25 Noviembre 2015
MARCO TÉCNICO. Leiras, politólogo y profesor universitario, comparó los sistemas políticos de las provincias. la gaceta / foto de antonio ferroni
El politólogo Marcelo Leiras fue el encargado de brindarle ayer un marco técnico -el primero- al proceso de reforma política impulsado por el Gobierno que se inició con la convocatoria a “Tucumán Dialoga”. Tras exponer un análisis comparativo de los sistemas políticos provinciales, el especialista dialogó con LA GACETA. El docente universitario y colaborador del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) opinó sobre el sistema de acoples y las prácticas clientelares, dos asuntos cuestionados en los últimos meses por la oposición local. Se expresó a favor de la implementación de internas obligatorias y de que se acote el número de agrupaciones y candidatos.
- ¿Cómo ve el sistema electoral tucumano?
- En Tucumán aumentó bastante la fragmentación electoral y también la desproporción. Creo que sería deseable encontrar una fórmula que reduzca la fragmentación y la distribución de las bancas y de los votos. Pero hay que pensar el proceso desde adentro y sobre todo las aspiraciones de quienes hacen política y quienes votan en Tucumán. No hay sistemas electorales perfectos, pero sí hay sistemas malos. Los malos son los impredecibles, que dejan gente excluida y que ofrecen mala información a los votantes.
- ¿Qué opina del sistema de acoples?
- El sistema de acoples tiene dos desventajas: una, es difícil para los votantes discernir lo que está votando porque en general se fijan en la competencia principal (presidente o gobernador) y presta menos atención al resto. En segundo lugar, cuando uno estimula la competencia entre quienes son parte de un mismo espacio después tiene bloques legislativos que son menos homogéneos.
Según Leiras, es muy frecuente que un candidato a presidente pueda competir con varias boletas legislativas. “Esa es una costumbre que se ha desarrollado en el sistema político argentino frente al debilitamiento de los partidos políticos, que tiene que ver no tanto con que se hayan vuelto poco atractivos para los votantes, sino por el hecho que son poco contenedores de quienes compiten”, remarcó. De todas maneras señaló que es deseable que las organizaciones políticas desarrollen mecanismos para contener el conflicto tanto de aspiraciones como ideológico.
“Las colectoras y acoples no son una solución perversa, son una resolución imperfecta de un problema complicado”, reflexionó.
- ¿Los cambios en los sistemas electorales se dan habitualmente después de alguna crisis?
- Se producen en contextos muy diversos. A veces para consolidar un poder y en otros contextos cuando hay una señal de que el funcionamiento no resulta muy satisfactorio.
- ¿Es correcto que el sistema de acoples figure en la Constitución provincial?
- En general, uno espera que las constituciones duren bastante y tienen requisitos de reformas muy exigentes, entonces cualquier cosa que ingrese en una Constitución luego será muy difícil de cambiar. Un régimen electoral reformado por ley es mucho más volátil, por eso no está mal que la Constitución dé algunas señales claras. Pero si se reúne la mayoría suficiente para un cambio constitucional quiere decir que esa regla necesita ser cambiada.
El politólogo aclaró que una modificación a la Carta Magna siempre necesita del apoyo de una amplia mayoría. “Una reforma que sale sin mayoría amplia es para problemas en algún momento”.
- La tucumana salió por mayoría amplia en 2006 y ahora...
- Bueno, las mayorías cambian. Por eso la apertura de un proceso de diálogo indica que la voluntad política que sancionó en un determinado contexto no es la misma que existe hoy.
- ¿Es saludable que los sistemas vayan cambiando con base en la prueba y el error?
- Sí, porque es el aprendizaje político. Una de las cosas que vamos aprendiendo en la Argentina es que el poder muy concentrado en algún momento es mal negocio. En los últimos 30 años hemos hecho un progreso político extraordinario. Encuentro un conjunto de instituciones y actores políticos mucho mejores que las que teníamos en el ‘83. Es un ritmo lento, pero tengo 48 años y viví en un país en el que mataban gente por la calle.
- ¿Cree que el nuevo Gobierno nacional invite a cambiar los sistemas electorales provinciales?
- Es probable. El voto electrónico funcionó bien en la ciudad de Buenos Aires y tiene la ventaja de que es barato políticamente. Las señales que dio el presidente electo es que va por ese lado. La boleta única electrónica no me parece mal, me gusta que no tiene memoria sino que imprime. No me gusta que la produce un solo proveedor.
Según Leiras, más allá de las cuestiones técnicas hay que pensar cuáles son los problemas políticos en Argentina. “Tenemos un problema de fragmentación partidaria porque hay 50 listas compitiendo. Las podés meter en 50 boletas únicas, en 50 pantallas o en 50 boletas, pero el problema es el mismo. Lo que necesitamos es estructurar la oferta política”. En esta estructuración no deberían quedar, dijo más de cuatro o cinco partidos.
- Hay 600 partidos reconocidos, ¿es una cifra exagerada?
- Me parece mucho, demasiado. Para formar un partido uno debe demostrar que tiene cierta representatividad. Por ejemplo, que puede conseguir fiscales y que tiene un número de voluntades que representa un modo de ver Tucumán y sus problemas.
- ¿Qué opina del bolsoneo y acarreo de votantes?
- Son formas de movilizar votantes. Participar está bien. Ocurre desde Atenas hasta Chicago. Nadie vota lo que no quiere. En Argentina el ejercicio de la violencia política y electoral es marginal. Que a la gente la ayuden para ir a votar me parece bien porque a algunos les cuesta pagar el transporte. Que den bolsones suena feo. Pero no creo que nadie vote por un bolsón.
- ¿Liga entonces al clientelismo con la pobreza?
