30 Abril 2016
Un plan para superar “la pesadilla del agua”
El presidente, Mauricio Macri, lanzó ayer desde Tucumán un programa nacional que prevé dotar de agua potable y cloacas al país en los próximos ocho años. “Queremos que el agua sea una bendición, no una angustia”, planteó. Manzur ratificó su apoyo a las políticas del Gobierno nacional
APOYO MUTUO. Macri y Manzur ponderaron en sus discursos la buena relación entre la Nación y la Provincia. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Se habrá sentido cómodo, tal vez. En un lugar inesperado, el presidente Mauricio Macri anunció ayer, desde Yerba Buena, el lanzamiento de un plan nacional de agua potable, cloacas y prevención de inundaciones. Inesperado, porque el acto se hizo en un obrador de la ciudad pedemontana, entre montículos de tierra, operarios con mamelucos y tractores.
Pero a él, ingeniero de profesión, quizá le haya resultado familiar ese entorno. En el caso yerbabuenense, el Presidente puso en marcha -puntualmente- la construcción de un colector pluvial, llamado “Solano Vera-San Luis”. Escoltado por su ministro del Interior, Rogelio Frigerio; por el gobernador de Tucumán, Juan Manzur; por el director del Plan Belgrano, José Cano; por el intendente anfitrión, Mariano Campero; y por el diputado Facundo Garretón -sólo en el inicio del discurso, porque luego le tocaron el hombro y se bajó del escenario-, Macri dijo que vino a resolver algo crucial en la vida de la gente: el acceso al agua y a las cloacas.
“Nos comprometemos a que, en cuatro años, el 100% de los argentinos tenga agua potable, y el 75% cuente con cloacas. Y a que, en ocho años, el 100% tenga ambas cosas. Este programa apunta, también, a que el agua sea una bendición, y no una pesadilla. Entonces, hay un segundo paquete, que busca resolver las inundaciones. Me refiero al colector San Luis, que va a cambiar la vida de Yerba Buena. Los muchachos me prometieron que van a terminarlo en 24 meses. Escuchen bien, 24 meses”, repitió, y señaló a los trabajadores formados detrás suyo.
Pero así como el escenario que se montó puede que lo haya hecho sentir a gusto, también es probable que los insultos que se oyeron, desde afuera del predio, lo hayan distraído. Una decena de personas pidió, a los gritos, que se “acaben los despidos” y “que les devuelvan la plata a los jubilados”. El griterío se hizo más sonoro cuando unos cuantos vecinos de los alrededores salieron de sus casas a respaldar a Macri, con otros cánticos.
El plan hídrico nacional “Aguas del Bicentenario” prevé una inversión de $ 180.000 millones en obras, destinadas a las provincias del norte y al conurbano bonaerense, principalmente. Según Macri, permitirá la creación de 200.000 puestos de trabajo. “Será empleo de calidad. Necesitamos que se recupere la Argentina de la confianza, del trabajo genuino, de las economías regionales y de las inversiones”, añadió.
En ese tramo de su discurso, Macri pareció dirigirse a los senadores que aprobaron el miércoles la ley que suspende los despidos durante seis meses, y que él ya anticipó que vetará en caso de sancionarse también en Diputados. “Todo esto (la concreción de obras estructurales y creación de puestos laborales) debemos hacerlo juntos".
La visita del jefe de Estado -la segunda a Tucumán, en sus 150 días en el gobierno- fue breve. Aterrizó en el aeropuerto internacional Benjamín Matienzo pasadas las 9. Desde allí, se dirigió en un helicóptero hasta Yerba Buena. En ese vuelo, sobraban dos asientos... y lo acompañaron Manzur y Cano. El descenso se hizo en un campo del colegio Ángel María Boisdron, situado a dos minutos en auto del obrador del canal Boulevard 9 de Julio. En la fría mañana norteña, el Presidente lució como tantas otras veces: pantalón y saco azules y camisa clara con los botones del cuello sin prender. Habló durante siete minutos.
