26 Febrero 2017
BERLÍN.- El motor que lleva su nombre fue uno de los inventos del siglo. El 27 de febrero de 1892, Rudolf Diesel, solicitó la patente en Berlín para registrar una “nueva y económica máquina térmica”. Un año después, obtuvo el número 67207. Y este fue el principio de una carrera internacional. Su motor cumplió 125 años en medio de una polémica.
La idea de Diesel fue comprimir el aire en el cilindro a una elevada presión para generar altas temperaturas de hasta 900° y así provocar que el combustible se encienda de manera espontánea sin necesidad de una chispa. El modo de trabajar de estos motores es notablemente más efectivo que cualquier otro sistema de propulsión. De hecho, mecanismo elevó la eficiencia a la hora de utilizar la energía en un 26%. Hoy, los motores diésel alcanzan una eficiencia del 50%.
Para el comercio internacional los motores diésel siguen siento un elemento básico, sobre todo, en el transporte naval. Mientras, en el ámbito automotor atraviesa ahora un momento de mala fama, tras el escándalo de la manipulación de las emisiones de los motores diésel en la automotriz alemana Volkswagen. Esta polémica, que se destapó en 2015, afectó a once millones de automóviles en el mundo.
Sin embargo, sobre todo, en Alemania, los vehículos diésel siguen siendo aún la mayoría de los que circulan por las ciudades, pese a que este año se ha reducido ligeramente el número de nuevas matriculaciones en comparación al año anterior. Las organizaciones de protección del medio ambiente reclaman aumentos en los impuestos para este tipo de motores con el fin de promover que los consumidores se inclinen por vehículos ecológicos como los eléctricos.
Emprendedor visionario
Rudolf Diesel nació en 1858 en París. Su padre era un encuadernador del sur de Alemania. En los tiempos de la guerra franco-alemana, entre 1870 y 1871, llegó a Augsburgo, en el sur de Alemania, desde Londres, como refugiado de la capital francesa. Diesel se convirtió en ingeniero y con la idea de su vida despertó al principio un gran escepticismo.
El director de la fábrica de maquinaria Augsburg, que posteriormente se convertiría en el fabricante de camiones MAN, le ofreció un contrato para desarrollar nuevos proyectos en la empresa.
Junto con la entonces firma Krupp, en Essen, fabricó un prototipo. El ingeniero se acercó así al “sueño de su vida”: disminuir el trabajo pesado que deben hacer los operarios en los pequeños talleres, donde apenas se podían usar las máquinas de vapor por razones técnicas y lograr un mecanismo barato que estuviera, de verdad, al alcance de todo el mundo. La reacción al invento de Diesel fue enorme. En la exposición mundial de París, en 1900, el motor fue galardonado con el Gran Premio. Empresas extranjeras cerraron contratos para contar con su motor.
Diesel quería contribuir a la descentralización industrial e implantar su desarrollo en la pequeña producción. En un ensayo titulado “Solidaridad: la salud económica natural de la humanidad”, publicado en 1903, Diesel escribió sobre la solución a las cuestiones sociales, lo cual generó fuertes críticas.
Los esfuerzos a lo largo de su carrera, como inventor con los grandes empresarios del petróleo, por potenciar el uso de otro tipo de combustibles como el aceite de maní o con el propio Gobierno alemán al limitar las exportaciones para evitar que los nuevos avances cayeran en manos de los ingleses, le pasaron factura a Diesel, quien falleció en septiembre de 1913.
Poco se sabe de su muerte. Diesel había reservado un compartimento en el barco “Dresden” para cruzar el Canal de la Mancha desde Bélgica a Inglaterra. Por la noche, el ingeniero, entonces con 55 años, cayó por la borda y se ahogó ¿Fue un accidente, un asesinato o un suicidio? La muerte de Diesel es hasta hoy un misterio.
La idea de Diesel fue comprimir el aire en el cilindro a una elevada presión para generar altas temperaturas de hasta 900° y así provocar que el combustible se encienda de manera espontánea sin necesidad de una chispa. El modo de trabajar de estos motores es notablemente más efectivo que cualquier otro sistema de propulsión. De hecho, mecanismo elevó la eficiencia a la hora de utilizar la energía en un 26%. Hoy, los motores diésel alcanzan una eficiencia del 50%.
Para el comercio internacional los motores diésel siguen siento un elemento básico, sobre todo, en el transporte naval. Mientras, en el ámbito automotor atraviesa ahora un momento de mala fama, tras el escándalo de la manipulación de las emisiones de los motores diésel en la automotriz alemana Volkswagen. Esta polémica, que se destapó en 2015, afectó a once millones de automóviles en el mundo.
Sin embargo, sobre todo, en Alemania, los vehículos diésel siguen siendo aún la mayoría de los que circulan por las ciudades, pese a que este año se ha reducido ligeramente el número de nuevas matriculaciones en comparación al año anterior. Las organizaciones de protección del medio ambiente reclaman aumentos en los impuestos para este tipo de motores con el fin de promover que los consumidores se inclinen por vehículos ecológicos como los eléctricos.
Emprendedor visionario
Rudolf Diesel nació en 1858 en París. Su padre era un encuadernador del sur de Alemania. En los tiempos de la guerra franco-alemana, entre 1870 y 1871, llegó a Augsburgo, en el sur de Alemania, desde Londres, como refugiado de la capital francesa. Diesel se convirtió en ingeniero y con la idea de su vida despertó al principio un gran escepticismo.
El director de la fábrica de maquinaria Augsburg, que posteriormente se convertiría en el fabricante de camiones MAN, le ofreció un contrato para desarrollar nuevos proyectos en la empresa.
Junto con la entonces firma Krupp, en Essen, fabricó un prototipo. El ingeniero se acercó así al “sueño de su vida”: disminuir el trabajo pesado que deben hacer los operarios en los pequeños talleres, donde apenas se podían usar las máquinas de vapor por razones técnicas y lograr un mecanismo barato que estuviera, de verdad, al alcance de todo el mundo. La reacción al invento de Diesel fue enorme. En la exposición mundial de París, en 1900, el motor fue galardonado con el Gran Premio. Empresas extranjeras cerraron contratos para contar con su motor.
Diesel quería contribuir a la descentralización industrial e implantar su desarrollo en la pequeña producción. En un ensayo titulado “Solidaridad: la salud económica natural de la humanidad”, publicado en 1903, Diesel escribió sobre la solución a las cuestiones sociales, lo cual generó fuertes críticas.
Los esfuerzos a lo largo de su carrera, como inventor con los grandes empresarios del petróleo, por potenciar el uso de otro tipo de combustibles como el aceite de maní o con el propio Gobierno alemán al limitar las exportaciones para evitar que los nuevos avances cayeran en manos de los ingleses, le pasaron factura a Diesel, quien falleció en septiembre de 1913.
Poco se sabe de su muerte. Diesel había reservado un compartimento en el barco “Dresden” para cruzar el Canal de la Mancha desde Bélgica a Inglaterra. Por la noche, el ingeniero, entonces con 55 años, cayó por la borda y se ahogó ¿Fue un accidente, un asesinato o un suicidio? La muerte de Diesel es hasta hoy un misterio.