Sin planificación, la solidaridad se diluye

Sin planificación, la solidaridad se diluye

08 Abril 2017

Graciela Salazar- Lic. en Trabajo Social
Esp. en Desarrollo local territorial
Graciela Salazar - Lic. en Trabajo Social
Esp. en Desarrollo local territorial

“Lo que al río se le quita, el río se lo cobra”; “cuando se le corta el pelo al cerro, la naturaleza se enoja”. Era la década del 90, nuestros pueblos del sur sistemáticamente se inundaban. Los técnicos del área social buscábamos explicaciones, indicadores, mediciones; pero qué llamativo, la sabiduría popular ya conocía la respuesta ; sabía de causas y consecuencias.

Es que a los trabajadores sociales que hemos pasado por la atención de emergencias el alma se nos arruga, la vista se nos nubla y nuestros pies se inquietan ante el anuncio de tormentas; y eso que somos “de afuera”. Vamos desde nuestro hacer a territorios queridos, conocidos y a encontrarnos con personas con historias, celebraciones y vida construida en pueblos que les pertenece, que les dieron arraigo e identidad. Si esto nos pasa a nosotros, inimaginable lo que pasa en el alma de quienes cotidianamente experimentan el miedo y la impotencia de un círculo perverso de pérdidas y reinicios.

En la emergencia, emerge la pobreza; aquella pobreza material de bienes y producciones que se ahogaron, y también la desesperanza y la desazón de no saber por dónde reiniciar la reconstrucción, restablecer las condiciones de higiene y seguridad; pensar cómo recuperar las granjas, la cría de ganado y la siembra, base de la subsistencia en la economía doméstica. Hay que estar en los zapatos de aquel que poco tenía, y que lo ha perdido todo, para entender qué les pasa a aquellos que saben que tienen que empezar de nuevo.

Por otro lado, en estos días asistimos desorientados a una solidaridad que entendió “el dar hasta que duela”; todos quisimos ser protagonistas y que nuestro aporte se haga esperanza para el otro, pero lamentablemente vienen a mis sentidos acciones desarticuladas, “Bomberos atendiendo voluntarios”; jóvenes arriesgándose sin conocer el lugar, rutas saturadas que dificultan la ayuda efectiva, donaciones que llegan al que se encuentra en el camino y no al que más lo necesita; redes sociales caóticas y con mensajes contradictorios. ¡Qué tristeza! En realidad también emerge la desconfianza, la pérdida del capital social, la falta de liderazgos creíbles que den cuenta con las obras la trasparencia y eficacia de los resultados esperados y necesarios.

Asistencia, prevención, promoción y rehabilitación son conceptos universales e inseparables que planificadamente orientan la toma de decisión tanto desde la sociedad civil, como del Estado, garante último de las políticas públicas sociales y responsable de las obras estructurales imprescindibles para dar soluciones también estructurales; obras y acciones que deben realizarse priorizando el bien común, trascendiendo lo político-partidario.

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