18 Octubre 2016
En nuestro país se han realizado importantes y recientes reformas al sistema educativo, incluso con fuerza de ley (Ley Federal de Educación Nº 24.125, del año 1993. Ley de Financiamiento Educativo N° 26.075, del año 2005. Ley de Educación Nacional Nº 26.206, del año 2006). Dentro de esta normativa, observamos que se han concretado iniciativas con el objeto de incrementar la cantidad de educación ofrecida, lograr que se cumpla con el número de días de clases planificados, que se incorpore una mayor cantidad de niños y jóvenes a la escuela y a partir de una menor edad. Asimismo se destaca que se buscó hacerlo procurando equidad y tratando de conseguir, además, calidad educativa. La ley vigente propone: “Asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y posibilidades, sin desequilibrios regionales ni inequidades sociales”.
De hecho y sin ninguna animosidad vale reconocer que es muy difícil, y no sólo en nuestro país, lograr la igualdad de posibilidades, los equilibrios regionales y la igualdad social. Es conocido que nuestra república presenta a lo largo de sus 24 provincias una gran diversidad geográfica y humana y un amplio rango de valores en sus productos geográficos por persona que pueden argumentar al respecto. Así, el concepto de educación o de una buena educación es más amplio que el proceso de enseñanza-aprendizaje que se realiza en la escuela y depende además de un relativo número de variables que trascienden el ámbito escolar.
Por lo que el estado de la educación -como el de otros procesos en Argentina - no es ajeno a la situación por la que atraviesa la sociedad en general y la economía en particular. La recurrencia de elevados índices de pobreza, la falta de puestos de trabajo y la inflación, sin lugar a dudas, condicionan los resultados.
Es de sumo interés entonces indagar, como se lo viene haciendo, acerca del comportamiento de la Educación, en particular lo que se conoce como calidad educativa, concepto amplio, que presupone cantidad en años de educación aunque incluye además otros logros. Si bien es difícil de medir, se reconoce que son variados los factores que influyen en el desempeño de los alumnos: algunos como la educación de los padres, el índice de ruralidad en la región, la capacidad fiscal de las provincias, entre otros, influyen en los resultados.
Puede observarse que en las distintas mediciones que se vienen realizando los rendimientos alcanzados no satisfacen los requerimientos o expectativas (cualquiera sea el nivel educativo que se considere). O lo que es lo mismo, los aprendizajes de los alumnos argentinos de los distintos niveles donde ellos son evaluados se consideran insuficientes (se habla de baja calidad en la enseñanza y de dificultades para el aprendizaje).
De hecho y sin ninguna animosidad vale reconocer que es muy difícil, y no sólo en nuestro país, lograr la igualdad de posibilidades, los equilibrios regionales y la igualdad social. Es conocido que nuestra república presenta a lo largo de sus 24 provincias una gran diversidad geográfica y humana y un amplio rango de valores en sus productos geográficos por persona que pueden argumentar al respecto. Así, el concepto de educación o de una buena educación es más amplio que el proceso de enseñanza-aprendizaje que se realiza en la escuela y depende además de un relativo número de variables que trascienden el ámbito escolar.
Por lo que el estado de la educación -como el de otros procesos en Argentina - no es ajeno a la situación por la que atraviesa la sociedad en general y la economía en particular. La recurrencia de elevados índices de pobreza, la falta de puestos de trabajo y la inflación, sin lugar a dudas, condicionan los resultados.
Es de sumo interés entonces indagar, como se lo viene haciendo, acerca del comportamiento de la Educación, en particular lo que se conoce como calidad educativa, concepto amplio, que presupone cantidad en años de educación aunque incluye además otros logros. Si bien es difícil de medir, se reconoce que son variados los factores que influyen en el desempeño de los alumnos: algunos como la educación de los padres, el índice de ruralidad en la región, la capacidad fiscal de las provincias, entre otros, influyen en los resultados.
Puede observarse que en las distintas mediciones que se vienen realizando los rendimientos alcanzados no satisfacen los requerimientos o expectativas (cualquiera sea el nivel educativo que se considere). O lo que es lo mismo, los aprendizajes de los alumnos argentinos de los distintos niveles donde ellos son evaluados se consideran insuficientes (se habla de baja calidad en la enseñanza y de dificultades para el aprendizaje).