13 Septiembre 2015
EL RELATO. En su libro, Mercado da vuelta mitos en torno del peronismo. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Las prácticas político-electorales ejecutadas por el oficialismo forman parte del ADN del peronismo, desde su génesis. Así lo considera Silvia Mercado, autora del libro El relato peronista. La periodista y escritora visitó Tucumán el martes, para participar del foro “Nuevos desafíos del periodismo”, organizado por la fundación Federalismo y Libertad. Antes, dialogó con LA GACETA sobre el contenido del texto, pero, en especial, sobre la situación de convulsión que vive la provincia, desde los comicios.
- ¿Cómo ve lo que está pasando?
- Muy impactada. Tucumán está marcando la agenda, está marcando un antes y un después en la democracia argentina. Viene una etapa de una democracia de más calidad, de mayor transparencia; una democracia en donde todos y cada uno seremos tenidos en cuenta de otro modo. Es la semilla de algo nuevo para todos los argentinos. Las movilizaciones, el planteo que presentó el Acuerdo para el Bicentenario, tienen características fundacionales de una nueva democracia. Veremos cómo lo procesamos.
- ¿Por qué se dan esas prácticas?
- Hay una visión romántica de que el primer peronismo no fue así; pero lo fue. En mi libro cuento que desde el origen, el peronismo puso el Estado al servicio de la construcción de poder de Juan Domingo Perón. Desde el principio tiene una vocación autoritaria, hegemónica y populista, de manipular las necesidades y la emocionalidad del pueblo. Y después arma un sistema político injusto para la oposición. El peronismo original impidió que esta se exprese en la prensa. De todos modos, el peronismo tiene sectores democráticos; incluso en el Frente para la Victoria.
- ¿Cuál fue la importancia de la construcción comunicacional del peronismo, y del kirchnerismo?
- Cristina Fernández y Perón fueron los líderes que más importancia le dieron a la comunicación. Él estuvo dos años en Europa, y vio cómo funcionaba la propaganda fascista y del nazismo. Cuando volvió a la Argentina lo tenía muy claro, por eso tras el golpe de 1943 arma oficinas de comunicación en el Gobierno, conducidas por él; y cuando ganó las elecciones, muchísimo más. Cristina hizo algo seguramente superior, porque hay muchos más recursos económicos y tecnológicos; aunque esa tecnología hace también que no haya una única voz -como pasó en el Gobierno peronista original-, pese a que intentaron que la hubiera.
- Habla de construcción de relatos. ¿Cuál es el más grande del kirchnerismo?
- El mito de origen, del 25 de mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner llega al Gobierno “para salvar a la patria”, como si los dos años previos desde la crisis de 2001 no hubieran existido, como si Kirchner no hubiera encontrado una economía en crecimiento, como si el presidente anterior no hubiera pagado los costos de una devaluación en situaciones muy desventajosas. Kirchner aparece como el gran salvador de la patria, como el gran transformador de la Argentina, como un verdadero héroe, como un verdadero prócer. Hay un par de generaciones que creen profundamente ese relato. Veremos cómo queda la imagen de Kirchner hacia el futuro.
- ¿Cómo ve lo que está pasando?
- Muy impactada. Tucumán está marcando la agenda, está marcando un antes y un después en la democracia argentina. Viene una etapa de una democracia de más calidad, de mayor transparencia; una democracia en donde todos y cada uno seremos tenidos en cuenta de otro modo. Es la semilla de algo nuevo para todos los argentinos. Las movilizaciones, el planteo que presentó el Acuerdo para el Bicentenario, tienen características fundacionales de una nueva democracia. Veremos cómo lo procesamos.
- ¿Por qué se dan esas prácticas?
- Hay una visión romántica de que el primer peronismo no fue así; pero lo fue. En mi libro cuento que desde el origen, el peronismo puso el Estado al servicio de la construcción de poder de Juan Domingo Perón. Desde el principio tiene una vocación autoritaria, hegemónica y populista, de manipular las necesidades y la emocionalidad del pueblo. Y después arma un sistema político injusto para la oposición. El peronismo original impidió que esta se exprese en la prensa. De todos modos, el peronismo tiene sectores democráticos; incluso en el Frente para la Victoria.
- ¿Cuál fue la importancia de la construcción comunicacional del peronismo, y del kirchnerismo?
- Cristina Fernández y Perón fueron los líderes que más importancia le dieron a la comunicación. Él estuvo dos años en Europa, y vio cómo funcionaba la propaganda fascista y del nazismo. Cuando volvió a la Argentina lo tenía muy claro, por eso tras el golpe de 1943 arma oficinas de comunicación en el Gobierno, conducidas por él; y cuando ganó las elecciones, muchísimo más. Cristina hizo algo seguramente superior, porque hay muchos más recursos económicos y tecnológicos; aunque esa tecnología hace también que no haya una única voz -como pasó en el Gobierno peronista original-, pese a que intentaron que la hubiera.
- Habla de construcción de relatos. ¿Cuál es el más grande del kirchnerismo?
- El mito de origen, del 25 de mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner llega al Gobierno “para salvar a la patria”, como si los dos años previos desde la crisis de 2001 no hubieran existido, como si Kirchner no hubiera encontrado una economía en crecimiento, como si el presidente anterior no hubiera pagado los costos de una devaluación en situaciones muy desventajosas. Kirchner aparece como el gran salvador de la patria, como el gran transformador de la Argentina, como un verdadero héroe, como un verdadero prócer. Hay un par de generaciones que creen profundamente ese relato. Veremos cómo queda la imagen de Kirchner hacia el futuro.