16 Febrero 2017
INSEGURIDAD DIARIA. Los empleados viven expuestos a los delincuentes. la gaceta / foto de franco vera
Franco trabaja hace tres semanas en la heladería de la esquina de avenida Néstor Kirchner y Juan B. Terán. Y aunque sabía de la seguidilla de robos que había sufrido el local durante el mes de enero, en la madrugada de ayer le tocó sufrir esa experiencia en carne propia. A la 1.30 el negocio ubicado en el Barrio Floresta (en el límite con barrio 24 de Septiembre), estaba lleno de clientes. Muchas familias ocupaban las mesas afuera y dentro del negocio. Imprevistamente, llegaron tres jóvenes a bordo de una motocicleta.
El que conducía quedó a bordo del rodado y sus cómplices ingresaron. Poco les importaron las cámaras de seguridad ubicadas dentro de la heladería. En ningún momento ocultaron sus rostros y menos sus intenciones. En pocos minutos redujeron a los dos empleados y a los clientes.
“A esa hora había muchas mamás con sus hijos. Eran tres tipos, llegaron en una moto. Tenían unos 30 años, aproximadamente. Empuñaban armas de fuego y nos obligaron a que todos nos tiremos al piso. Entonces robaron la recaudación y el dinero y los celulares de los clientes. Por suerte no actuaron con violencia. Después se fueron, no sé hacia dónde”, contó Franco, quien en ese momento atendía a los clientes junto a otro compañero.
“En enero nos asaltaron cuatro veces y ahora de nuevo lo mismo. Trabajo en esta sucursal hace pocas semanas y es la primera vez que estoy presente durante un robo. Lo que pasa es que siempre es igual en esta zona. Es muy peligrosa y los empleados y clientes estamos muy expuestos”, añadió el empleado.
“Creo que los dueños no hicieron la denuncia porque están cansados. Tenemos cámaras de seguridad pero no sirvieron de mucho esta vez. Ojalá que no vuelva a suceder”, se lamentó.
Vecinos inseguros
“En esa zona sin duda lo peor son los ladrones en moto. Ya no les importa nada. Andan muy drogados, son violentos y vienen de otros barrios a robar por aquí. Aprovechan que no hay controles y escapan por donde quieren”, comentó una vecina que no quiso dar su apellido por temor a represalias.
El que conducía quedó a bordo del rodado y sus cómplices ingresaron. Poco les importaron las cámaras de seguridad ubicadas dentro de la heladería. En ningún momento ocultaron sus rostros y menos sus intenciones. En pocos minutos redujeron a los dos empleados y a los clientes.
“A esa hora había muchas mamás con sus hijos. Eran tres tipos, llegaron en una moto. Tenían unos 30 años, aproximadamente. Empuñaban armas de fuego y nos obligaron a que todos nos tiremos al piso. Entonces robaron la recaudación y el dinero y los celulares de los clientes. Por suerte no actuaron con violencia. Después se fueron, no sé hacia dónde”, contó Franco, quien en ese momento atendía a los clientes junto a otro compañero.
“En enero nos asaltaron cuatro veces y ahora de nuevo lo mismo. Trabajo en esta sucursal hace pocas semanas y es la primera vez que estoy presente durante un robo. Lo que pasa es que siempre es igual en esta zona. Es muy peligrosa y los empleados y clientes estamos muy expuestos”, añadió el empleado.
“Creo que los dueños no hicieron la denuncia porque están cansados. Tenemos cámaras de seguridad pero no sirvieron de mucho esta vez. Ojalá que no vuelva a suceder”, se lamentó.
Vecinos inseguros
“En esa zona sin duda lo peor son los ladrones en moto. Ya no les importa nada. Andan muy drogados, son violentos y vienen de otros barrios a robar por aquí. Aprovechan que no hay controles y escapan por donde quieren”, comentó una vecina que no quiso dar su apellido por temor a represalias.
Temas
Inseguridad
Lo más popular
