12 Noviembre 2016
FRENTE A TRIBUNALES. Las camionetas blancas son utilizadas por trasnportistas y particulares que comenzaron a cuidarse por los rumores. la gaceta / foto de DIEGO ARáOZ
Desde comienzos de noviembre, las personas que tienen una una camioneta blanca piensan dos veces antes de poner la llave en ese vehículo y acelerar. En estos días tuvieron miedo, los conductores de estos utilitarios evitaron lugares y hasta sintieron miradas amenazantes. Ellos, de alguna manera, son algunas de las víctimas de la psicosis que se apoderó de cientos de tucumanos a través de mensajes de WhatsApp.
“Desde que empezó todo esto, nos miran mal en cada lugar al que vamos, uno se da cuenta de que la gente desconfía al ver una trafic blanca”, explicó Nicolás Roldán, quien traslada mercadería para una cadena de supermercados en un vehículo así.
Su compañero, José Palavecino, agregó: “no nos pasó nada, pero tenemos que seguir trabajando y si alguien nos quisiera agredir, nos defenderíamos. Todo lo que se está diciendo en las redes sociales es mentira”.
Durante un recorrido de apenas media hora, LA GACETA cruzó al menos 10 vehículos de estas características en la zona de Barrio Sur. Uno de estas es de Manuel Antonio Jiménez. “No soy ningún delincuente y no tengo por qué andar escondiendome o dejar mi vehículo en la casa por que un par de tipos que se creen vivos andan diciendo cosas falsas en las redes. Pero sí, evidentemente, uno tiene miedo a veces de que venga un loquito con un palo, después de eso que pasó en la avenida Francisco de Aguirre”, advirtió, en relación a la golpiza que recibieron cinco trabajadores confundidos con secuestradores.
La psicosis
La primera vez que se habló de una trafic blanca fue el 2 de este mes, cuando Yéssica Yanina Villa denunció que un hombre en ese vehículo había intentado raptarla en Villa 9 de Julio. Sin embargo, la preocupación creció a partir de un terrorífico -y falso- mensaje que se viralizó, y que decía que en un vehículo de esas características habían encontrado varios niños muertos y que la Policía estaba intentado tapar todo. Pese a que desde la fuerza se confirmó que ese hecho era falso y que el secretario de Seguridad Ciudadana Paul Hofer aseguró que en Tucumán no habían secuestros, la psicosis subió un escalón poco después.
“A mi hermano le pegaron porque creyeron que era el supuesto secuestrador, lo podrían haber matado”, lamentó la hermana de Carlos y Manuel Robles. Los dos hombres volvían de trabajar junto con sus compañeros Rodolfo Ruiz, y Carlos y Lucas Salazar cuando se encontraron con una protesta en la avenida Francisco de Aguirre. Los vecinos exigían seguridad, tras la denuncia de una mujer que aseguró que alguien le quiso quitar a su hijo de los brazos. Pronto, todo se desmadró. Los cinco trabajadores salieron de allí escoltados por la Policía luego de recibir una golpiza. Si bien algunos de los manifestantes argumentaron que los habían agredido porque habían querido “pechar”, en el único video que se conoce del hecho, se escucha claramente q ue alguien grita “se estaban robando una changuita”.
El vehículo fue mencionado al menos dos veces más en denuncias policiales. La primera ocurrió cuando una mujer denunció que una camioneta andaba por el barrio 360 viviendas intentando secuestrar menores. Si bien jamás se la encontró, aprehendieron a un hombre al que la denunciante señaló como “cómplice” se los supuestos secuestradores. El hombre, que circulaba en un Palio blanco, juró que sólo buscaba la forma de llegar a un domicilio.
La segunda ocurrió en Aguilares. Un muchacho de 18 años dijo que a él y a su novia los subieron unos “colombianos” a una trafic para robarles la moto. Cuando se le advirtió las consecuencias que tenía hacer una falsa denuncia, pidió disculpas y confesó que todo era falso.
“Nosotros a la trafic le damos un uso familiar. Somos de Yerba Buena y ahí no hay tanto problema, pero hay lugares a los que no entraría manejándola, me daría miedo. No me sorprendería que nos tiren alguna piedra. La verdad es que este tema está tan instalado que incluso me llegaron algunos memes de gente cercana. Parece gracioso, pero no lo es”, comentó Cristian Fernández.
Por su parte, Roberto Medina aclaró que “por los lugares que frecuente, no tengo miedo de andar en mi trafic. Pero noto que ahora nos paran más en los controles. La verdad es que la gente debería averiguar si lo que se está diciendo es verdad antes de actuar. A mí me dio miedo después de lo que ocurrió en la Francisco de Aguirre”.
