SANTIAGO, Chile.- Con el cuchillo entre los dientes y la quinta a fondo. Así se jugó la final de la Copa América entre Chile y Argentina. Sin embargo, la fiesta estaba preparada para uno solo y allí el que gritó campeón y alzó la copa fue el anfitrión.
Chile se hizo fuerte en los penales y ganó la batalla 4 a 1, tras un 0-0 luchado a lo largo de los 90 minutos reglamentarios y el alargue. La Selección volvió a fallar en una final internacional y sufrió los fantasmas de la derrota con Alemania, en el Mundial Brasil 2014.
A ese duelo de potencias que se mantuvo a lo largo del encuentro lo propuso el local, de entrada, con un Gary Medel figura. La Selección igual aceptó el reto y apostó sobre todo a la contra.
El equipo de Gerardo Martino pasó los primeros sustos pero buscó pagar con la misma moneda y encaró para llegar a Claudio Bravo. No por nada una de la más claras del partido fue para Argentina, tras un tiro libre de Lionel Messi que cabeceó Sergio Agüero y que el arquero chileno encontró de casualidad.
La temprana lesión de Ángel Di María, que fue reemplazado por Ezequiel Lavezzi, le bajó un poco el ritmo a la Selección, pero el equipo no se descuidó porque Chile siguió intentando hacerse dueño del partido e imponer ritmo. Incluso, el "Pocho" casi logra abrir el marcador tras una gran jugada de Javier Pastore, pero Bravo otra vez puso los puños y le negó el grito.
El juego brusco se incrementó. Chile no escondió la pierna y lo sufrieron las figuras argentinas, con un Messi más ausente que protagonista. Es cierto, el árbitro colombiano Wilmar Roldán no sacó rojas y Chile zafó estirando la fricción constante.
La definición llegó al tiempo suplementario luego de que Gonzalo Higuaín fallara la última jugada. Con una gran contra, Messi habilitó a Lavezzi, que en lugar de rematar al arco cedió para la llegada de "Pipita", que no le acertó. Presagio de lo que se vendría para Higuaín, el delantero que Martino prefirió en lugar de Carlos Tevez, que no tuvo su chance en la final de la Copa.
LA DEFINICIÓN