Los “motochorros” ganan terreno en toda la provincia
¿Quiénes son las personas que obligaron a las autoridades de Seguridad de la provincia a solicitar cambio de leyes para frenar los delitos cometidos en motos? “Son jóvenes entre 16 y 30 años. La mayoría de ellos tienen problemas de adicción y se dedican a los delitos contra la propiedad”, advirtió la fiscala Adriana Reinoso Cuello.
En la Justicia ya los llaman “motochorros”, no porque decidieron imitar el término que utilizan los medios de Buenos Aires, sino por todos los delitos que cometen. Además de arrebatos de carteras y celulares, protagonizan asaltos y roban motos. “Muchas veces se quedan con los rodados de otros para poder utilizarlos como medio de movilidad”, agrega Reinoso Cuello.
El fiscal Washington Navarro Dávila ya había advertido que los asaltantes son cada vez más violentos. “Salen desesperados a conseguir plata para comprar droga o bien lo hacen después de consumirla, ya desinhibidos”, argumentó.
Conclusiones
Los fiscales saben muy bien de lo que están hablando. Al revisar las declaraciones que realizan sacan conclusiones muy fuertes. Uno de los menores que está acusado del crimen de Andrés Castro, que fue herido mortalmente por intentar evitar a que le quitaran la mochila a él y a su novia, contó en la Justicia a qué se dedicaba. “Salíamos en la moto a buscar víctimas. Podíamos robar hasta 10 personas hasta que reuníamos el dinero que queríamos”, dijo uno de ellos cuando declaró en la Justicia.
“Las personas que cometen delitos generalmente hacen un estudio para definir por qué modalidad se inclinarán. En la balanza ponen el dinero que pueden ganar con el ilícito y las consecuencias que pueden sufrir. En este tipo de casos las penas son menores y, hasta en algunos casos, excarcelables”, sentenció Paul Hofer, secretario de Seguridad de la provincia.
Por las calles de la capital y por las rutas del interior transitan grupo de hasta ocho jóvenes en motos. Deambulan de un lado a otro en busca de algún desprevenido para, luego de amenazarlo con armas de fuego, quitarle el rodado en el que transita. Una vez que tienen el botín asegurado, los venden por $ 2.500 o por $ 3.000. “Cuando los detenemos nos dicen que pueden quedarse hasta con 10 motos por semana. En otras palabras, pueden ganar hasta $30.000”, indicó una alta fuente policial.
El fiscal Jorge Echayde que aprobó la iniciativa del Gobierno para frenar este tipo de ilícitos, también pidió que se avanzara en otros aspectos. “Si bien es cierto que es positiva cualquier medida que se tome para frenar estos delitos, hay que atender otras cuestiones. Por ejemplo, no está estudiado quiénes son los que están robando, porque podría ser gente que va a otras localidades o barrios donde no los conocen”, recalcó.
El razonamiento del investigador es compartido por la Policía. Están investigando si es cierto que existen bandas que roban las motos en la capital y luego, a través de algunos contactos, las terminan vendiendo en pueblos del interior de la provincia. “Generalmente son los trabajadores rurales las que las compran. Los engañan diciendo que no tuvieron plata para patentarla. No tienen inconvenientes porque las usan en sus localidades, pero el problema es cuando salen a las rutas”, comentó una fuente judicial del sur de la provincia.
Otros pesquisas aseguran que los que se dedican a este tipo de ilícitos es para comprar drogas. “Muchos ni siquiera venden el botín, están tan desesperados que directamente se lo entregan a los vendedores de drogas. Por un teléfono de alta gama hasta pueden darle no más de dos dosis”, explicó el vocero de la policía que realiza tareas de inteligencia en la calle.
Más casos
El caso de Hugo Cáceres, el joven que perdió la vida luego de haber intentado quedarse con la moto del agente Leandro Meyer, que también murió por el balazo que recibió en ese hecho, también puede ser tomado como ejemplo. Él, junto a un tal “Cotolo”, mayor de edad, y J. de apenas 14 años integraban una banda que se reunía todas las noches en El Colmenar y, a bordo de una moto, cometían diferentes ilícitos.
El más chico del trío contó en la Justicia cómo se movían en la capital y otras ciudades del Gran San Miguel de Tucumán. “Metíamo (sic) un caño cada rato. Salíamos y a veces conseguíamos hasta $20.000 por día”, habría reconocido el adolescente a los investigadores.
La idea oficial
Pedirán que todos los motociclistas utilicen chalecos refractivos para identificarlos. La prenda llevará inscripto el número de patente.
Solicitarán que se obligue a las estaciones de servicio a no venderle combustible a las personas que no lleven colocado el casco.
Impulsarán un registro de compradores de motos. Para adquirir un rodado, se deberá presentar el certificado de buena conducta.
Crearán el Grupo de Operaciones Motorizada (GOM) que utilizará motos de gran potencia para perseguir a los motoarrebatadores.