Por LA GACETA
14 Octubre 2016
En los últimos años, ha extendido sus tentáculos. Miles de personas han padecido su embestida. Sus dentelladas acechan en cualquier parte. Es tema de charla, de asombro, de bronca cotidiana. La inseguridad desvela a los tucumanos; cada vez son más los comprovincianos que han sido víctimas de un asalto, incluso en el centro de la ciudad, donde se supone que la vigilancia es más intensa. Las zonas rojas se incrementan.
Una de ellas es la autopista Tucumán-Famaillá, en cercanías del Mercofrut. Las víctimas son saqueadas por grupos de entre seis y 30 jóvenes que actúan con total impunidad. Estas bandas, conocidas como “pirañas”, se ubican en el medio de la autopista y obligan a los conductores a reducir la velocidad para atacarlos. Otra modalidad es arrojarles pedradas a los vehículos y cuando estos se detienen, los delincuentes los rodean y les roban.
Un camionero le contó a nuestro diario que estos asaltos suceden a diario. “Hay muchos robos y mucha droga por aquí. Ves a jóvenes, en cualquier horario, que están con hondas, las armas que generalmente utilizan para atacar. No se puede vivir así. Sí, es verdad, algunas veces se ve a algunos policías, pero hacen oídos sordos a nuestros reclamos. Cuando los llamás por alguna urgencia te ponen de excusa que no tienen móvil o que no hay personal. Siempre es la misma historia”, dijo.
La empleada de una estación de servicio se refirió a la impunidad con que actúan estos delincuentes. “Hemos pedido seguridad muchísimas veces, pero todo sigue igual. Si el Gobierno o la Policía no ponen mano dura, cada vez será peor. Antes no se notaba tanto, pero ahora es impresionante cómo te roban”, aseveró. El jefe de la Unidad Regional Capital dijo que la Policía recibió algunas denuncias y admitió que la zona se volvió peligrosa. “Se está trabajando en esto y por eso se diagramó un dispositivo de seguridad, que ya generó algunas detenciones en los últimos días. Las tareas preventivas están y se están reforzando para que haya más seguridad con la colaboración de personal del Grupo Cero e Infantería”, afirmó.
Se sabe también que la autopista de Circunvalación, a la altura de La Costanera, es uno de los puntos preferidos de estas “pirañas”. Ello sucede en el tramo que va desde el puente Lucas Córdoba hasta el puente ingeniero Barros. Pero también en otras zonas de la ciudad son peligrosas, como las esquinas de las avenidas Francisco de Aguirre y Mitre; Aguirre y Viamonte; la avenida Ejército del Norte, desde la Belgrano hasta Francisco de Aguirre; Mendoza primera cuadra, según dijeron nuestros lectores.
Desde hace mucho tiempo, se habla de la necesidad de diseñar un mapa del delito para combatirlo con mayor eficacia. Y aunque la Policía dice tenerlo, la realidad se empecina en mostrar lo contrario. ¿Se necesita una denuncia para actuar contra los malhechores? ¿Dónde está la tarea de inteligencia? Da la impresión de que se sigue trabajando sobre el hecho consumado y no en la prevención. Si hubiera una policía comunitaria que tuviese un contacto directo con los vecinos y generara una relación de confianza, posiblemente descenderían los hechos delictivos. A menudo la Policía se queja de que los ciudadanos no hacen denuncias; sus autoridades deberían preguntarse cuáles son las razones de que ello ocurra. Si sistemáticamente se hace siempre lo mismo, la inseguridad y la delincuencia seguirán entre nosotros por mucho tiempo.
Una de ellas es la autopista Tucumán-Famaillá, en cercanías del Mercofrut. Las víctimas son saqueadas por grupos de entre seis y 30 jóvenes que actúan con total impunidad. Estas bandas, conocidas como “pirañas”, se ubican en el medio de la autopista y obligan a los conductores a reducir la velocidad para atacarlos. Otra modalidad es arrojarles pedradas a los vehículos y cuando estos se detienen, los delincuentes los rodean y les roban.
Un camionero le contó a nuestro diario que estos asaltos suceden a diario. “Hay muchos robos y mucha droga por aquí. Ves a jóvenes, en cualquier horario, que están con hondas, las armas que generalmente utilizan para atacar. No se puede vivir así. Sí, es verdad, algunas veces se ve a algunos policías, pero hacen oídos sordos a nuestros reclamos. Cuando los llamás por alguna urgencia te ponen de excusa que no tienen móvil o que no hay personal. Siempre es la misma historia”, dijo.
La empleada de una estación de servicio se refirió a la impunidad con que actúan estos delincuentes. “Hemos pedido seguridad muchísimas veces, pero todo sigue igual. Si el Gobierno o la Policía no ponen mano dura, cada vez será peor. Antes no se notaba tanto, pero ahora es impresionante cómo te roban”, aseveró. El jefe de la Unidad Regional Capital dijo que la Policía recibió algunas denuncias y admitió que la zona se volvió peligrosa. “Se está trabajando en esto y por eso se diagramó un dispositivo de seguridad, que ya generó algunas detenciones en los últimos días. Las tareas preventivas están y se están reforzando para que haya más seguridad con la colaboración de personal del Grupo Cero e Infantería”, afirmó.
Se sabe también que la autopista de Circunvalación, a la altura de La Costanera, es uno de los puntos preferidos de estas “pirañas”. Ello sucede en el tramo que va desde el puente Lucas Córdoba hasta el puente ingeniero Barros. Pero también en otras zonas de la ciudad son peligrosas, como las esquinas de las avenidas Francisco de Aguirre y Mitre; Aguirre y Viamonte; la avenida Ejército del Norte, desde la Belgrano hasta Francisco de Aguirre; Mendoza primera cuadra, según dijeron nuestros lectores.
Desde hace mucho tiempo, se habla de la necesidad de diseñar un mapa del delito para combatirlo con mayor eficacia. Y aunque la Policía dice tenerlo, la realidad se empecina en mostrar lo contrario. ¿Se necesita una denuncia para actuar contra los malhechores? ¿Dónde está la tarea de inteligencia? Da la impresión de que se sigue trabajando sobre el hecho consumado y no en la prevención. Si hubiera una policía comunitaria que tuviese un contacto directo con los vecinos y generara una relación de confianza, posiblemente descenderían los hechos delictivos. A menudo la Policía se queja de que los ciudadanos no hacen denuncias; sus autoridades deberían preguntarse cuáles son las razones de que ello ocurra. Si sistemáticamente se hace siempre lo mismo, la inseguridad y la delincuencia seguirán entre nosotros por mucho tiempo.
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