Por LA GACETA
30 Abril 2016
Cuenta la fábula que una zorra vio unos apetecibles racimos de uvas maduras. Deseosa de comer las, comenzó a saltar sin lograr su cometido porque estaban fuera de su alcance. Cansada y malhumorada, sin haber hecho el máximo esfuerzo, se dijo: “¡qué tonta soy! Las uvas están verdes, no se pueden comer. De todas maneras, ¿para qué las querría?” Ante la incapacidad de resolver un problema los gobernantes suelen apelar a frases hechas para explicar su inacción. Así, por ejemplo, con el asunto de la basura o de la transgresión vial, basta decir “es un problema cultural” para justificar el ingreso en una suerte de cono de resignación.
Desde la década de 1990, se viene intentando darle a la bicicleta un lugar en la ciudad. Con la intención de impulsar la circulación en este medio de locomoción, la agrupación Ciclovías Tucumán echó a rodar un taller gratuito de autorreparación de bicis, que tiene lugar los miércoles en un espacio cultural de Virgen de la Merced al 400. La idea la puso en marcha una asociación francesa. Los estudiantes voluntarios ayudan y enseñan a reparar las bicicletas de otros estudiantes. Una de las integrantes de Ciclovías Tucumán contó que el primer día fueron alrededor de 20 personas con diferentes problemas: algunos simples, como una cámara pinchada, y otros más complejos que llevaron más tiempo resolver. “Los que estamos como voluntarios enseñando nos consultamos y las personas que llevan sus bicis aprenden a ver los problemas. Aconsejamos qué hacer para que no vuelva a pasar o como mantener bien la bici”, dijeron las jóvenes Lucía Palenzuela y Maylis Mercat, que bicicletearon 12.000 km, desde Francia hasta Argentina. Las ciclonautas se quejaron porque hace un año le presentaron a la Municipalidad un proyecto con estudios y pruebas previas para el diseño de ciclovías en el centro de la ciudad, pero aún no obtuvieron respuesta.
Hubo antes otros intentos. En marzo de 2008, el grupo “Anku” juntó firmas para que la Municipalidad capitalina dispusiera la construcción de bicisendas y de estacionamientos especiales. En 2013, un edil de Yerba Buena propuso la creación de bicisendas en la avenida Juan Perón y en el camino hacia Horco Molle. El gobierno municipal de la Ciudad Jardín anunció entonces que iba a impulsar la creación bicicleteros en esa avenida y en las sedes de sus reparticiones.
Tras marchas y contramarchas, la Municipalidad inauguró en diciembre pasado la primera ciclovía, de casi dos kilómetros de extensión, que recorre la avenida América, desde Belgrano hasta Isabel La Católica. Se instalaron merenderos, bancos, y veredas perimetrales, para que los peatones también pudiesen aprovechar este espacio verde.
Sería positivo si se avanzara en la planificación y construcción de bicisendas en la ciudad, no solo por una cuestión de ordenamiento del tránsito, sino también por razones de salud; el empleo de la bicicleta contribuye a reducir la obesidad y a combatir las enfermedades relacionadas con ella. En 2010, la Organización Mundial de la Salud aconsejó a los gobiernos facilitar la promoción de hábitos saludables, priorizando el uso de los transportes públicos colectivos, el desplazamiento peatonal y el uso de la bicicleta. Sin duda, no será fácil incorporar el hábito entre los tucumanos, la educación es el punto de partida. Vale la pena intentarlo para no darse rápidamente por vencido como la zorra con las uvas.
Desde la década de 1990, se viene intentando darle a la bicicleta un lugar en la ciudad. Con la intención de impulsar la circulación en este medio de locomoción, la agrupación Ciclovías Tucumán echó a rodar un taller gratuito de autorreparación de bicis, que tiene lugar los miércoles en un espacio cultural de Virgen de la Merced al 400. La idea la puso en marcha una asociación francesa. Los estudiantes voluntarios ayudan y enseñan a reparar las bicicletas de otros estudiantes. Una de las integrantes de Ciclovías Tucumán contó que el primer día fueron alrededor de 20 personas con diferentes problemas: algunos simples, como una cámara pinchada, y otros más complejos que llevaron más tiempo resolver. “Los que estamos como voluntarios enseñando nos consultamos y las personas que llevan sus bicis aprenden a ver los problemas. Aconsejamos qué hacer para que no vuelva a pasar o como mantener bien la bici”, dijeron las jóvenes Lucía Palenzuela y Maylis Mercat, que bicicletearon 12.000 km, desde Francia hasta Argentina. Las ciclonautas se quejaron porque hace un año le presentaron a la Municipalidad un proyecto con estudios y pruebas previas para el diseño de ciclovías en el centro de la ciudad, pero aún no obtuvieron respuesta.
Hubo antes otros intentos. En marzo de 2008, el grupo “Anku” juntó firmas para que la Municipalidad capitalina dispusiera la construcción de bicisendas y de estacionamientos especiales. En 2013, un edil de Yerba Buena propuso la creación de bicisendas en la avenida Juan Perón y en el camino hacia Horco Molle. El gobierno municipal de la Ciudad Jardín anunció entonces que iba a impulsar la creación bicicleteros en esa avenida y en las sedes de sus reparticiones.
Tras marchas y contramarchas, la Municipalidad inauguró en diciembre pasado la primera ciclovía, de casi dos kilómetros de extensión, que recorre la avenida América, desde Belgrano hasta Isabel La Católica. Se instalaron merenderos, bancos, y veredas perimetrales, para que los peatones también pudiesen aprovechar este espacio verde.
Sería positivo si se avanzara en la planificación y construcción de bicisendas en la ciudad, no solo por una cuestión de ordenamiento del tránsito, sino también por razones de salud; el empleo de la bicicleta contribuye a reducir la obesidad y a combatir las enfermedades relacionadas con ella. En 2010, la Organización Mundial de la Salud aconsejó a los gobiernos facilitar la promoción de hábitos saludables, priorizando el uso de los transportes públicos colectivos, el desplazamiento peatonal y el uso de la bicicleta. Sin duda, no será fácil incorporar el hábito entre los tucumanos, la educación es el punto de partida. Vale la pena intentarlo para no darse rápidamente por vencido como la zorra con las uvas.