La violencia y Hofer (I)
Como madre de un ex gymnasista, abuela de dos y ex profesora de cientos egresados de mi apreciadísimo Gymnasium universitario, leí forzadamente, pues no lo considero de lectura obligatoria a su autor, el pequeñísimo espacio (“Hofer criticó el entorno de los adolescentes”, 25/5) que el secretario de Seguridad de la Provincia dedicó por primera vez en la semana al drama que estamos viviendo los tucumanos, todos los tucumanos. Un hijo de tucumanos, joven de 17 años que cursaba el último año de secundario, perdió la vida en las calles violentamente y con ello se truncaron todos sus sueños, todas sus expectativas, perdiendo la patria, un valor del futuro. Este secretario de Seguridad no sintió la necesidad de hacer un mea culpa como le correspondía en primer lugar; lanzó una frase exculpatoria preguntándonos a todos los dolientes (así nos consideramos) si nos parecía normal que él “tenga que disponer de entre cinco o seis efectivos solamente para estar en esa esquina cuando es una problemática de adolescentes”... y a continuación de esa muestra de desconocimiento supino de su función y desprecio por la edad y potencialidad de Matías y de los otros heridos, lanzó otra frase que marca su estatura real: “muchas veces los responsables de los colegios y los padres no se involucran”... Mayor ausencia de conocimiento, mayor falta de empatía puesta de manifiesto, mas aún después de escuchar el discurso de sus compañeros al momento de despedirlo, después de leer sendas cartas públicas de universitarios como la doctora Susana Maidana (“Mirar para otro lado”, 21/5); como el ex gymnasista Nacho Jurao, quien nos dice con dolor y con gran pesar: “Todos matamos a Matías”; y previo a ello se confiesa sin ningún pudor que nunca se fue a las piñas porque nunca aprendió a pelear, e informa que estos encuentros en Burger King eran mucho más concurridos hace un par de años; y se imputa a sí mismo, como a todos los que alguna vez pasamos por el lugar o nos quedamos mirando, como él, y con la policía siempre ausente, el tener las manos tintas en sangre por ser también quienes matamos a Matías. El ideario gymnasista es “no a la violencia”; y el resultado de la pelea del viernes se lo podría demostrar aritméticamente, señor secretario de Seguridad: tres chicos heridos, uno de muerte, otro gravemente con armas, y un tercero con una manopla en la cara. Ellos, gymnasistas, ellos se defendían, ellos no atacaban, ellos no tenían armas. Señor secretario de Seguridad, dos más dos no es cinco y nunca lo será. En LA GACETA de ayer se puede apreciar la marcha de los compañeros de Matías y los rostros de dolor de ellos y de sus profesores; esos rostros, señor Hofer, piden un abrazo a gritos y no una crítica a su colegio ni a sus padres. Un consejo de mi parte y de los hoy hombres de bien que pasaron por mis aulas en la Facultad de Derecho: “Zapatero, a tus zapatos”.
María del Pilar Prieto
La violencia y Hofer (II)
“La venganza no va a ser lo nuestro” y “vamos a cortarla acá”, es la postura de los compañeros del joven asesinado durante la despedida en el Gymnasium. ¿La postura del Gobierno? “Es una tragedia que enluta a los tucumanos y creo merecemos una reflexión como sociedad ante estas situaciones” (Manzur). “¿Todos somos responsables?” En octubre de 2016, hace siete meses, hubo una batalla campal entre cientos de estudiantes. “Arrancaron golpeándose en Plaza Urquiza y siguieron por 25 de Mayo hasta Plaza Independencia”. Muchos olvidaron “convenientemente”, como el gobernador, este acontecimiento. Las responsabilidades de colegios y escuelas son claras: deben intervenir porque sus alumnos están involucrados. Con la responsabilidad del Estado, representado en el Gobierno, de resguardar a los estudiantes en la calle, ¿qué pasó? Saben que todos los viernes se juntan en Santiago y 25 de Mayo cientos de estudiantes. ¿Qué tarea de prevención realizaron? ¿Alguna solución encontraron? Una persona cualquiera puede olvidar lo que anteriormente sucedió. “Pero que los gobiernos lo olviden o ignoren es peligroso”. “¿La Dirección provincial de la Juventud, qué hizo?”. “¿Qué estrategias diseñó para frenar el avance de la violencia?” “¿Cuál es el rol de esa Dirección?” “¿Es una dependencia estatal para dar respuestas a la sociedad o existe para responder a un proyecto político y económico individual?” “Extraña que la prensa no se haga las mismas preguntas”. “Después de estas peleas o muertes, los funcionarios salen a dar condolencias y apenarse en público, pero nunca diseñan estrategias para superar estas crisis de violencia”. Todos los organismos gubernamentales son responsables. “Cuando se dice que todos somos responsables, nadie es responsable”.
