Harinas, carnes y dietas de moda

Leer las etiquetas.- “Una herramienta fundamental es la educación alimentaria, orientada a la selección de alimentos y al consumo en cantidades controladas, de modo de evitar el exceso de energía. Para ello se recomienda elegir alimentos “libres”, “livianos” o “bajo aporte” en calorías, grasas y azúcar, principalmente. Es leer la información que brinda el rótulo nutricional”, sostiene la nutricionista Eliana María Rodríguez.

¿Qué hacemos con las harinas y con las carnes?.- “Ningún alimento es veneno a menos que este contaminado. Respecto a los daños que provocaría la harina en el organismo hay una línea de investigación débil y refutada en congresos y ámbitos científicos. Hay que comer de todo, pero hacerlo de manera moderada. Sobre el tema de la carne, si un paciente se propone no comer por el respeto hacia los animales, lo considero como filosofía y entiendo ese punto. Las últimas investigaciones concluyen que las personas que no consumen carnes ni derivados viven un 18% más de las que si consumen. Pero no creo que esos números sirvan de fundamento para prohibir su consumo. Sí moderarlo y que la primera opción sea pescado”, opina Lucía Vallejo, nutricionista.

Métodos famosos: las dietas paleo.- Comer como cavernícola se ha puesto de moda. “Estas dietas son altas en proteínas y grasas. Algunas reducen los hidratos a un mínimo de 20gr/día. Los deportistas poseen altos requerimientos de proteínas y hierro. Por eso son útiles para estas personas. No son aconsejables para sostener en el tiempo como estilo de vida. Ayudan a perder peso más rápido en el corto y mediano plazo. Pero luego del año se recupera peso o se equipara, entre otras cosas por pérdida de agua. Son dietas muy restrictivas ya que algunas hasta eliminan casi todos los hidratos y la leche. Son desbalanceadas, ignoran el placer como derecho y pueden ser peligrosas”, detalla la doctora Mónica Katz.