¿Cuánto tiempo dura en manos tucumanas una torta de 750 metros de largo? Tenemos la respuesta: apenas un poco más de media hora y poco menos de 45 minutos. De todos modos, la pregunta deberá ser reformulada, porque un agrimensor y una escribana pusieron la firma a otra cifra: el enorme pastel que ofreció la Municipalidad a los vecinos para celebrar los 331 años de la ciudad de San Miguel de Tucumán llegó “apenas” a los 606 metros, 144 menos que los anunciados. De cualquiera manera, este cumpleaños fue una dulce y auténtica fiesta popular que dejó a los tucumanos con las sonrisas cubiertas de merengue.
En este cumpleaños con la que podría ser la torta más grande del mundo -al menos esa fue la intención de la Municipalidad- también hubo velitas, que se soplaron en el cielo. Ocho minutos duró el apabullante show de fuegos artificiales que iluminó la avenida Mate de Luna, a la altura del parque Avellaneda. Desde el Monumento del Bicentenario hasta la calle Matienzo - Alberti, la avenida estuvo tapizada de vecinos que salieron de sus casas para probar la tentadora torta y, fiel a las costumbres locales, algunos no tuvieron reparos en cargar con tuppers para llevar algunas porciones a sus casas.
Según los anuncios oficiales, se iban a emplear unos 30.000 huevos, 4.000 kilos de azúcar y 1.350 kilos de harina para elaborar los bizcochuelos, que se hornearon en cuatro panaderías locales que ofrecieron su colaboración para participar de la iniciativa municipal: Albertus, El Cadillal, La Primavera y Luce Pan. Los “ladrillos” de bizcochuelo tenían 22 centímetros de ancho por 35 de largo y 10 de alto. Pero todavía resta saber si la torta entró o no al libro Guinness de los récords.
Para comerse todo
La cita era a las 20, pero los ansiosos invitados comenzaron a llegar desde las 18. A esa hora, la feria de comidas y de artesanías terminaba de armarse. Había de todo para probar: shawarma, sanguchitos de pernil de cerdo, comidas árabes, empanadas, cazuela y hamburguesas de llama y tacos de picana, por ejemplo. El stand de cervezas artesanales locales e importadas fue la parada obligatoria para los que quisieron hacer un brindis por la ciudad.
El cumpleaños comenzó sorprendentemente puntual: a las 20, como estaba programado, se subieron al escenario el intendente capitalino, Germán Alfaro, y el gobernador tucumano, Juan Manzur. Después de los mensajes de bienvenida y de las velitas que soplaron arriba del escenario, los mandatarios dieron el pulgar arriba para comenzar a repartir las porciones entre los miles y miles de invitados. La encargada de cantar el cumpleaños feliz fue nada menos que Gladys “La Bomba” Tucumana, “la tucumana que nos hizo conocer en todo el mundo”, según la presentación del locutor.
El anfitrión principal, Alfaro, se vistió con su mejor sonrisa y bajó del escenario: él fue uno de los varios voluntarios que repartieron la torta, para sorpresa y diversión de los vecinos y empleados municipales que asistieron a la fiesta. Un poco más de media hora después, la torta que quizás sea récord Guinness, se había esfumado.
Una “mojada de oreja” amistosa.- “Vecinas y vecinos. Quiero contarles que acá a mi lado está el ex intendente de San Miguel de Tucumán, Rubén Chebaia”, introdujo el actual intendente, Germán Alfaro, desde arriba del escenario. Después de los aplausos del público, el jefe municipal continuó hablando del radical: “Cuando la ciudad cumplió 300 años, Chebaia también hizo una inmensa torta para los vecinos. Quiero decirte, Rubén -le dijo mirándolo a los ojos- que esta torta es más grande”, disparó con simpatía Alfaro.
Monumento dorado.- Antes de comenzar con el discurso por el cumpleaños de la ciudad, Alfaro recordó que el Monumento del Bicentenario está iluminado de color dorado durante estos días porque estamos conmemorando el mes del niño con cáncer. “Tenemos que tomar consciencia de que necesitamos cuidar a nuestras criaturas, que son el futuro”, señaló.
“Gracias Juan, de corazón”.- “Estamos en un cumpleaños y los cumpleaños se festejan”, fueron las palabras con la que inició su discurso el intendente Germán Alfaro. “Estoy orgulloso de ser el intendente de San Miguel de Tucumán y es un regalo de Dios ser el intendente del Bicentenario. Hoy vamos a festejar de manera austera pero digna”, agregó el intendente y le dio la bienvenida al gobernador tucumano, Juan Manzur: “gracias al gobernador por venir a festejar el cumpleaños de la ciudad más grande e importante de la provincia. Gracias Juan, de corazón, por este gesto y por tu actitud”, lo endulzó.
“Cómo no iba a estar”.- “Cómo no iba a estar en el cumpleaños de nuestra casa. Buenas noches a todos y un gran aplauso para San Miguel de Tucumán que está cumpliendo años”, saludó el gobernador, Juan Manzur. “Lo quiero felicitar al intendente (aplausos del público) que nos ha juntado a todos. Ahora vamos a soplar la velita de la torta más grande del mundo, que es nuestra y que está acá, en la bendita ciudad de San Miguel de Tucumán”, invitó Manzur.
El aplausómetro.- Si habría que medir por el estruendo de los aplausos, habría entonces que sostener que Germán Alfaro es profeta en su tierra. Con palabras simples y con un tono de voz no demasiado elevado cosechó mucho más aplausos que su par provincial, el gobernador Juan Manzur, para quien los aplausos fueron un poco más tibios comparados con las ovaciones al intendente.