Pasó por todos los estados de ánimo. Por momentos a María Jesús Rivero se la vio firme y hasta respondió con ironía ciertas preguntas de la querella. Por otros, se mostró quebrada y debieron acercarle un pañuelo para que secara sus lágrimas. Pero hay alguien, que estuvo presente permanentemente en su relato: Susana Trimarco, a quien le endilgó cada una de sus desgracias.
Rivero fue la primera en acceder a declarar en el juicio que se sigue contra el “Clan Ale”. De pantalón de jean, blusa blanca y sus cabellos color remolacha atados en una cola, se sentó frente al tribunal y expresó: “este es el único momento que tengo para ejercer mi defensa, defensa que se me ha negado en todo momento. Así que sí voy a declarar”.
La presidenta del tribunal, María Alicia Noli, le preguntó si prefería ser indagada o comenzar ella misma con su relato, y Rivero eligió la segunda opción. “Hoy estoy acá por una sola razón: porque no fui sentenciada en la causa Íñigo (sobre la desaparición de Marita Verón), que era el deseo de Susana Trimarco y del gobierno anterior”, fue su primera frase. En ese sentido, recordó que por aquel entonces escuchó a la madre de Marita decir en los medios que Rivero se había salvado de la justicia provincial, pero que no se salvaría de la justicia federal. “Trimarco tenía deseos de venganza; no pensé que el juez (Fernando) Poviña se los iba a cumplir”, agregó.
Calvario
La ex vicepresidenta de San Martín, que está acusada de liderar una asociación ilícita que se dedicaba al lavado de activos, se preocupó de desestimar cada una de las acusaciones que le llegaron a plantear e insistió en su inocencia. Habló de lo que es estar detrás del calabozo y que todo lo que ganó lo hizo a través del trabajo de años.
“Mi calvario comienza en 2004, a dos años de la desaparición de Marita Verón, cuando un señor Simón Nieva denunció que di la orden de que se secuestre a Marita Verón. Después estuve sometida a un proceso que duró ocho años y a un debate que duró casi un año. En aquel momento, como ahora, el juicio era el único lugar para demostrar mi inocencia”, recordó la imputada. E insistió con la madre de la joven desaparecida: “esa lucha por medir quién ostenta más poder llevó a Susana Trimarco a sentarme hoy aquí”.
Rivero insinuó que existió una conspiración entre Trimarco y Poviña para imputarla en esta causa. “Esperaron el allanamiento de marzo (de 2013) para encontrar las cartas que le había escrito al papá de mi hijo (Rubén “La Chancha” Ale) para armar un entramado”, sostuvo. “A muchas de las personas que están detenidas por esta causa -agregó- no las conozco. El doctor Poviña necesitó de esas cartas para poder armar todo y hoy tenerme sentada acá”.
Rivero recordó que conoció a Trimarco un par de semanas después de que desapareciera Marita. “Susana Trimarco fue por la agencia (la remisería “5 Estrellas”, que era de su propiedad) pidiendo ayuda, y esa ayuda de pronto se convirtió en el sostén económico para una familia, acostumbrada a no trabajar y a vivir del Estado”, criticó. Ante esas palabras, Noli le pidió que no se desviara el tema y Rivero volvió a las cartas. “Eran de índole personal, privado y familiar. Todo comenzó a armarse a partir de esas famosas cartas, sin considerar bajo qué circunstancias las escribí. Después tuve que soportar la presión mediática y la falta de justicia porque todos los requerimientos que hacía mi defensor eran negados de forma sistemática. El doctor Poviña siempre actuó con animosidad y ha sido el brazo ejecutor para que Susana Trimarco cumpla con su sed de venganza”, afirmó.
Arena política
Rivero contó que visitaba a Menem en Don Torcuato y que pensó en ser legisladora
Cuando se le preguntó si tenía algún tipo de militancia política, María Jesús Rivero sorprendió con una confesión relativa a un ex presidente: “solía visitar a (Carlos) Menem cuando estaba detenido en Don Torcuato. Cuando Cecilia Bolocco, su esposa, vino a Tucumán, estuvo todo el tiempo conmigo. Incluso trabajamos en la campaña presidencial (de 2003)”. La pregunta surgió cuando la ex esposa de Rubén “La Chancha” Ale (foto) dijo que siempre habían colaborado con el Partido Justicialista. “Todo acto político necesita movilizar gente, por eso se utilizan colectivos y taxis. Lo mismo pasa en los días de elección”, afirmó. Por último, incluso, se animó a deslizar que en algún momento se tentó con lanzarse como una alternativa en las urnas. “Alguna vez tuve la idea de tener un cargo legislativo, siempre dentro del justicialismo y el menemismo”, aclaró.
"Después del juicio (por la desaparición de Marita Verón), en 2012, de pronto conocí el estrés, la depresión y la angustia. Intenté quitarme la vida".
"Esa carta (dirigida a Rubén “La Chancha” Ale) fue escrita por mí, por una drogodependiente, porque me hice adicta a los psicofármacos"
"Me separé de Rubén Ale en el peor de los términos y no le reclamé nada en ese momento; sólo me llevé las valijas con mi ropa y me mudé a mi casa"
"La misma UIF que no denunció a Lázaro Báez me quiere hacer decir a mí que defraudé al club San Martín. No robé ni dentro ni fuera del clubEn una época traía ropa, calzados y accesorios de Buenos Aires para vender en mi casa o a domicilio. También les vendía a los jugadores (del club San Martín)"
"Nunca ejercí la prostitución. Eso también fue un invento de Trimarco. Pude haber sido informal, pero no robé, no maté ni secuestré"
"La Maqueta era nuestra gran ilusión, pero no teníamos el dinero para hacer el estadio. Alperovich, por ser hincha de ese club (Atlético), le dio tres veces más subsidios"
"Si (Roberto) Dilascio ganaba $ 20.000 y me decía que los administrara, yo estaba en mi derecho porque le cocinaba, le lavaba y le cosía los calzoncillos"