Tackleando sin pelota

Tackleando sin pelota

El tucumano Matías Navarro estuvo en la India para competir en el Mundial de una disciplina muy particular

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EXHAUSTOS, PERO FELICES. Matías Navarro (tercero desde la izquierda) junto al resto del seleccionado argentino de Circle Kabaddi. Su formación de rugbier en San Isidro de Lules le sirvió mucho. facebook matias navarro EXHAUSTOS, PERO FELICES. Matías Navarro (tercero desde la izquierda) junto al resto del seleccionado argentino de Circle Kabaddi. Su formación de rugbier en San Isidro de Lules le sirvió mucho. facebook matias navarro
17 Diciembre 2016

Sí, en la India las vacas son sagradas y están protegidas por ley, al punto de que quien sea hallado culpable de matar una, puede pasar entre cinco y 10 años en prisión. Sabiendo que por casi un mes no iba a probar carne (a menos que fuera de mono o algún animal exótico), Matías Navarro eligió un bife de considerables proporciones como última cena antes de subirse al avión con rumbo a aquel país.

¿Para qué? Para participar del Mundial de kabaddi, un antiquísima disciplina de contacto practicada en el sureste asiático, cuyas reglas son muy particulares (se recomienda leer apartado antes de continuar), y de la que se pueden encontrar muchos videos en Youtube. “La conocí el año pasado, cursando una materia llamada Deportes Alternativos”, cuenta Matías, quien hace cuatro años se mudó a Buenos Aires junto a su esposa, con la idea de terminar la carrera de Educación Física. “Me gustó por ser un deporte de contacto. Comencé jugando al rugby en San Isidro de Lules, y uno como que siente la necesidad de golpearse. Suena loco, pero es así”, jura el tucumano, quien poco después fue invitado a participar de un torneo en La Plata.

“Armamos un equipo con otros chicos del profesorado, que practicaban lucha y también tenían ganas de golpearse. Nos fue bien. Y en el selectivo que se hizo para ir al Mundial del año pasado quedé para integrar el seleccionado argentino. El problema fue que, a menos de un mes de viajar, hubo un conflicto religioso en la zona donde se debía jugar y el torneo se canceló. Un bajón. Gracias a Dios, este año tuve otra oportunidad”, dice el de Lules, que viajó junto a otros 14 jugadores y el entrenador del seleccionado nacional, Ricardo Acuña.

El Mundial de kabaddi se celebra todos los años y los gastos corren a cuenta de los indios, que son la gran potencia de la disciplina y tienen interés en promocionarla para que el COI la consagre como olímpica. Por lo pronto, en octubre se transmitió por la señal argentina de ESPN el Mundial de Pro Kabaddi, una variante distinta a la que practica Matías, el Circle Kabaddi. Aquella se juega en pista y con uniforme, mientras que esta última sobre tierra o césped, descalzo y sin más vestimenta que un short.

“Terminás todo raspado y embarrado, pero es muy divertido: se te escapa un rider (atacante) y quedás re caliente, no ves la hora de que vuelva para hacerlo pelota, je. Es una locura, todo es muy diferente, hasta la hinchada. Todos parecen Bin Laden y se ponen re locos”, cuenta Matías en tono jocoso, aunque no tanto: debido a conflictos religiosos con Pakistán (que también tiene su seleccionado de kabaddi), las medidas de seguridad son altísimas.

“Pasa que donde se hace el Mundial es a menos de 100 kilómetros de Pakistán, y los dos países están al borde de la guerra. Los jugadores que fueron el año pasado tuvieron que pasar detectores de bombas. Y nosotros anduvimos todo el tiempo rodeados por policías armados hasta los dientes, que nos acompañaron a todos lados. Ellos le tenían que dar permiso a la gente que nos pedía selfies en la calle. Nosotros accedíamos, claro. Cuándo para que nos pidan una foto acá en Argentina, ja ja”, bromea.

Como todos los años, India demostró estar por encima del resto. “Me sorprendió el nivel que tienen. Hay equipos como Estados Unidos o Australia, que tenían muchos jugadores de origen indio y la tenían clarísima. Yo mido 1,90 metro, pero venía un rival de 1,80 y no sé cómo me tiraba al piso. Tienen una técnica impresionante. Valió mucho como experiencia medirse contra jugadores profesionales, para aprender y saber dónde estamos parados. Nos servirá para el próximo Mundial”, destaca Matías, que no solo mira hacia el año que viene, sino más allá. “Una vez que me reciba, me gustaría volver a Tucumán y difundir este deporte tan divertido por todo el norte”, asegura.