Por último, Fabián -no quiso dar su apellido- estimó que a todo esta esta situación hay que analizarla más a fondo. “A mí no me pasó nada porque, cuando comenzaron los rumores, a mí se me rompió la trafic. Pero no es casualidad que esto pase en noviembre, poco antes de las fiestas. Evidentemente hay un trasfondo político. Y hay dos opciones: o le quieren meter miedo a la gente, como hacían cuando se hablaba del perro familiar, o se está queriendo desestabilizar. Ne inclino por la primera”.
“Desde que empezó todo esto, nos miran mal en cada lugar al que vamos, uno se da cuenta de que la gente desconfía al ver una trafic blanca”, explicó Nicolás Roldán, quien traslada mercadería para una cadena de supermercados en un vehículo así.
Su compañero, José Palavecino, agregó: “no nos pasó nada, pero tenemos que seguir trabajando y si alguien nos quisiera agredir, nos defenderíamos. Todo lo que se está diciendo en las redes sociales es mentira”.
Durante un recorrido de apenas media hora, LA GACETA cruzó al menos 10 vehículos de estas características en la zona de Barrio Sur. Uno de estas es de Manuel Antonio Jiménez. “No soy ningún delincuente y no tengo por qué andar escondiendome o dejar mi vehículo en la casa por que un par de tipos que se creen vivos andan diciendo cosas falsas en las redes. Pero sí, evidentemente, uno tiene miedo a veces de que venga un loquito con un palo, después de eso que pasó en la avenida Francisco de Aguirre”, advirtió, en relación a la golpiza que recibieron cinco trabajadores confundidos con secuestradores.
La psicosis
La primera vez que se habló de una trafic blanca fue el 2 de este mes, cuando Yéssica Yanina Villa denunció que un hombre en ese vehículo había intentado raptarla en Villa 9 de Julio. Sin embargo, la preocupación creció a partir de un terrorífico -y falso- mensaje que se viralizó, y que decía que en un vehículo de esas características habían encontrado varios niños muertos y que la Policía estaba intentado tapar todo. Pese a que desde la fuerza se confirmó que ese hecho era falso y que el secretario de Seguridad Ciudadana Paul Hofer aseguró que en Tucumán no habían secuestros, la psicosis subió un escalón poco después.
“A mi hermano le pegaron porque creyeron que era el supuesto secuestrador, lo podrían haber matado”, lamentó la hermana de Carlos y Manuel Robles. Los dos hombres volvían de trabajar junto con sus compañeros Rodolfo Ruiz, y Carlos y Lucas Salazar cuando se encontraron con una protesta en la avenida Francisco de Aguirre. Los vecinos exigían seguridad, tras la denuncia de una mujer que aseguró que alguien le quiso quitar a su hijo de los brazos. Pronto, todo se desmadró. Los cinco trabajadores salieron de allí escoltados por la Policía luego de recibir una golpiza. Si bien algunos de los manifestantes argumentaron que los habían agredido porque habían querido “pechar”, en el único video que se conoce del hecho, se escucha claramente q ue alguien grita “se estaban robando una changuita”.
El vehículo fue mencionado al menos dos veces más en denuncias policiales. La primera ocurrió cuando una mujer denunció que una camioneta andaba por el barrio 360 viviendas intentando secuestrar menores. Si bien jamás se la encontró, aprehendieron a un hombre al que la denunciante señaló como “cómplice” se los supuestos secuestradores. El hombre, que circulaba en un Palio blanco, juró que sólo buscaba la forma de llegar a un domicilio.
La segunda ocurrió en Aguilares. Un muchacho de 18 años dijo que a él y a su novia los subieron unos “colombianos” a una trafic para robarles la moto. Cuando se le advirtió las consecuencias que tenía hacer una falsa denuncia, pidió disculpas y confesó que todo era falso.
“Nosotros a la trafic le damos un uso familiar. Somos de Yerba Buena y ahí no hay tanto problema, pero hay lugares a los que no entraría manejándola, me daría miedo. No me sorprendería que nos tiren alguna piedra. La verdad es que este tema está tan instalado que incluso me llegaron algunos memes de gente cercana. Parece gracioso, pero no lo es”, comentó Cristian Fernández.
Por su parte, Roberto Medina aclaró que “por los lugares que frecuente, no tengo miedo de andar en mi trafic. Pero noto que ahora nos paran más en los controles. La verdad es que la gente debería averiguar si lo que se está diciendo es verdad antes de actuar. A mí me dio miedo después de lo que ocurrió en la Francisco de Aguirre”.
Por último, Fabián -no quiso dar su apellido- estimó que a todo esta esta situación hay que analizarla más a fondo. “A mí no me pasó nada porque, cuando comenzaron los rumores, a mí se me rompió la trafic. Pero no es casualidad que esto pase en noviembre, poco antes de las fiestas. Evidentemente hay un trasfondo político. Y hay dos opciones: o le quieren meter miedo a la gente, como hacían cuando se hablaba del perro familiar, o se está queriendo desestabilizar. Ne inclino por la primera”.
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