Las tormentas afectan a Tucumán en 1936

Las tormentas afectan a Tucumán en 1936

Un coche de caballos quedó sumergido bajo el puente del Central Córdoba. Por Manuel Riva - LA GACETA

TODO BAJO EL AGUA. Una tormenta afectó las calles de la capital, como la avenida Avellaneda (arriba, a la izquierda), o la Crisóstomo Álvarez (foto chica, arriba). El acceso a Monteros Viejo fue cortado por el agua (abajo). A la izquierda se ve cómo quedó Río Colorado. TODO BAJO EL AGUA. Una tormenta afectó las calles de la capital, como la avenida Avellaneda (arriba, a la izquierda), o la Crisóstomo Álvarez (foto chica, arriba). El acceso a Monteros Viejo fue cortado por el agua (abajo). A la izquierda se ve cómo quedó Río Colorado.
23 Enero 2016
Sin tener la magnitud de la tormenta del año 1931, que dejó incomunicado al sur provincial por la caída de puentes, a mediados de enero de 1936 una tormenta afectó varias zonas de la provincia. Entre ellas, la localidad de Río Colorado se vio afectada y aislada por el desborde de los ríos y arroyos. También quedó incomunicada la villa de Raco, al caer el puente que la unía con Tapia. De igual manera, varios barrios de la capital tucumana fueron afectados por la gran cantidad de agua caída.

La precipitación pluvial que a instantes alcanzó caracteres verdaderamente fuera de lo común, inundó la ciudad y buena parte de la campaña, decía la crónica del 11 de enero acerca de la tormenta del día anterior.

Varios cronistas y corresponsales cubrieron los efectos del meteoro. Los barrios más afectados fueron Villa Urquiza, Villa 9 de Julio y los de la zona sur. Relataban que después de iniciado el fenómeno, las calles tomaron el aspecto ya acostumbrado de otras ocasiones y se convirtieron en verdaderos brazos de río.

De igual manera a lo que ocurre en el nuevo siglo, en 1936 LA GACETA mostraba que en algunos puntos de la ciudad el tráfico quedó completamente interrumpido.

El Central Córdoba

Ayer, tanto como hoy, el puente del Central Córdoba era un peligro. Así lo presentaba la crónica. A las 0.35 de ayer (10 de enero) un coche de plaza avanzaba por la calle 24 de Setiembre y, no obstante la abundancia de aguas acumuladas bajo el puente del Ferrocarril Central Córdoba y la fuerte corriente, el cochero se aventuró a pasar confiando en su buena suerte. Pero las aguas pudieron más y coche, cochero, pasajero y caballos fueron arrastrados. Los bomberos rescataron a esos audaces y a los de una ambulancia que quedó varada en una calle inundada.

El nivel del aguacero se ve reflejado en el milimetraje de las precipitaciones: en 114 en Concepción; 116 en La Corona; 100 en Aguilares; 160 en Río Seco; 136 en Monteros; 145 en León Rougés; 162 en Villa Quinteros; y 80 en la capital. El mayor registró se obtuvo en Río Colorado, con 174 milímetros.

Raco y Tapia

Las violentas lluvias del 10 de enero de 1936 aumentaron el caudal de los ríos de la zona de Raco y Tapia. “El desperfecto más grave se ha registrado ente los kilómetros 6 y 7”, detallaba la crónica y agregaba que las precipitaciones han destruido no sólo el camino sino los desagües, lo cual hace que las aguas corran por él y lo arruinen, arrastrando el ripio y hasta afectando las costosas obras de arte (canales) que lo defendían hasta hace poco. Al día siguiente, profesionales de Vialidad recorrieron las zonas afectadas para programar las tareas de reconstrucción.

Concepción, Monteros, Aguilares y León Rougés, entre otras zonas del interior, vieron afectados sus caminos de acceso, lo que impedía el ingreso de asistencia para los damnificados.

Los ríos Gastona, Medinas, Romano y Barrientos no desbordaron, pero algunos de sus afluentes sí generaron preocupación en la población ante el avance de las aguas hacia sus casas.

En cuanto a Monteros, el relato señala que se ve llegar hacia el cauce del arroyo El Tejar grandes correntadas, que se suponen originadas en el desborde del río Mandolo, cuyo desborde afectaría a los sembradíos de la zona.

A su vez la acequia del ingenio Ñuñorco desbordó en abundancia a la altura del camino nacional a León Rougés y al Cercado.

Estos cortes impedían que numerosas lecheras y vendedoras de productos agrícolas, de las que se abastecen diariamente las familias llegaran hasta los lugares de venta y poder cubrir las necesidades de los pobladores.

Río Colorado

El 12 de enero de 1936 el artículo titulado “Río Colorado pasó momentos de aflicción con motivo de las crecientes de anteayer” señalaba el desborde extraordinario (de ese cauce), cuyas aguas alcanzaron límites no registrados desde las famosas inundaciones de 1909. Todos los terrenos cercanos al río fueron ocupados por las aguas de la misma manera que los caminos se inundaron. Algunas casas de la vecindad fueron casi arrasadas, pero sus moradores, de instinto aguzado por lo mismo que son vecinos de un río que siempre ha deparado estas sorpresas, lograron ponerse a salvo con sus hijos. Nuestro corresponsal en el pueblo transmitía el siguiente texto: la calle principal de la población se ha convertido en un gran río, que amenaza derrumbar las casas; las aguas cruzan con violencia la vía ferroviaria y agregaba que las autoridades trasladaron a los más afectados a los galpones del ferrocarril. El comisario informó que “las aguas entraron en las casas, alcanzando más de un metro sobre el nivel del piso” pero que no hubo desgracias personales.

El relato destaca que la población ya había pedido obras de desagües para evitar los sinsabores las tormentas. Lograron el compromiso de las autoridades de que realizarían esos trabajos.

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