Los 10 mensajes de las PASO
1- Los dirigentes alperovichistas entendieron claramente que el gobernador no iba a darles recursos económicos para las elecciones provinciales a los que no pusieran todo para que el triunfo en las primarias fuera aplastante. Así fue. Y ahora se espera que haya el triple de dinero para movilización, punteros, bolsones y todo lo que tenga que ver con la puesta a punto del aparato del Estado al servicio de juntar votos en las elecciones provinciales.

2- La oposición pagó el precio de la estrategia que pergeñó para que las PASO no tuvieran peso de cara a la definición de los comicios tucumanos y ahora balancea si esa jugada les costó cara o estuvo bien pagada. Todavía meditan si deberían haber peleado fuerte o no el domingo. Muchos le reprochan a José Cano no haber puesto la cara para ir golpe a golpe con José Alperovich, pero el diputado nacional y sus fieles están convencidos que hubiese sido desperdigar esfuerzos y recursos económicos -que juran les son escasos- en una compulsa que para ellos ya estaba perdida. Iban a caer por menos -calculan-, pero el costo lo iba a asumir Cano, en lo político. Y en lo estructural, se iba a quedar sin recursos para la pelea final. Dentro de dos lunes se sabrá quién estaba errado.

3- El macrismo ratificó que en Tucumán es liviano, que le falta estructura y que no basta con pasear a los “famosos” que comulgan con el PRO para sacar los votos que Mauricio necesita. Los seguidores del jefe de Gobierno porteño se vendieron como los hombres del momento, necesarios y fundamentales para que Cano pudiese lograr su objetivo el 23. Sin embargo está claro que -por caudal de votos- no es un gran negocio llevar el sello macrista. Sí ayudaron con recursos económicos, pero mucho les falta para controlar que no les roben votos y para seducir a los tucumanos.

4- Silvia Elías de Pérez recibió el peor cachetazo, porque asumió la derrota. Quedó a la vista que su figura no es como la de aquel Cano de sus comienzos, que supo conseguir un caudal importante de votos y comenzar a ponerse a la cabeza -primero- del radicalismo y -luego- de toda la oposición. La dirigente sacó 200.000 votos, con su postulación traccionada por cinco postulantes distintos a la Presidencia. ¿Es poco o mucho? Poco para las aspiraciones de muchos. Pero importante para enrostrar la cifra a quienes quieran endilgarle que no tiene peso.

5- Alperovich continúa siendo el gran elector. Está claro que su figura es importante y que se despide de 12 desgastantes años de Gobierno con una imagen positiva elevada (del orden del 50%) y con un caudal de votos apabullante. Sin embargo, hay algunos datos de los que el gobernador ya debe haber tomado nota: sacó menos votos que Scioli y continúa de espaldas a las clases sociales más acomodadas. En los circuitos céntricos, como en la escuela Mitre, perdió por palizas de 5 a 1. En su propia mesa, en la que votó, también perdió, pero por una diferencia menor. Más allá de esos detalles, el gobernador mantiene un poder de fuego encomiable.

6- El aparato electoral de los oficialismos es casi imbatible. Las PASO mostraron un despliegue de recursos de los candidatos oficialistas alarmante. Hasta se llegó a dar dinero en efectivo (se habla de $ 150 por persona) en La Costanera, con los riesgos que eso conlleva entre una población con gran cantidad de jóvenes y niños adictos. Bolsones, vehículos, “movilizadores”, todo estuvo a disposición de las listas que encabezó Scioli. En casi ningún otro lugar del mundo se repite una práctica clientelar de estas características, pero en el Tucumán de las instituciones empobrecidas, parece algo normal y “necesario” dar -o recibir- algo a cambio del voto.

7- Juan Manzur no es Alperovich y José Cano no es Elías de Pérez. En ambos búnker lo saben y descuentan que la diferencia en las elecciones del 23 de agosto entre uno y otro postulante no será la misma que la de las primarias. De todos modos, será difícil soslayar tremenda golpiza a la oposición. Manzur confía en que el envión es suficiente para imponerse cómodamente. Cano cree que la sociedad ya decidió que el vicegobernador no representa lo mismo que Alperovich, y que un porcentaje importante de los que lo votaron como senador no apoyarán a su delfín.

8- Reapareció el “voto vergüenza”. Muchos ocultan sus preferencias reales porque entre sus “círculos” está mal visto. No se entiende de qué otra manera Scioli se impuso en San Miguel de Tucumán, en Concepción y casi gana en Yerba Buena, distritos en los que todas las encuestas les eran esquivas al oficialismo. Hay un silencioso grupo de votantes que declama que quiere un cambio y que odia lo que huela a K, pero que la soledad del cuarto oscuro los anima a quitarse la careta y apoyan lo que en público juran odiar. Habrá que ver cómo juega ese factor en las provinciales.

9- Los radicales deberán despertarse. En las PASO parecieron dormidos, sin reacción, sin cohesión y sin interés. ¿Realmente no jugaron o lo hicieron y no se notó? En cualquier caso, el momento de hacerlo es ahora, si quieren ganar. Sus socios peronistas les reprochan falta de “calle”. ¿Y ellos? Los justicialistas no alperovichistas tampoco se movieron demasiado. Deberán hacerlo y no dejarse tentar por la billetera triunfal del oficialismo si quieren sumar al támdem Cano-Amaya-Alfaro.

10- Las PASO sirvieron para medir todo: ya está claro dónde están las debilidades y las fortalezas de unos y de otros. No se repetirá el escenario, pero el oficialismo retomó la iniciativa. Alperovich se salió con la suya, pero la oposición no está muerta.
Ahora Manzur y Cano se verán cara a cara y definirán si en dos semanas la historia escribe su punto número “11” o si se vuelve a “1”.

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