Pedro Pablo Verasaluse
La violencia y Hofer (III)
El secretario de Seguridad, Paul Hofer, le pregunta al periodista que lo está entrevistando en una emisora si le parece normal que ponga seis efectivos sólo para resguardar esta esquina de 25 y Santiago; Sí, me parece normal, ya que en esta esquina no es la primera vez que suceden trifulcas entre jóvenes de establecimientos escolares. ¿Cuántos custodios tiene usted, señor secretario? Pareciera que usted todavía no se enteró que en estos acontecimientos falleció un joven que podría haber aportado mucho en un futuro a nuestra sociedad y que sus sueños quedaron frustrados por una absurda pelea entre estudiantes. Parece que usted, como responsable de la seguridad, no está enterado de estos sucesos; que no es la primera vez que suceden; y como Pilatos se lava las manos, diciendo que los padres no se involucran. En carta del 22/5 pido que nos involucremos todos, ya que si bien sucedió en la vía publica, los adultos en algo estamos fallando. Señor Hofer, la seguridad no se trata de detener a los presuntos autores; se trata de prevenir los acontecimientos. Y si bien estoy de acuerdo en que es una problemática de los adolescentes (que adolecen de experiencia y conocimientos) somos los adultos los que debemos solucionar estos problemas, empezando por exigirles a los funcionarios que cumplan con sus funciones. No se olvide que usted es empleado del pueblo tucumano, ya que somos nosotros los que les pagamos el sueldo con los impuestos que pagamos; y por favor, un poco más de respeto por toda una familia que con dolor y sufrimiento tiene que ver cómo siguen adelante y por un pueblo que no termina de entender esta tan injusta como incomprensible muerte.
Fernando Carlos Brunet
Crematorios
En respuesta a la carta “Crematorios” de Mario Oscar Rivet Vozza (24/5), respecto a la instalación de un crematorio en el Cementerio del Norte, los ambientalistas, que fuimos llamados en aquella ocasión por vecinos para acompañar en sus reclamos, deseamos aclarar: este señor alude en su carta a que el cementerio es un “nosocomio”, cuestión por demás lejos de la realidad, el cementerio no es un hospital, es una necrópolis; luego, no entendemos qué tiene que ver que los vecinos sean o no propietarios de sus tierras; eso es lisa y llanamente discriminación hacia los que tienen la posibilidad de ser dueños y a los que no; es decir si eres dueño de tus tierras reclama, caso contrario arrodíllate. Y el tercer punto y más temerario con respecto a su carta, es el escrito en el cual acusa, soslayadamente (eludiendo una acusación formal y directa) donde escribe “da lugar a pensar en ciertos arreglos con los cementerios privados”, claro, de parte del intendente. El escribir eso hacia la figura del “Lord Mayor” es precipitado. Nosotros los ambientalistas podremos tener cualquier diferencia con su gestión en temas como, por ejemplo, “basurales cero” (ya que solamente se usó la “escoba loca”, pero los basurales pululan igual). Pero nunca podríamos increparlo por su honorabilidad. El escribir “arreglo” pone un manto de sospecha hacia la figura del intendente en toda una sociedad que le confió con sus votos su gestión. Ahora bien, los ambientalistas decimos a viva voz: nunca estuvimos, ni estamos en contra de ningún crematorio. Sí es bueno que se haga, que se avance, que se progrese. Pero siguiendo las normativas establecidas, en particular, lejos de áreas urbanas, de arbolados, de sistemas de seguridad extremos en caso de desperfecto o catástrofes, etcétera. En cuanto a la mención que hace respecto de los crematorios de La Chacarita, le decimos que no es así. Nos tomamos el trabajo de encuestar en Buenos Aires y las respuestas fueron contundentes: los vecinos sí sufren las consecuencias de las cremaciones. Ningún vecino se siente feliz a sabiendas de que frente a su casa se está incinerando un cuerpo; otra cosa es una cuestión de costumbre. Ahora le preguntamos a este señor: ¿por qué no hace una encuesta entre sus vecinos y propone llevar el crematorio al frente o a la par de su domicilio? Seguramente sus vecinos no aprobarían dicha iniciativa.
Pedro Martínez
Víctor Hugo Guardia
Sin teléfono
Desde hace 39 años que soy titular de la línea telefónica fija 4219742. En febrero de este año comenzaron a dejarme sin servicio cada dos semanas, del 3 al 15 de marzo, dos cortes en abril (solucionado el 28 de este mes), y ahora otra vez con el teléfono mudo. Todos los días, desde el último corte, me apersono en la empresa y la respuesta de la empleada del call center es la misma: espere 72 horas y su trámite será solucionado. Ante esas respuestas sin sentido me dirigí al Enacom y presenté una nota que, por lo visto, está durmiendo el sueño eterno. Soy jubilada y necesito la línea por emergencias. Por eso le pido al gerente de Telecom que tome cartas en esta cuestión que muestra la desidia del sector técnico.
Raquel Laks
Córdoba 1.042
San Miguel de Tucumán
Veredas en mal estado
Un lector hace mención al mal estado de las veredas de nuestra ciudad, que apoyo totalmente. Es imposible transitar por la gran mayoría de ellas por el faltante de mosaicos, tapas de agua levantadas y otras deficiencias como las de algunas que tienen desniveles (avenida Juan B. Justo, entre otras). Todo esto ocasiona molestias a los peatones, sobre todo a las personas con discapacidades. A diario sufrimos daños físicos por lo antes mencionado. ¿Quién se hace responsable? Si el intendente lo hace, pasará a la historia como el único funcionario que se ocupó de mejorar las veredas de la ciudad.
Nieve Aída Soria