En la antesala del discurso presidencial, Manzur hizo una introducción, más corta aún: dos minutos, 36 segundos. Inicialmente, elogió a Macri por la generación de trabajo y de inversión. Luego, habló sobre las políticas públicas vinculadas a las economías regionales. Y, finalmente, se refirió al Bicentenario. “Este es un año muy especial para los argentinos y para los tucumanos. El país empezó acá, en el interior, hace 200 años”, concluyó el mandatario.
El público
De pie, pues no se colocaron sillas para nadie, unas 250 personas aplaudieron los dichos de Macri. Además de Manzur, Cano y Campero, quiénes más cerca estuvieron del Presidente fueron el vicegobernador, Osvaldo Jaldo; el secretario de Vivienda de la Nación, Domingo Amaya; y los intendentes de San Miguel de Tucumán y de Concepción, Germán Alfaro y Roberto Sánchez, respectivamente.
De uno y otro lado de las vallas, circularon funcionarios nacionales, como Daniel Chain, el secretario de Obras Públicas de la Nación; o Darío Nieto, uno de los secretarios privados. La tonada porteña se oía por todas partes, pues había empleados de la Casa Militar, que es el organismo encargado de la seguridad presidencial; de la Policía Federal; de la Fuerza Aérea y de las oficinas de Prensa y de Protocolo de la Nación.
De parte de los tucumanos, se observaron los rostros de la senadora radical Silvia Elías de Pérez y de legisladores de todas las bancadas. Estuvieron, prácticamente, todos los funcionarios del Poder Ejecutivo. Presenciaron el anuncio, además, colaboradores de Campero y concejales del municipio. Sí llamó la atención la ausencia del único edil macrista de Yerba Buena, Pedro Albornoz Piossek.
Si se concreta, el canal San Luis será el desagüe pluvial más grande de Yerba Buena. El monto de inversión aproximado es de $ 500 millones. La obra le fue adjudicada, el año pasado, a Supercemento, la misma Unión Temporal de Empresas (UTE) que está haciendo la canalización del Boulevard 9 de Julio, que se encuentra casi paralizada desde hace seis meses, más o menos. El plazo de ejecución era diciembre del año pasado. Macri garantizó, también, la continuidad de esta obra.
Antes de las 11, Macri y su entorno estaban arriba de los helicópteros, otra vez. El suelo yerbabuenense lo cobijó apenas un par de horas.
Pero a él, ingeniero de profesión, quizá le haya resultado familiar ese entorno. En el caso yerbabuenense, el Presidente puso en marcha -puntualmente- la construcción de un colector pluvial, llamado “Solano Vera-San Luis”. Escoltado por su ministro del Interior, Rogelio Frigerio; por el gobernador de Tucumán, Juan Manzur; por el director del Plan Belgrano, José Cano; por el intendente anfitrión, Mariano Campero; y por el diputado Facundo Garretón -sólo en el inicio del discurso, porque luego le tocaron el hombro y se bajó del escenario-, Macri dijo que vino a resolver algo crucial en la vida de la gente: el acceso al agua y a las cloacas.
“Nos comprometemos a que, en cuatro años, el 100% de los argentinos tenga agua potable, y el 75% cuente con cloacas. Y a que, en ocho años, el 100% tenga ambas cosas. Este programa apunta, también, a que el agua sea una bendición, y no una pesadilla. Entonces, hay un segundo paquete, que busca resolver las inundaciones. Me refiero al colector San Luis, que va a cambiar la vida de Yerba Buena. Los muchachos me prometieron que van a terminarlo en 24 meses. Escuchen bien, 24 meses”, repitió, y señaló a los trabajadores formados detrás suyo.
Pero así como el escenario que se montó puede que lo haya hecho sentir a gusto, también es probable que los insultos que se oyeron, desde afuera del predio, lo hayan distraído. Una decena de personas pidió, a los gritos, que se “acaben los despidos” y “que les devuelvan la plata a los jubilados”. El griterío se hizo más sonoro cuando unos cuantos vecinos de los alrededores salieron de sus casas a respaldar a Macri, con otros cánticos.
