Tejieron un homenaje a la randa monteriza

Tejieron un homenaje a la randa monteriza

Una silueta clásica para destacar la técnica paciente, prolija y minuciosa de la randa. Unas 20 mujeres ofrecieron sus manos. Permanecerá en el museo Folklórico.

OBRA DE ARTE. Tejerlo llevó tres meses.  OBRA DE ARTE. Tejerlo llevó tres meses.
12 Agosto 2015
Las hebras de un hilo finito y resistente se han convertido en una randa y esa randa en un vestido. Luego de tres meses de intenso trabajo y 20 mujeres que aportaron su técnica, el Vestido del Bicentenario se presentó ayer en el museo Folklórico Manuel Belgrano como una pieza de alto valor artístico y patrimonial que quedará exhibido en una sala especial.

Durante la presentación, Mauricio Guzman, presidente del Ente de Cultura, comparó las figuras de la randa con la música. “Veo en cada tejido, que es único, los silencios y las melodías de la pieza musical”, expresó. Estuvieron presentes el grupo de tejedoras que participó de la confección del vestido y que asisten al taller que dictan las maestras randeras, Margarita Ariza y Marcela Sueldo, de El Cercado (Monteros) en una de las salas del museo.

El vestido sintetiza la unión de una técnica centenaria y el diseño de autor. La moldería fue creación del diseñador tucumano Gonzalo Villamax.

“Ellas (por las randeras) trajeron un ángel muy particular a este museo y el producto terminado transmite esa humildad que las caracteriza”, opinó Carlos Piñero, director del museo Folklórico provincial. Desde 2007, el Ente de Cultura viene concretando acciones vinculadas a la difusión de esta técnica. Una de ellas es el taller de randa que funciona en el museo y del cual participan 50 mujeres. La UNT también se ha sumado a través del programa “A cercando” propuesto desde el área de Diseño de Indumentaria y Textil de la Facultad de Arquitectura que busca desde la investigación y encuentros teóricos-prácticos salvaguardar la técnica de la randa.

Otras artesanías olvidadas

El rescate de este arte que lleva 450 años de historia en la provincia se presenta como una oportunidad para revalorizar otras artesanías típicas del norte. Es por eso que se aprovechó la presentación para anunciar la creación de un mercado artesanal que dependerá del Ente de Cultura y tendrá como objetivo distinguir las artesanías locales. Además, un concurso para artesanos en el marco de las actividades vinculadas al Bicentenario.

Hasta hoy hay registradas 50 randeras oriundas de El Cercado que transmiten sus conocimientos en talleres libres y gratuitos. Un ejemplo es el del museo. Estos encuentros han tenido derivaciones sociales, ya que no solo se adquiere la técnica sino que se tejen amistades, se comparten vivencias y se hace lo que ellas han bautizado como “randaterapia”.

“Me enamoré de este tejido. Parece difícil, pero no lo es tanto lo que si se necesita es mucha paciencia y concentración porque no se puede destejer como el crochet, ya que está lleno de nuditos”, contó Silvia Masstrolorenzo, que ya va por su segundo año en el taller y colaboró tejiendo uno de los gajos de la falda del vestido. Todo un orgullo para ella.

Así como la Randa de Monteros, Tucumán tiene otras zonas de intenso trabajo artesanal, pero que con el tiempo ha ido desapareciendo. La alfarería en todo el Valle Calchaquí, el tallado en piedra, típico de El Mollar, los trabajos en cuero de la zona de San Pedro de Colalao o los artesanos del meta son algunos de los ejemplos que enumera Mercedes Aguirre directora de Patrimonio del Ente de Cultura.

“Esto que sucedió con la randa es importante que pase con las otras artesanías. Que exista un mercado artesanal en el que puedan vender lo que hacen es muy importante”, opinaron Isabel Heredia y Lucila Galíndez, encargadas de arte y técnicas artesanales de valor cultural del museo Folklórico. En esta tarea están, primero definiendo y clasificando a las artesanías y a sus autores.

“A veces hay una confusión entre lo artesanal y las manualidades”, explicó Aguirre. Las artesanías requieren una transformación de la materia prima -diferenciaron Galíndez y Heredia- y además debe tener un valor funcional y estético. Por otra parte la artesanía carga con una historia, con generaciones desarrollando y perfeccionando una técnica. También posee un bagaje cultural sobre el cual se pueden abrir otras perspectivas que sirvan apara aportar información sobre una zona en particular. Conocer costumbres, usos y tradiciones. Esto no pasa con las manualidades. “En la artesanía hay otro concepto importante que es el del autor”, destacaron.

El vestido estará exhibido hasta el domingo en la sala principal, luego pasará a una sala dedicada a las randas y posteriormente se lo protegerá con una vitrina. Según manifestó Mauricio Guzman esta pieza viajará por todo el país. Además, El Ministerio de Cultura de la Nación ha presentado a la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, el Programa “Las Randas del Tiempo” para su candidatura al Registro de Mejores Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

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