05 Julio 2015
El incremento del mínimo imponible, en un 15%, para el impuesto interno sobre la venta de automóviles es una medida necesaria para evitar que se agrave la crisis del mercado y de la industria nacional. Así lo consideró, en un informe reciente, la consultora Abeceb.com, aunque calificó como negativa la discriminación de los vehículos importados. “Eso genera incertidumbre, distorsiones entre las marcas y podría afectar las relaciones comerciales con otros países como Brasil”, remarcó.
El aumento del piso para aplicar el impuesto interno le quitará presión a unas 68 versiones de automóviles (22 nacionales y 46 importadas), de gama media, que corrían el riesgo de ser alcanzadas por el tributo si no se actualizaban los mínimos, señaló la consultora. “Ademas, los cambios permitirán que algunas versiones full de gama media, que hasta junio se hallaban gravadas, puedan quedar fuera del impuesto para revitalizar sus ventas en el mercado interno”, explicó Gonzalo Dalmasso, coordinador del Sector Automotriz de Abeceb.com.
El especialista sostuvo que la discriminación de los importados resulta poco conveniente en términos de costos y de beneficios potenciales porque no conllevaría grandes ventajas para la industria nacional. “Podría generar problemas legales a partir de la discriminación por orígenes dentro de la Ley de Impuestos Internos, y provocar incertidumbre en el mercado, distorsiones entre las distintas marcas que tienen presencia en el país y un antecedente que podría afectar las relaciones comerciales de la Argentina con otros países, en especial con Brasil”, subrayó.
El Gobierno elevó hasta $ 225.000 el piso a partir del cual se pagará el denominado impuesto a los autos. Además, dispuso que se distinga la tasa fijada para la percepción del tributo en los casos de vehículos producidos en el país.
Alivio para el sector
El presidente de la Cámara de Comercio Automotor (CCA), Alberto Príncipe, opinó que la actualización del impuesto “es una medida que, indudablemente, beneficiará la actividad de las fábricas terminales radicadas en el país y dinamizar el mercado”. “Habrá una diferenciación entre los autos de fabricación nacional y los importados, de igual segmento, pero de extrazona, es decir por fuera del Mercosur”, agregó, según consignó la agencia de noticias Télam.
El directivo subrayó que la decisión del Gobierno nacional “de alguna manera acerca un poco la realidad del mercado, porque los precios de los autos siguieron aumentando después de haberse fijado la base imponible en $ 225.000 y muchos autos, que no son de alta gama, estaban alcanzado”. La modificación del impuesto interno rige desde el 1 de julio hasta el próximo 31 de diciembre, y elevó la base mínima imponible de $ 195.500 a $ 225.000. En tanto, rebajó la alícuota del 30% al 10%.
Los vehículos que tributaban una alícuota del 50% sobre el valor comercial bajaron al 30%, y la base no imponible subió a $ 278.000, en el caso de autos, de los utilitarios y de los camiones fabricados en el país.
Por otra parte, los vehículos con base imponible de $ 250.000 pasan a tener un precio final de $ 378.000, con una alícuota del 10%, mientras que los que pagan una percepción del 30% costarán $ 549.600.
El aumento del piso para aplicar el impuesto interno le quitará presión a unas 68 versiones de automóviles (22 nacionales y 46 importadas), de gama media, que corrían el riesgo de ser alcanzadas por el tributo si no se actualizaban los mínimos, señaló la consultora. “Ademas, los cambios permitirán que algunas versiones full de gama media, que hasta junio se hallaban gravadas, puedan quedar fuera del impuesto para revitalizar sus ventas en el mercado interno”, explicó Gonzalo Dalmasso, coordinador del Sector Automotriz de Abeceb.com.
El especialista sostuvo que la discriminación de los importados resulta poco conveniente en términos de costos y de beneficios potenciales porque no conllevaría grandes ventajas para la industria nacional. “Podría generar problemas legales a partir de la discriminación por orígenes dentro de la Ley de Impuestos Internos, y provocar incertidumbre en el mercado, distorsiones entre las distintas marcas que tienen presencia en el país y un antecedente que podría afectar las relaciones comerciales de la Argentina con otros países, en especial con Brasil”, subrayó.
El Gobierno elevó hasta $ 225.000 el piso a partir del cual se pagará el denominado impuesto a los autos. Además, dispuso que se distinga la tasa fijada para la percepción del tributo en los casos de vehículos producidos en el país.
Alivio para el sector
El presidente de la Cámara de Comercio Automotor (CCA), Alberto Príncipe, opinó que la actualización del impuesto “es una medida que, indudablemente, beneficiará la actividad de las fábricas terminales radicadas en el país y dinamizar el mercado”. “Habrá una diferenciación entre los autos de fabricación nacional y los importados, de igual segmento, pero de extrazona, es decir por fuera del Mercosur”, agregó, según consignó la agencia de noticias Télam.
El directivo subrayó que la decisión del Gobierno nacional “de alguna manera acerca un poco la realidad del mercado, porque los precios de los autos siguieron aumentando después de haberse fijado la base imponible en $ 225.000 y muchos autos, que no son de alta gama, estaban alcanzado”. La modificación del impuesto interno rige desde el 1 de julio hasta el próximo 31 de diciembre, y elevó la base mínima imponible de $ 195.500 a $ 225.000. En tanto, rebajó la alícuota del 30% al 10%.
Los vehículos que tributaban una alícuota del 50% sobre el valor comercial bajaron al 30%, y la base no imponible subió a $ 278.000, en el caso de autos, de los utilitarios y de los camiones fabricados en el país.
Por otra parte, los vehículos con base imponible de $ 250.000 pasan a tener un precio final de $ 378.000, con una alícuota del 10%, mientras que los que pagan una percepción del 30% costarán $ 549.600.