- A la pobreza y a la incapacidad del Estado para resolverla. Es pobreza de la población y de lo público.
- Hay quienes dicen que el populismo alimenta la pobreza porque lo necesita.
- Es un argumento absurdo. Nadie hace política para joder a la gente. Satisface la vanidad, sí, pero uno pierde tiempo con la familia, entre otras cosas. No conozco a nadie que haga política para joder a la gente.
- ¿Cómo ve el sistema electoral tucumano?
- En Tucumán aumentó bastante la fragmentación electoral y también la desproporción. Creo que sería deseable encontrar una fórmula que reduzca la fragmentación y la distribución de las bancas y de los votos. Pero hay que pensar el proceso desde adentro y sobre todo las aspiraciones de quienes hacen política y quienes votan en Tucumán. No hay sistemas electorales perfectos, pero sí hay sistemas malos. Los malos son los impredecibles, que dejan gente excluida y que ofrecen mala información a los votantes.
- ¿Qué opina del sistema de acoples?
- El sistema de acoples tiene dos desventajas: una, es difícil para los votantes discernir lo que está votando porque en general se fijan en la competencia principal (presidente o gobernador) y presta menos atención al resto. En segundo lugar, cuando uno estimula la competencia entre quienes son parte de un mismo espacio después tiene bloques legislativos que son menos homogéneos.
Según Leiras, es muy frecuente que un candidato a presidente pueda competir con varias boletas legislativas. “Esa es una costumbre que se ha desarrollado en el sistema político argentino frente al debilitamiento de los partidos políticos, que tiene que ver no tanto con que se hayan vuelto poco atractivos para los votantes, sino por el hecho que son poco contenedores de quienes compiten”, remarcó. De todas maneras señaló que es deseable que las organizaciones políticas desarrollen mecanismos para contener el conflicto tanto de aspiraciones como ideológico.
“Las colectoras y acoples no son una solución perversa, son una resolución imperfecta de un problema complicado”, reflexionó.
- ¿Los cambios en los sistemas electorales se dan habitualmente después de alguna crisis?
- Se producen en contextos muy diversos. A veces para consolidar un poder y en otros contextos cuando hay una señal de que el funcionamiento no resulta muy satisfactorio.
- ¿Es correcto que el sistema de acoples figure en la Constitución provincial?
- En general, uno espera que las constituciones duren bastante y tienen requisitos de reformas muy exigentes, entonces cualquier cosa que ingrese en una Constitución luego será muy difícil de cambiar. Un régimen electoral reformado por ley es mucho más volátil, por eso no está mal que la Constitución dé algunas señales claras. Pero si se reúne la mayoría suficiente para un cambio constitucional quiere decir que esa regla necesita ser cambiada.
El politólogo aclaró que una modificación a la Carta Magna siempre necesita del apoyo de una amplia mayoría. “Una reforma que sale sin mayoría amplia es para problemas en algún momento”.
- La tucumana salió por mayoría amplia en 2006 y ahora...
- Bueno, las mayorías cambian. Por eso la apertura de un proceso de diálogo indica que la voluntad política que sancionó en un determinado contexto no es la misma que existe hoy.
- ¿Es saludable que los sistemas vayan cambiando con base en la prueba y el error?
- Sí, porque es el aprendizaje político. Una de las cosas que vamos aprendiendo en la Argentina es que el poder muy concentrado en algún momento es mal negocio. En los últimos 30 años hemos hecho un progreso político extraordinario. Encuentro un conjunto de instituciones y actores políticos mucho mejores que las que teníamos en el ‘83. Es un ritmo lento, pero tengo 48 años y viví en un país en el que mataban gente por la calle.
- ¿Cree que el nuevo Gobierno nacional invite a cambiar los sistemas electorales provinciales?
- Es probable. El voto electrónico funcionó bien en la ciudad de Buenos Aires y tiene la ventaja de que es barato políticamente. Las señales que dio el presidente electo es que va por ese lado. La boleta única electrónica no me parece mal, me gusta que no tiene memoria sino que imprime. No me gusta que la produce un solo proveedor.
Según Leiras, más allá de las cuestiones técnicas hay que pensar cuáles son los problemas políticos en Argentina. “Tenemos un problema de fragmentación partidaria porque hay 50 listas compitiendo. Las podés meter en 50 boletas únicas, en 50 pantallas o en 50 boletas, pero el problema es el mismo. Lo que necesitamos es estructurar la oferta política”. En esta estructuración no deberían quedar, dijo más de cuatro o cinco partidos.
- Hay 600 partidos reconocidos, ¿es una cifra exagerada?
- Me parece mucho, demasiado. Para formar un partido uno debe demostrar que tiene cierta representatividad. Por ejemplo, que puede conseguir fiscales y que tiene un número de voluntades que representa un modo de ver Tucumán y sus problemas.
- ¿Qué opina del bolsoneo y acarreo de votantes?
- Son formas de movilizar votantes. Participar está bien. Ocurre desde Atenas hasta Chicago. Nadie vota lo que no quiere. En Argentina el ejercicio de la violencia política y electoral es marginal. Que a la gente la ayuden para ir a votar me parece bien porque a algunos les cuesta pagar el transporte. Que den bolsones suena feo. Pero no creo que nadie vote por un bolsón.
- ¿Liga entonces al clientelismo con la pobreza?
- A la pobreza y a la incapacidad del Estado para resolverla. Es pobreza de la población y de lo público.
- Hay quienes dicen que el populismo alimenta la pobreza porque lo necesita.
- Es un argumento absurdo. Nadie hace política para joder a la gente. Satisface la vanidad, sí, pero uno pierde tiempo con la familia, entre otras cosas. No conozco a nadie que haga política para joder a la gente.