es auditor.
Tanto Abril como Walter Díaz (docente); Yolanda Vaca (jubilada y ex consejera directiva de Asunt), Lina Díaz (no docente) y Julia Carreras (docente) coinciden en que los directivos de Asunt, que preside Diego Silvera, no han publicado un plan de salvataje, y que tampoco desde el Consejo Superior han manifestado preocupación ni el gremio docente se ha expresado por la situación económica.
“Las autoridades del Rectorado son responsables del desguace de la obra social a favor de Osfatun (obra social no docente). Incluso cuenta con el apoyo de la rectora (Alicia Bardón), quien acompañó cuando se inauguró un centro en la Quinta Agronómica”, mencionó Abril.
¿Qué es lo que quieren? Este grupo de afiliados “autoconvocados” asegura que quieren constituirse en una asamblea que vele por esta institución. Sostienen que el mayor obstáculo hoy es que no está constituida como obra social, por lo tanto no cuenta con los beneficios que tienen las que sÍ lo son. “Nuestro temor es que en poco tiempo esta obra social no exista y nos inviten a pasarnos a Osfatun”, agregaron.
Las preocupaciones que manifiestan los afiliados en algunas oportunidades se hicieron visibles en las sesiones de Consejo Superior. En especial, cuando se cuestionó una resolución anterior que permitió la libre afiliación. Esto significó la lenta salida de muchos afiliados hacia la obra social no docente, que depende del gremio Apunt, conducido por Ángel “Zurdo” Morales.
“Permitieron que se vayan, pero no hubo una política seductora para que otros vengan”, opinó Abril.
El afiliado recordó que cuando fue consejero estudiantil (unos 30 años atrás) la obra social daba superávit. “Fue ahí cuando comenzó a convertirse en una financiera que otorgaba préstamos a los afiliados”, mencionó. Dijo que esto fue el inicio de una serie de desmanejos que hoy han dejado muy débil a la obra social. EL grupo reclama de las autoridades políticas concretas para recuperarla.
En diciembre habían calculado un déficit de $13 millones, pero luego lo bajaron a $6,6
Las proyecciones para 2017 eran negras en diciembre de 2017 porque los primeros cálculos arrojaban un déficit de $13 millones para 2017. La situación había sido catalogada de muy grave en un informe interno que se le entregó a la rectora. La Comisión de Hacienda pidió al presidente de la Acción Social Universitaria, Diego Silvera, que revisara y tratara de disminuir ese déficit calculando los ingresos y las jubilaciones.
A los días se presentó un nuevo presupuesto que disminuía el gasto en algunos ítems (sueldos, gastos administrativos y reconocimientos de Farmacia) por un total de $ 9 millones. Además, incrementaba los “ingresos operativos” en más de $1 millón y bajaba los “egresos operativos” en casi $5,5 millones. Toda esta ecuación matemática logró establecer un nuevo parámetro para el déficit de este año, en $ 6,6 millones. Paralelamente, Silvera manifestó que estaba en tratativas con la Nación para que se integrara a Asunt como obra social. Si esto sucede, entonces, la UNT ya no tendría injerencia en esta institución.
Había, además, un planteo ante el PAMI para “compartir” las prestaciones de algunos afiliados que al jubilarse pasan también a formar parte de esta prestadora. Hubo cambios de autoridades en la obra social de los jubilados, así que no se produjeron novedades.