16 Enero 2017
HOMBRE DE CASA. Daniel junto a Pampita, bautizada en honor a los Pampas, equipo de la UAR que dirigió entre 2010 y 2013 antes de asumir el mando de Los Pumas. la gaceta / foto de Analía Jaramillo
Cada comienzo de año es una invitación a mirar en dos direcciones: en retrospectiva, para sacar en limpio los aciertos y errores que dejaron 12 meses de decisiones; y hacia adelante, para, sobre esa base, trazarse nuevos objetivos. El ejercicio cobra mayor trascendencia cuando la persona en cuestión está al mando no solo del principal seleccionado argentino de rugby, Los Pumas; sino también -aunque de una manera más indirecta- de todos los demás equipos que llevan el logo de la UAR en la camiseta. Relajado sobre el sillón de su casa, y flanqueado por su guardiana perra Pampita, Daniel Hourcade no vacila en titular la carpeta de 2016 con el rótulo de “aprendizaje”.
“Aprendimos mucho, pero fue más difícil de lo que esperábamos. Ahora tenemos un nuevo desafío, que es el de hacerlo mejor. Es una obligación para nosotros”, se compromete “Huevo”, ya con la certeza de lo que hasta el año pasado era pura incógnita: saber hasta qué punto estaba preparado el rugby argentino para afrontar una temporada que, contando el estreno del Súper Rugby, contemplaba 28 partidos de nivel superlativo.
“Greg Peters (uno de los ejecutivos más importantes del Hemisferio Sur) nos anticipó lo difícil que iba a ser. Nos advirtió que Highlanders estuvo 20 años para ser campeón, incluso teniendo grandes jugadores. Hay que saber manejar la cabeza, los viajes, etcétera. Pensamos que exageraba, pero tenía toda la razón del mundo. Un cachetazo viene bien de vez en cuando, y nosotros sufrimos varios”, certifica.
Pecados capitales
“No vi un gran error, sino muchos pequeños errores”, aclara Hourcade, aunque acepta que hubo uno mayor al resto: ponerse resultados como objetivo. “Nunca, ni siquiera cuando estuve en los Pampas, el objetivo fue ganar un partido o llegar a una determinada instancia. Siempre fue mejorar el juego y que el triunfo llegara como consecuencia de eso. Este año no: quisimos llegar a playoffs del Súper Rugby y no lo logramos; quisimos ganar tres partidos del Championship y tampoco pudimos. Todo eso te va quemando la cabeza. A la ventana de noviembre llegamos con una presión que nos metimos nosotros mismos y que no era necesaria. Así nos fue también”, lamenta Daniel, aunque con la seguridad de quien ya conoce el camino que no lleva a ninguna parte.
“También aprendimos que la rotación es necesaria, pero no debe ser tan brusca. O que después de un viaje largo, no hay que matarse en el entrenamiento de la semana. Y en cuanto los objetivos de juego, los ejes principales a mejorar son tres: la velocidad de reposición, el juego aéreo y fundamentalmente la defensa. En el Championship somos el equipo con más quiebres y offloads, y en lo demás estamos segundos detrás de los All Blacks; pero somos por lejos los que más tackles individuales fallamos. Y también debemos mejorar en la toma de decisiones”, especifica.
Sinergia
Uno de los propósitos para 2017, adelanta el surgido en Universitario, es generar una fuerte competencia interna a través de una mayor interacción entre Jaguares y Argentina XV. “A los que dicen que hay que ampliar la base, les digo que la base ya es amplia. El año pasado, por Argentina XV pasaron 70 jugadores. A lo que apuntamos ahora es a juntar más a los dos equipos, que compartan algunos entrenamientos, cosa que no se hacía con Pampas y Pumas. Eso promoverá una competencia interna que viene muy bien, porque incentivará a los que vienen de abajo y obligará a los que están arriba a trabajar duro para mantener su lugar. Lo bueno es que los muchachos empezaron los entrenamientos con unas ganas tremendas. Hay desesperación por demostrar lo que hemos aprendido, y eso es un muy buen síntoma”, cerró.
“Aprendimos mucho, pero fue más difícil de lo que esperábamos. Ahora tenemos un nuevo desafío, que es el de hacerlo mejor. Es una obligación para nosotros”, se compromete “Huevo”, ya con la certeza de lo que hasta el año pasado era pura incógnita: saber hasta qué punto estaba preparado el rugby argentino para afrontar una temporada que, contando el estreno del Súper Rugby, contemplaba 28 partidos de nivel superlativo.
“Greg Peters (uno de los ejecutivos más importantes del Hemisferio Sur) nos anticipó lo difícil que iba a ser. Nos advirtió que Highlanders estuvo 20 años para ser campeón, incluso teniendo grandes jugadores. Hay que saber manejar la cabeza, los viajes, etcétera. Pensamos que exageraba, pero tenía toda la razón del mundo. Un cachetazo viene bien de vez en cuando, y nosotros sufrimos varios”, certifica.
Pecados capitales
“No vi un gran error, sino muchos pequeños errores”, aclara Hourcade, aunque acepta que hubo uno mayor al resto: ponerse resultados como objetivo. “Nunca, ni siquiera cuando estuve en los Pampas, el objetivo fue ganar un partido o llegar a una determinada instancia. Siempre fue mejorar el juego y que el triunfo llegara como consecuencia de eso. Este año no: quisimos llegar a playoffs del Súper Rugby y no lo logramos; quisimos ganar tres partidos del Championship y tampoco pudimos. Todo eso te va quemando la cabeza. A la ventana de noviembre llegamos con una presión que nos metimos nosotros mismos y que no era necesaria. Así nos fue también”, lamenta Daniel, aunque con la seguridad de quien ya conoce el camino que no lleva a ninguna parte.
“También aprendimos que la rotación es necesaria, pero no debe ser tan brusca. O que después de un viaje largo, no hay que matarse en el entrenamiento de la semana. Y en cuanto los objetivos de juego, los ejes principales a mejorar son tres: la velocidad de reposición, el juego aéreo y fundamentalmente la defensa. En el Championship somos el equipo con más quiebres y offloads, y en lo demás estamos segundos detrás de los All Blacks; pero somos por lejos los que más tackles individuales fallamos. Y también debemos mejorar en la toma de decisiones”, especifica.
Sinergia
Uno de los propósitos para 2017, adelanta el surgido en Universitario, es generar una fuerte competencia interna a través de una mayor interacción entre Jaguares y Argentina XV. “A los que dicen que hay que ampliar la base, les digo que la base ya es amplia. El año pasado, por Argentina XV pasaron 70 jugadores. A lo que apuntamos ahora es a juntar más a los dos equipos, que compartan algunos entrenamientos, cosa que no se hacía con Pampas y Pumas. Eso promoverá una competencia interna que viene muy bien, porque incentivará a los que vienen de abajo y obligará a los que están arriba a trabajar duro para mantener su lugar. Lo bueno es que los muchachos empezaron los entrenamientos con unas ganas tremendas. Hay desesperación por demostrar lo que hemos aprendido, y eso es un muy buen síntoma”, cerró.
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