13 Noviembre 2016
SOBRÓ ACTITUD. Ignacio Albornoz fue uno de los puntos más altos de Tucumán. El centro “verdinegro” se mostró muy activo y robó varias pelotas en el contacto. prensa uar
La juventud, eso que para el poeta Rubén Darío era un divino tesoro que se iba para no volver, puede ser lo que le está jugando en contra al seleccionado tucumano a la hora de cerrar sus partidos en el Argentino “Ángel Guastella”. Al igual que en el debut frente a Cuyo, la “Naranja” mostró mucha actitud y pasajes de buen juego, pero le faltó ser más bicho para aprovechar la ventaja que llegó a tener en el segundo tiempo, sobre todo a partir de la superioridad numérica que le brindó la expulsión de Gonzalo Camacho. Y Buenos Aires, que por algo es el campeón, no perdonó la generosidad y se impuso 24-20, dejando a Tucumán obligado a ganarle al sorprendente Salta y al golpeado Rosario para tener alguna chance de pelear el título o cuando menos no preocuparse por quedar abajo.
Ya con más tiempo de trabajo encima, Tucumán mostró una mayor sintonía que en sus dos primeros partidos. Luego de un comienzo favorable a Buenos Aires, que se puso en ventaja con el try de Camacho, los “Naranjas” tomaron el control del encuentro y con lo que fue la mejor jugada colectiva del partido, por dinámica y precisión en los pases, llegó el try de Lucas Santamarina bajo los palos.
De haber sostenido ese grado de conexión, Tucumán hubiera ganado con claridad, pero volvió a caer en una laguna de imprecisiones y errores que, de alguna manera, son efecto de la transición en que se encuentra inmerso. Con un jugador más por la roja a Camacho (y por algunos minutos con dos por la amarilla a Francisco Ferronato), Tucumán se obstinó con jugar corto cuando la situación pedía abrir la cancha. La picardía que le faltó fue la que tuvo el local para esperar agazapado su momento, y pegar en el momento justo, con el try de Francisco Gorrissen y el penal de Joaquín Díaz Bonilla.
“Cometimos errores que no nos permitieron cerrar el partido. Al último try nos lo hacen muy fácil, podríamos haber defendido un poco mejor. Pero al equipo lo veo bien y su entrega es indiscutible”, ponderó Nicolás Domínguez, uno de los entrenadores de los “Naranjas”.
Ya con más tiempo de trabajo encima, Tucumán mostró una mayor sintonía que en sus dos primeros partidos. Luego de un comienzo favorable a Buenos Aires, que se puso en ventaja con el try de Camacho, los “Naranjas” tomaron el control del encuentro y con lo que fue la mejor jugada colectiva del partido, por dinámica y precisión en los pases, llegó el try de Lucas Santamarina bajo los palos.
De haber sostenido ese grado de conexión, Tucumán hubiera ganado con claridad, pero volvió a caer en una laguna de imprecisiones y errores que, de alguna manera, son efecto de la transición en que se encuentra inmerso. Con un jugador más por la roja a Camacho (y por algunos minutos con dos por la amarilla a Francisco Ferronato), Tucumán se obstinó con jugar corto cuando la situación pedía abrir la cancha. La picardía que le faltó fue la que tuvo el local para esperar agazapado su momento, y pegar en el momento justo, con el try de Francisco Gorrissen y el penal de Joaquín Díaz Bonilla.
“Cometimos errores que no nos permitieron cerrar el partido. Al último try nos lo hacen muy fácil, podríamos haber defendido un poco mejor. Pero al equipo lo veo bien y su entrega es indiscutible”, ponderó Nicolás Domínguez, uno de los entrenadores de los “Naranjas”.
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