Se va resignando calidad para llegar a fin de mes

Se va resignando calidad para llegar a fin de mes

Los expertos señalan que, para administrar el presupuesto familiar, se requiere mucha creatividad y, sobre todo, ser como equilibristas. En tiempos de tormenta inflacionaria, los consumidores se vuelcan a las segundas marcas y a los almacenes de barrio.

ESPARCIMIENTO EN EL HOGAR. Las familias están prescindiendo de las salidas a comer, hasta tanto mejoren las expectativas económicas en el país. foto de archivo ESPARCIMIENTO EN EL HOGAR. Las familias están prescindiendo de las salidas a comer, hasta tanto mejoren las expectativas económicas en el país. foto de archivo
15 Mayo 2016
-¿Salimos?, sugiere el marido no muy convencido, mientras mira de reojo la tarjeta que lleva en la billetera.

-No; hace frío. Los chicos quieren ver una película en la TV, responde ella. En el fondo, le brotó la economista que cada madre de familia tiene en su interior.

No es un tiempo para salir a gastar, sino para tratar de redireccionar el presupuesto hacia lo justo y lo necesario. Los hábitos de consumo de los argentinos se han modificado de tal manera que la conducta que más impera es la de un gasto selectivo, una gimnasia financiera diaria de recorrer supermercados cercanos para aprovechar las ofertas y, lamentablemente, resignar calidad en los productos que se adquieren ante un período signado por la elevada inflación y los reajustes tarifarios que, definitivamente, se trasladaron al precio final.

Ni los funcionarios ni los consumidores se animan a pronunciar aquella frase que Álvaro Alsogaray lanzó en un período de crisis en la Argentina: “hay que pasar el invierno”. Más bien, los expertos en consumo y los economistas prefieren utilizar otra más aggionarada: “hay que llegar a la primavera”. Sucede que, según las proyecciones oficiales, hacia septiembre u octubre, la inflación cederá y los precios tendrán cierta estabilidad.

“La sociedad tiene una amplia experiencia en momentos de crisis y contracción del consumo, por lo que somos en esencia ‘equilibristas’ y ‘creativos’ para adaptarnos y buscar de todas las formas posibles hacer rendir nuestro presupuesto”, indica Juan Manuel Primbas, Managing director para el cono Sur de Kantar Worldpanel, una empresa global que analiza las tendencias de consumo. Según un estudio de esa compañía, la situación de retracción del consumo es tal que las primeras marcas ya experimentaron un descenso en el nivel de ventas del 3%, porcentaje que se mantendrá en lo que resta del primer año de gestión del presidente Mauricio Macri.

“La sustitución de las primeras marcas por marcas propias de supermercados o segundas marcas han constituido la primera reacción frente al avance de precios y de la inflación”, indica a LA GACETA Virginia Porcella experta en consumo y autora de los libiros “Feminomics” y “EconomíaSOS”. De hecho, los productos de menor calidad han incrementado sus ventas en torno de un 8% y, según la especialista, en los últimos meses se ha observado una menor frecuencia de visitas al supermercado por parte de los consumidores. “Muchos prefieren ir al mayorista donde consiguen ahorros de hasta un 30%”, puntualiza.

Daniel Abad, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del NOA (Cesnoa), remarca que el cambio de conducta también está ligado al poder adquisitivo de la sociedad. En este sentido, señala que la clase baja no tiene forma de cubrirse frente a procesos inflacionarios y de fuertes reajustes tarifarios, porque gran parte de sus ingresos los destinan a alimentos y a vestimentas. “La clase media, en tanto, que tiene una tarjeta de crédito, aprovecha las tasas y –si tiene algo de ahorro- se vuelca al plazo fijo”, acota. Para los más pudientes, los tiempos inflacionarios, son oportunidades para realizar viajes postergados, según Abad. En suma, el experto está convencido de que la falta de cierre de las principales paritarias está conspirando negativamente contra el consumo en la Argentina.

El jamón del sándwich

Susana Nuti, economista y especializada en consumo, afirma que la clase media suele ser la que marca el rumbo del consumo en tiempos de crisis. “Busca muchas ofertas, es muy selectiva a la hora de aceptar precios y hasta reduce algunos gustos que se daba como salir a comer afuera o todo lo que indique esparcimiento, hasta tanto la situación aclare”, indica a nuestro diario. Precisamente, las salidas fuera de casa volvieron a ser sólo para ocasiones especiales. “Del mismo modo que las familias tratan de tener una conducta más asociativa, por ejemplo, cuando hay que llevar los chicos al colegio o salir para el trabajo; generalmente, se juntan entre dos o tres familias para brindarse ese servicio de transporte”, agrega.

Nuti cree que ni las expectativas de inflación ni los temores a la posibilidad de perder el empleo, por mencionar dos de los escenarios presentes en la Argentina, contribuyen a vislumbrar un panorama alentador sobre el rumbo económico. “Sólo podemos decir que, hacia la primavera, podremos observar mejores vientos”, analiza.

Mientras tanto, continuará el consumo selectivo. Las tarjetas de crédito serán una alternativa para pasar el invierno –siempre y cuando el margen ayude-, pero tomando en cuenta de que no se puede pagar el mínimo cuando llega el resumen, debido a las elevadas tasas de interés del financiamiento. La morosidad ha crecido y la conducta es más que cautelosa entre los consumidores argentinos. “Las compras asociativas siempre son la principal herramienta en tiempos de escasez”, sostiene José García, titular del Frente de Organizaciones de Defensa de Consumidores y Usuarios de Tucumán (Fodecus), que advierte que ha recibido quejas de clientes que fueron a grandes mercados y les cobran una elevada tasa de peaje. “Las compras al por mayor se trasladaron a ferias barriales, donde también creció la oferta de productos usados (calzados y ropas de abrigo, en especial)”, relata. Aún más, mientras los tucumanos ya no visitan con tanta frecuencia las grandes cadenas, en la actualidad prefieren –por una cuestión de presupuesto familiar- acudir al almacén más cercano a comprar alimentos sueltos y no por paquete. “En este aspecto –alerta García-, podemos decir que el consumidor tucumano, en estos tiempos inflacionarios, no sólo ha resignado la calidad, sino también la cantidad, porque el salario ya no le alcanza, siquiera, para superar la quincena del mes”.

Cuatro conductas típicas

1- Se hacen menos frecuentes las visitas a los supermercados. Hay más impulso para adquirir productos en los mayoristas.

2- Las familias suelen ajustar las salidas, particularmente en rubros gastronómicos y en entretenimientos en general.

3- Tratan de consumir en cuotas con sistemas que aún conservan regímenes de pago sin intereses en el mediano plazo.

4- Se refuerzan las compras asociativas en las grandes ferias. Hay tendencia a concurrir a los mercados de barrios.

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