Un deporte milenario y millonario

El kabaddi es uno de los deportes más antiguos que se conocen: existen referencias de que ya se jugaba hace más de 4.000 años en Asia. Si bien es el deporte nacional de Bangladesh, es la India la que lo ha llevado al profesionalismo, creando hace dos años la Pro Kabaddi League y posicionándolo como el segundo deporte más visto del país, después del cricket: tiene una audiencia de más de 400 millones de televidentes.

Desde principios de la década del 90 el kabbadi comenzó a formar parte de los Juegos Asiáticos, primero como exhibición y luego como disciplina fija. La intención de India es insertar al kabaddi como disciplina olímpica, y por ello invierte mucho dinero en su promoción.

Cantando y sin respirar

El kabaddi tiene tres variantes: Indoor kabaddi (el que se juega en la liga profesional, en pista y bajo techo), Beach kabaddi (en playa) y Circle kabaddi (sobre tierra y cancha circular), las cuales se distinguen por la superficie y algunos detalles reglamentarios. Sin embargo, la base del juego es la misma: una cancha dividida en dos mitades iguales, cada una de las cuales pertenece a un equipo. A cada turno, un atacante (rider) debe cruzar hacia el campo contrario, tocar a cualquiera de los rivales (stoppers) y regresar a su campo. Los stoppers deberán detenerlo o sacarlo de la cancha, valiéndose de llaves, tomas y técnicas de lucha. Si el rider logra volver a su campo, su equipo ganará un punto por cada rival que haya tocado, los cuales quedarán eliminados; si no lo logra, quedará fuera del juego y el equipo defensor sumará un punto. Cuando hay “lona” (es decir, cuando todos los jugadores de un equipo son eliminados), se le otorgan dos puntos más al rival y todo el equipo regresa a la cancha. El partido se divide en dos tiempos de 20 minutos.

El kabaddi “original” tiene una regla muy particular: el rider no debe respirar durante el ataque, y para demostrarlo está obligado a cantar “kabaddi kabaddi kabaddi” ininterrumpidamente mientras se encuentre en campo contrario. Si deja de cantar o se equivoca al pronunciar, queda eliminado. Sin embargo, hay jugadores capaces de sostener el canto por lapsos mayores a 40 segundos. En la modalidad que practica el tucumano Matías Navarro, el Circle kabaddi, esa regla no se aplica y el rider tiene 30 segundos desde que cruza a campo contrario para regresar al suyo. Además, el rider solo puede tocar a un stopper, y solo ese stopper puede intentar detenerlo.

Chess-boxing

En un ring se hacen dos minutos de boxeo y cuatro de ajedrez, alternadamente, con descansos de un minuto. En total son 12 asaltos. Se puede ganar por KO o por jaque mate. Se practica hasta un total de 12 asaltos. Hay torneos internacionales y la mayor cantidad de practicantes procede de países de Europa Oriental.

Calcio florentino

Si no es el deporte colectivo más violento del mundo, debe al menos pelear el puesto. Frente a la Catedral de Santa María del Fiore, en la ciudad italiana de Florencia, se arma una cancha de tierra en la que se enfrentan equipos de 27 jugadores cada uno, cuyo objetivo es marcar goles. La particularidad es que están permitidos toda clase de golpes, pero no se puede atacar por la espalda o dos contra uno.

Buzkashi


En Afganistán y Turkmenistán se practica este deporte brutal, considerado nacional, entre equipos de 10 “jugadores” que van montados a caballo y “juegan” en un campo de 400 metros de lado. No hay pelota, sino ¡un cuerpo de oveja descabezada!, al que se trata de llevar de un extremo al otro. Los partidos pueden durar días. En la película Rambo III, el mundo “descubrió” este pariente del pato.

Disciplinas bajo el agua

Existen disciplinas tradicionales que también se practican bajo el agua. Así, nos encontramos con el rugby subacuático, en el que la pelota está rellena de una solución salina que le impide flotar, ya que esta no debe salir a la superficie. También se practican el hockey y el fútbol subacuático (underwater soccer).

Sepak takraw

Es algo así como el voley, pero jugado con los pies. Y con acciones que desafían permanentemente la gravedad. Es muy popular en países asiáticos como Tailandia, Camboya o Indonesia. Es parecido al jianzi (o shuttlecock en Europa), sólo que este se juega con una especie de raqueta, al estilo del bádminton.

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