14 Febrero 2016
Según una experta convocada por el Gobierno, el sistema de votación es seguro, pero caro y lento
“Si cualquier ciudadano tiene dudas sobre el resultado de una elección, corresponde que vaya a la Justicia”, dijo Casullo, aunque criticó el fallo que anuló los comicios. La politóloga que disertó en el ciclo “Tucumán Dialoga” consideró que la boleta única de papel sería la modalidad ideal para sufragar.
REFORMA. Casullo analizó las polémicas elecciones provinciales de agosto. la gaceta / foto de maría silvia granara
Voto electrónico o boletas de papel. Esta discusión volvió a instalarse en la escena política luego de que las últimas elecciones provinciales provocaran denuncias de fraude; la judicialización extrema del proceso comicial y multitudinarias manifestaciones de descontento. Según la politóloga María Esperanza Casullo, claramente hubo una ruptura en la confianza de la sociedad tras las votaciones del pasado 23 de agosto. La especialista invitada por el Gobierno de Juan Manzur consideró, sin embargo, que en Tucumán no hubo fraude y advirtió que el sufragio electrónico no es completamente invulnerable a la manipulación de los resultados.
-¿Es segura la modalidad de votación en vigencia en Tucumán?
-El sistema que tenemos ahora es seguro, pero caro y lento. Además, depende mucho de que los partidos tengan una estructura de fiscales robusta.
-¿La solución sería la implementación del voto electrónico?
-Muchos países del mundo lo utilizan porque tiene sus ventajas. Es económico, porque las computadoras ya no son tan caras como antes. Además, disminuye el costo que implica para los partidos la impresión y la distribución de las boletas.
-El Gobierno provincial se resiste a su aplicación...
-Es que también presenta sus problemas. Para empezar, la boleta de papel tiene ojos que están observando el proceso en todo momento, siempre que este funcione correctamente. El voto electrónico depende de un software, que nunca es 100% invulnerable. Un sistema que prefieren muchos colegas es el de la boleta única de papel. En ese caso se reducen los costos y los partidos no tienen la obligación de contar con una estructura para distribuir los votos. Además, permite un escrutinio “humano” y lo simplifica.
“Superficial”
La doctora en Gobierno de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina) disertó en el ciclo “Tucumán Dialoga”, que organizó la Casa de Gobierno para debatir una reforma electoral. En diálogo con LA GACETA, la experta criticó el fallo que había anulado las elecciones provinciales, y aseguró que es muy difícil probar la relación entre el clientelismo y el resultado de los comicios.
-¿Qué opina de que se haya judicializado el proceso electoral?
-Si cualquier ciudadano tiene dudas con respecto al resultado de una elección, corresponde que vaya a la Justicia. Eso sí, en estos casos la carga de prueba tiene que ser muy alta para demostrar en forma fehaciente la alteración de los resultados de las elecciones.
-¿Leyó el fallo de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo?
-Creo que hace un tratamiento superficial sobre el clientelismo. Hay muchos estudios sobre el tema con bastante evidencia. Y tal vez eso no está reflejado en la sentencia. Las elecciones tienen que ser absolutamente limpias y, también, parecerlo. Por eso mismo los jueces deben ser muy rigurosos.
-¿El clientelismo contribuye al fraude?
-El clientelismo no es estrictamente fraude, entendido como la modificación de los números de una elección. Si una persona va a votar a fulano porque le prometió tal cosa, está optando libremente en el momento específico en el que emite el sufragio. Ahí hay que pensar en otros remedios, como podrían ser mecanismos de denuncia ciudadana y de control.
-¿Es segura la modalidad de votación en vigencia en Tucumán?
-El sistema que tenemos ahora es seguro, pero caro y lento. Además, depende mucho de que los partidos tengan una estructura de fiscales robusta.
-¿La solución sería la implementación del voto electrónico?
-Muchos países del mundo lo utilizan porque tiene sus ventajas. Es económico, porque las computadoras ya no son tan caras como antes. Además, disminuye el costo que implica para los partidos la impresión y la distribución de las boletas.
-El Gobierno provincial se resiste a su aplicación...
-Es que también presenta sus problemas. Para empezar, la boleta de papel tiene ojos que están observando el proceso en todo momento, siempre que este funcione correctamente. El voto electrónico depende de un software, que nunca es 100% invulnerable. Un sistema que prefieren muchos colegas es el de la boleta única de papel. En ese caso se reducen los costos y los partidos no tienen la obligación de contar con una estructura para distribuir los votos. Además, permite un escrutinio “humano” y lo simplifica.
“Superficial”
La doctora en Gobierno de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina) disertó en el ciclo “Tucumán Dialoga”, que organizó la Casa de Gobierno para debatir una reforma electoral. En diálogo con LA GACETA, la experta criticó el fallo que había anulado las elecciones provinciales, y aseguró que es muy difícil probar la relación entre el clientelismo y el resultado de los comicios.
-¿Qué opina de que se haya judicializado el proceso electoral?
-Si cualquier ciudadano tiene dudas con respecto al resultado de una elección, corresponde que vaya a la Justicia. Eso sí, en estos casos la carga de prueba tiene que ser muy alta para demostrar en forma fehaciente la alteración de los resultados de las elecciones.
-¿Leyó el fallo de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo?
-Creo que hace un tratamiento superficial sobre el clientelismo. Hay muchos estudios sobre el tema con bastante evidencia. Y tal vez eso no está reflejado en la sentencia. Las elecciones tienen que ser absolutamente limpias y, también, parecerlo. Por eso mismo los jueces deben ser muy rigurosos.
-¿El clientelismo contribuye al fraude?
-El clientelismo no es estrictamente fraude, entendido como la modificación de los números de una elección. Si una persona va a votar a fulano porque le prometió tal cosa, está optando libremente en el momento específico en el que emite el sufragio. Ahí hay que pensar en otros remedios, como podrían ser mecanismos de denuncia ciudadana y de control.