21 Marzo 2017
Atlético jugó mal y si no perdió fue porque Aldosivi le perdonó la vida
Punto a la bolsa. Vale, y cómo, después del pálido partido de un Atlético al que las variantes le hicieron perder el eje de lo que venía siendo un equipo compacto, preciso y dinámico. Anoche no hubo caso, y por más de que Pablo Lavallén intentó corregir el examen de su formación mix, con los ingresos de Fernando Zampedri, Cristian Menéndez y Rodrigo Aliendro, lo hecho, hecho estaba.
Apenas un destello de Zampedri en dos ocasiones que no pudo cambiar por gol. Fueron buenas oportunidades las del “Tanque”, pero no tan copadas como las que desperdició Aldosivi. El 0-0 fue un premio a la fortuna del “Decano” y un castigo, por caso, a un “Tiburón” dubitativo cuando pudo asestar la estocada de la victoria.
Eso le faltó a la visita para volverse feliz a Mar del Plata. Después, hizo prácticamente todo bien. Desde el concepto básico de achicarle las salidas a Atlético, a no dejarlo pensar. Josué Ayala, intrépido y seguro cuando debió salir a cortar pelotas arriba o achicarlas abajo, fue todo lo contrario con los pies. Su inseguridad se acopló a la poca sintonía de Bruno Bianchi y Enrique Meza Brítez. No estuvo Nery Leyes y Atlético lo extrañó. Jairo Palomino no fue la rueda de auxilio de los del fondo, pese a haber ocupado el lugar de líbero adelantado en el 4-1-4-1 dibujado por Lavallén.
En realidad, nada de lo que pensó el entrenador surtió efecto. Culpa de Atlético. Dos de las figuras del 2-1 contra Sarmiento, Favio Álvarez y José Méndez estuvieron tan dispersos como alejados de la realidad que los rodea. Ni hablar de Guillermo Acosta o de Leandro González, combativos pero lejos de ser referencias para quien fue durante más de 45 minutos la única señal ofensiva del “Decano”, “Pulguita” Rodríguez.
Buscar con pelotazos a dividir al simoqueño fue como querer ganar la lotería sin comprar el billete. Y cada rechazo de Atlético fue un ticket dorado y ganador de kermés para Aldosivi. Lo raro fue que habiendo sangre en el océano de dudas del dueño de casa, el “Tiburón” no se lo devoró. Le dio vida, insólitamente. Más teniendo en cuenta lo que desperdició sobre el arranque del complemento, primero con Cristian Llama, luego con Pablo Lugüercio.
Mal Atlético, en todo sentido. Salvo cuando entró Zampedri, porque ahí sí fue referencia de área, aunque por un puñado de minutos. En vez de crecer, Atlético le dio una mano a Aldosivi para que le ensucie la cancha y le cierre las vías de escape hacia el gol.
El punto sirve, por supuesto. Todo vale menos la derrota, que estuvo varias veces tocando la puerta de un Atlético desmemoriado. Quizás por la poca afinidad de quienes tuvieron la chance de ganarse una mención especial del DT, pero la desperdiciaron.
Luis Rodríguez siempre se destacó por ser un definidor, pero el simoqueño, por tamaño y panorama, no puede jugar de espaldas al arco. El 4-1-4-1 no lo ayudó. A Fernando Zampedri sí le quedó bien, tuvo dos chances claras pero no las aprovechó y el equipo se cayó.
A diferencia del partido con Sarmiento (2-1), quienes no venían viendo mucha acción los días de partido, cumplieron un rol destacado. Ayer, en cambio, fue todo lo contrario. Todas las líneas del equipos estuvieron distantes, erráticas y poco comunicativas, unas a otras.
Está claro que la falta de rodaje afectó el andar del paraguayo Enrique Meza Brítez. Así como sucedió en la derrota con Peñarol, el central falló demasiado anoche. Es el único zaguero suplente natural que tiene el equipo, detrás de los titulares Canuto y Bianchi.
Apenas un destello de Zampedri en dos ocasiones que no pudo cambiar por gol. Fueron buenas oportunidades las del “Tanque”, pero no tan copadas como las que desperdició Aldosivi. El 0-0 fue un premio a la fortuna del “Decano” y un castigo, por caso, a un “Tiburón” dubitativo cuando pudo asestar la estocada de la victoria.
Eso le faltó a la visita para volverse feliz a Mar del Plata. Después, hizo prácticamente todo bien. Desde el concepto básico de achicarle las salidas a Atlético, a no dejarlo pensar. Josué Ayala, intrépido y seguro cuando debió salir a cortar pelotas arriba o achicarlas abajo, fue todo lo contrario con los pies. Su inseguridad se acopló a la poca sintonía de Bruno Bianchi y Enrique Meza Brítez. No estuvo Nery Leyes y Atlético lo extrañó. Jairo Palomino no fue la rueda de auxilio de los del fondo, pese a haber ocupado el lugar de líbero adelantado en el 4-1-4-1 dibujado por Lavallén.
En realidad, nada de lo que pensó el entrenador surtió efecto. Culpa de Atlético. Dos de las figuras del 2-1 contra Sarmiento, Favio Álvarez y José Méndez estuvieron tan dispersos como alejados de la realidad que los rodea. Ni hablar de Guillermo Acosta o de Leandro González, combativos pero lejos de ser referencias para quien fue durante más de 45 minutos la única señal ofensiva del “Decano”, “Pulguita” Rodríguez.
Buscar con pelotazos a dividir al simoqueño fue como querer ganar la lotería sin comprar el billete. Y cada rechazo de Atlético fue un ticket dorado y ganador de kermés para Aldosivi. Lo raro fue que habiendo sangre en el océano de dudas del dueño de casa, el “Tiburón” no se lo devoró. Le dio vida, insólitamente. Más teniendo en cuenta lo que desperdició sobre el arranque del complemento, primero con Cristian Llama, luego con Pablo Lugüercio.
Mal Atlético, en todo sentido. Salvo cuando entró Zampedri, porque ahí sí fue referencia de área, aunque por un puñado de minutos. En vez de crecer, Atlético le dio una mano a Aldosivi para que le ensucie la cancha y le cierre las vías de escape hacia el gol.
El punto sirve, por supuesto. Todo vale menos la derrota, que estuvo varias veces tocando la puerta de un Atlético desmemoriado. Quizás por la poca afinidad de quienes tuvieron la chance de ganarse una mención especial del DT, pero la desperdiciaron.
Luis Rodríguez siempre se destacó por ser un definidor, pero el simoqueño, por tamaño y panorama, no puede jugar de espaldas al arco. El 4-1-4-1 no lo ayudó. A Fernando Zampedri sí le quedó bien, tuvo dos chances claras pero no las aprovechó y el equipo se cayó.
A diferencia del partido con Sarmiento (2-1), quienes no venían viendo mucha acción los días de partido, cumplieron un rol destacado. Ayer, en cambio, fue todo lo contrario. Todas las líneas del equipos estuvieron distantes, erráticas y poco comunicativas, unas a otras.
Está claro que la falta de rodaje afectó el andar del paraguayo Enrique Meza Brítez. Así como sucedió en la derrota con Peñarol, el central falló demasiado anoche. Es el único zaguero suplente natural que tiene el equipo, detrás de los titulares Canuto y Bianchi.
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