UN NUEVO DESPERTAR | DRAMA - PM13 - 112’
BUENA
origen: EEUU, 2014. dirección: Barry Levinson. CON: Al Pacino, Greta Gerwig. violencia: sin escenas. sexo: con una breve escena. para el aplauso: Dianne Wiest y Charles Grodin, en dos breves e intensos roles secundarios. el chiste: las recomendaciones de la anciana señora Rutledge para higienizar los “juguetes” de la pareja.
Hay mucha gente talentosa zumbando alrededor de este transitado texto de Philip Roth. Junto a Al Pacino, totalmente entregado al personaje, se alinean Barry Levinson (de quien pronto veremos “Rock the Kasbah”, con Bill Murray); Buck Henry, que además de ser el creador del Superagente 86 escribió el guión de “El graduado”; y un excepcional elenco al servicio de breves e intensas intervenciones. Pero la película es de Pacino, del principio al fin. Los claroscuros que constituyen la tragicomedia de Simon Axler, sus chispazos geniales, sus excesos y su inocultable esnobismo, recorren la película y definen su identidad.
Levinson es un consumado director de actores, toda una rareza en estos tiempos. Vieja y valiosa escuela. Su cámara está al servicio del omnipresente Pacino. Hay un monólogo de Simon Axler, durante una ronda de terapia. Levinson lo resuelve con un plano secuencia que emula al ojo del espectador. Así es la puesta, un pulso de teatralidad pura. El colapso psicofísico de Axler le impide centrarse en la realidad, ya no puede escindir su cotidianidad de la actuación. ¿Es sincero cuando habla o está haciendo un papel? Después lo discutirá con su psiquiatra a lo largo de permanentes sesiones por medio de Skype. Allí, enfocado por una cámara, Axler/Pacino se encienden.
“Un nuevo despertar” (título horrible y van...) se permite una mayor complicidad emocional cuando abreva en el humor. Allí se afloja y le da un respiro a Pacino. No es poco, teniendo en cuenta que Axler debe lidiar con la irrupción de Pegeen (a quien su lesbianismo no le impide seducirlo y obsesionarlo), con la ex novia de la chica (devenido transexual), con una lunática que pretende convertirlo en un sicario y con una carrera actoral que parece aniquilada. Entre pasajes de “Macbeth”, la referencia al ineludible “Ricardo III” y una versión epifánica de “El rey Lear”, Axler navega por peligrosos mares oníricos y se obliga a tomar la gran decisión.