25 Enero 2017
Corrían los primeros días de 1996, y el empresario Alfredo Yabrán, sindicado por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo como el jefe de una misteriosa mafia enquistada en el poder, veraneaba en Pinamar.
Su cara era una de las más buscadas por los periodistas, y fue José Luis Cabezas quien consiguió la foto que le ponía un rostro al mito.
Poco después, apareció su cuerpo quemado, en una cava en la localidad de Madariaga.
"Sacarme una foto a mí es como darme un tiro en la frente", se rumoreaba que dijo durante una entrevista.
Yabrán fue investigado por la Justicia como autor intelectual del crimen, pero nunca se enfrentó ante un juez: se suicidó el 20 de mayo de 1998. Y de los nueve condenados que tuvo el caso, ninguno cumple prisión efectiva.
Su cara era una de las más buscadas por los periodistas, y fue José Luis Cabezas quien consiguió la foto que le ponía un rostro al mito.
Poco después, apareció su cuerpo quemado, en una cava en la localidad de Madariaga.
"Sacarme una foto a mí es como darme un tiro en la frente", se rumoreaba que dijo durante una entrevista.
Yabrán fue investigado por la Justicia como autor intelectual del crimen, pero nunca se enfrentó ante un juez: se suicidó el 20 de mayo de 1998. Y de los nueve condenados que tuvo el caso, ninguno cumple prisión efectiva.
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