Los robos aterran en la zona de la avenida de Circunvalación

El sábado por la tarde, Cristian Montenegro se movilizaba en su moto por la avenida de Circunvalación cuando a la altura de la calle Honduras vio algo sospechoso: había cuatro sujetos que intentaban detener a un automóvil. Montenegro dio la vuelta para ver qué pasaba y en ese momento lo interceptó un delincuente armado. A los gritos, le exigió el celular. Cuando lo tuvo en sus manos, le pareció un botín escaso y le amenazó con darle un tiro si no le entregaba la billetera y la guitarra que llevaba, según denunció la víctima. El joven intentó evitar que el ladrón le siguiera quitando sus cosas y comenzaron a forcejear. En ese momento se acercaron los cuatro sujetos, entre los que había una mujer, que estaban intentando parar el auto y bajo amenazas se quedaron con el celular, la billetera, la guitarra y la moto, después de darle algunos golpes en la cara.

Fue justamente la mujer la que huyó en la moto de Montenegro, luego de quitarle, además, todo lo que tenía en los bolsillos. “Entre los cuatro había un niño de unos 10 años, que comenzó a realizar un perverso juego con una punta mientras amenazaba con apuñalarme. Luego escaparon”, comentó. Todo sucedió en las inmediaciones de la avenida de Circunvalación, cerca de La Costanera, en el límite entre la capital y Banda del Río Salí.

Hasta el día de hoy, Montenegro y sus allegados no saben si los cuatro delincuentes eran cómplices del hombre con el que forcejeó, o si les robaron a ambos. Lo cierto es que el joven, de 26 años, decidió no quedarse de brazos cruzados y comenzó a buscar sus cosas. “Tengo un allegado que a su vez conoce a alguien de la zona. Me dijeron que habían visto una moto. Les dije que tenía un detalle y ellos me dijeron que sí, que era esa”, contó en una charla con LA GACETA.

El informante le dijo que tenían su moto y una guitarra en una casa de La Costanera.

El rodado estaba en venta a $ 2.000. “Hasta allá se fue, pero lo corrieron a piedrazos. Hasta la abuela del delincuente salió a agredirlo”, contó una mujer, familiar del joven asaltado.

Montenegro averiguó que los delincuentes lograron vender su moto, por lo que indagó quien la había comprado. “La segunda vez que fui al lugar adonde estaba mi moto me enteré de que ya se la habían vendido a alguien. Me fui derecho a la casa del comprador y le tuve que pagar lo que le había dado a los delincuentes”, expresó. Sin embargo, todavía sigue buscando su guitarra.

Temor vecinal

Los vecinos de los barrios Parquecito I y II y Obispo Colombres afirmaron que la zona está liberada a la delincuencia. La problemática se agrava ya que hace más de dos años que la Autopista de Circunvalación está cerrada al paso vehicular por la suspensión de las obras de construcción en el lugar. La vía alternativa para unir las avenidas Gobernador del Campo y Benjamín Aráoz es la avenida de Circunvalación. “Al no haber tránsito por la autopista, los delincuentes se hacen un festín. Usan ese lugar para esconderse y sorprender a los conductores y a las personas que esperan el colectivo en las esquinas”, detalló, ofuscado, José Luis Brandán, vecino del Barrio Obispo Colombres.

“Durante las noches, los malvivientes apedrean casas y a los automovilistas; suben por los techos, e ingresan a los patios a robar lo que encuentren a mano. La otra noche asaltaron a un motociclista y le quitaron todo”, contó un hombre que prefirió no dar a conocer su identidad.

Rosa Burriguin, vecina del barrio Obispo Colombres, fue víctima de un robo insólito: en la madrugada del miércoles le robaron la puerta que da a la calle. “Fue a las 4. Sentí que los perros ladraban mucho. Salimos a ver y nos dimos con esto”, contó, resignada. La mujer, madre de tres pequeños hijos, agregó: “desde que apareció la droga aumentó notablemente la delincuencia. Roban lo que sea para tener plata”.

Norma Verón, a su vez, expresó que la zona es muy peligrosa y pidió presencia policial en las calles del barrio Parquecito II. “No puedo ir sola a la parada del colectivo porque sino me asaltan”, aseveró.

Una constante es el temor de los vecinos para denunciar los numerosos hechos de inseguridad de los cuales son víctimas. Es el caso de una señora mayor de edad que vive sobre la avenida de Circunvalación. Dijo que el año pasado un delincuente, menor de edad, ingresó a su casa y le robó la licuadora. “Roban para comprar drogas. Son de La Costanera; cruzan la autopista y vienen a robar a este lado”, narró compungida. José Gómez, que estaba junto a la mujer, añadió que los delincuentes son niños y jóvenes adictos y roban a toda hora para comprar droga. “Es terrible la situación que vivimos”, expresó. Gómez reclamó que las veces que llamó al 911 los móviles llegaron tarde. “Ellos saben que esta zona es peligrosa, debería haber un control permanente”, agregó.

Seccional desbordada

Por falta de móviles y de personal policial, derivan las denuncias al 911

Desde 2013, cuando cortaron un tramo de la autopista para hacer obras de mejoramiento, la avenida de Circunvalación se convirtió en un desvío obligado y, por lo tanto, ha dejado de ser una arteria tranquila. Los vecinos aseguran que viven un calvario, ya que son testigos de toda clase de accidentes. Por eso, vienen exigiendo soluciones urgentes desde hace tiempo. Sin embargo, desde Vialidad Nacional anunciaron, en aquel momento, que el tránsito se reanudaría a mediados de diciembre pasado. Eso no sucedió. De allí el nuevo reclamo de las familias que viven en los barrios aledaños. Desde la seccional 11 se informó a LA GACETA que no cuentan con móviles ni el personal suficiente para atender la demanda ciudadana. Por eso derivan las denuncias al 911.