El plan hídrico nacional “Aguas del Bicentenario” prevé una inversión de $ 180.000 millones en obras, destinadas a las provincias del norte y al conurbano bonaerense, principalmente. Según Macri, permitirá la creación de 200.000 puestos de trabajo. “Será empleo de calidad. Necesitamos que se recupere la Argentina de la confianza, del trabajo genuino, de las economías regionales y de las inversiones”, añadió.
En ese tramo de su discurso, Macri pareció dirigirse a los senadores que aprobaron el miércoles la ley que suspende los despidos durante seis meses, y que él ya anticipó que vetará en caso de sancionarse también en Diputados. “Todo esto (la concreción de obras estructurales y creación de puestos laborales) debemos hacerlo juntos".
La visita del jefe de Estado -la segunda a Tucumán, en sus 150 días en el gobierno- fue breve. Aterrizó en el aeropuerto internacional Benjamín Matienzo pasadas las 9. Desde allí, se dirigió en un helicóptero hasta Yerba Buena. En ese vuelo, sobraban dos asientos... y lo acompañaron Manzur y Cano. El descenso se hizo en un campo del colegio Ángel María Boisdron, situado a dos minutos en auto del obrador del canal Boulevard 9 de Julio. En la fría mañana norteña, el Presidente lució como tantas otras veces: pantalón y saco azules y camisa clara con los botones del cuello sin prender. Habló durante siete minutos.
En la antesala del discurso presidencial, Manzur hizo una introducción, más corta aún: dos minutos, 36 segundos. Inicialmente, elogió a Macri por la generación de trabajo y de inversión. Luego, habló sobre las políticas públicas vinculadas a las economías regionales. Y, finalmente, se refirió al Bicentenario. “Este es un año muy especial para los argentinos y para los tucumanos. El país empezó acá, en el interior, hace 200 años”, concluyó el mandatario.
El público
De pie, pues no se colocaron sillas para nadie, unas 250 personas aplaudieron los dichos de Macri. Además de Manzur, Cano y Campero, quiénes más cerca estuvieron del Presidente fueron el vicegobernador, Osvaldo Jaldo; el secretario de Vivienda de la Nación, Domingo Amaya; y los intendentes de San Miguel de Tucumán y de Concepción, Germán Alfaro y Roberto Sánchez, respectivamente.
De uno y otro lado de las vallas, circularon funcionarios nacionales, como Daniel Chain, el secretario de Obras Públicas de la Nación; o Darío Nieto, uno de los secretarios privados. La tonada porteña se oía por todas partes, pues había empleados de la Casa Militar, que es el organismo encargado de la seguridad presidencial; de la Policía Federal; de la Fuerza Aérea y de las oficinas de Prensa y de Protocolo de la Nación.
De parte de los tucumanos, se observaron los rostros de la senadora radical Silvia Elías de Pérez y de legisladores de todas las bancadas. Estuvieron, prácticamente, todos los funcionarios del Poder Ejecutivo. Presenciaron el anuncio, además, colaboradores de Campero y concejales del municipio. Sí llamó la atención la ausencia del único edil macrista de Yerba Buena, Pedro Albornoz Piossek.
Si se concreta, el canal San Luis será el desagüe pluvial más grande de Yerba Buena. El monto de inversión aproximado es de $ 500 millones. La obra le fue adjudicada, el año pasado, a Supercemento, la misma Unión Temporal de Empresas (UTE) que está haciendo la canalización del Boulevard 9 de Julio, que se encuentra casi paralizada desde hace seis meses, más o menos. El plazo de ejecución era diciembre del año pasado. Macri garantizó, también, la continuidad de esta obra.
Antes de las 11, Macri y su entorno estaban arriba de los helicópteros, otra vez. El suelo yerbabuenense lo cobijó apenas un par de horas.