Por Guillermo Monti
09 Mayo 2015
Del humor del bueno no hay rastros
Acompañado por su hija, Paul Blart viaja a Las Vegas para asistir a una convención de vigilantes. El lujoso hotel en el que se alojan está lleno de obras de arte, el objetivo de una banda de traficantes. Pero no contaban con que Blart podía interponerse en sus planes. Héroe de centro comercial 2 - REGULAR
A esas comedias físicas y de trazo grueso que Hollywood perpetra sin respiro pertenece “Héroe de centro comercial 2”. Un festival de estereotipos y chistes repetidos por el que Columbia/Sony pagó 30 millones de dólares y ya va camino a recaudar el doble de esa fortuna. No hay sexo ni groserías, fórmula más o menos lograda en manos de Judd Apatow y los fanáticos de su línea, mucho menos algún atisbo de humor inteligente o personajes interesantes. Es mucho pedir.
Kevin James es toda una estrella en Estados Unidos gracias a la sitcom “El rey de Queens”. Aquí, además de protagonista, es guionista y productor. El proyecto es suyo de punta a punta, con el respaldo de su amigo y socio Adam Sandler. Juntos hicieron películas de dudoso gusto, como “Son como niños”. No sorprende que por esa ruta marche esta secuela del éxito de 2009.
El reparto está colmado de caras archivistas en la TV, desde el galán mexicano Eduardo Verástegui, pasando por Neal McDonough -un villano siempre cantado- hasta la bellísima Daniella Alonso. Como en la primera parte, de hija de Kevin James hace Raini Rodríguez, la Trish De la Rosa de “Austin & Ally”. Dirige Andy Fickman, que venía de hacer una comedia mucho más decente (“SOS Familia en apuros”), aunque con el handicap de tener a Billy Crystal y a Bette Midler.
Como es usual en estos casos, entre tanta hojarasca asoman algunos gags divertidos. Son los menos y por lo general involucran a la variopinta troupe de vigilantes de shopping que se reúnen en Las Vegas para celebrar su convención. A esa fauna de policías frustrados pertenece Paul Blart, un perdedor nato al que la vida le había hecho un guiño en la primera parte. Aquí, cómo no, vuelven a prestarle el traje de héroe. Prácticamente toda la película transcurre en el interior del hotel en el que Blart enfrenta a los malos de turno. Son tan perezosas estas producciones que ni siquiera tienen que preocuparse por encontrar locaciones.
Kevin James es toda una estrella en Estados Unidos gracias a la sitcom “El rey de Queens”. Aquí, además de protagonista, es guionista y productor. El proyecto es suyo de punta a punta, con el respaldo de su amigo y socio Adam Sandler. Juntos hicieron películas de dudoso gusto, como “Son como niños”. No sorprende que por esa ruta marche esta secuela del éxito de 2009.
El reparto está colmado de caras archivistas en la TV, desde el galán mexicano Eduardo Verástegui, pasando por Neal McDonough -un villano siempre cantado- hasta la bellísima Daniella Alonso. Como en la primera parte, de hija de Kevin James hace Raini Rodríguez, la Trish De la Rosa de “Austin & Ally”. Dirige Andy Fickman, que venía de hacer una comedia mucho más decente (“SOS Familia en apuros”), aunque con el handicap de tener a Billy Crystal y a Bette Midler.
Como es usual en estos casos, entre tanta hojarasca asoman algunos gags divertidos. Son los menos y por lo general involucran a la variopinta troupe de vigilantes de shopping que se reúnen en Las Vegas para celebrar su convención. A esa fauna de policías frustrados pertenece Paul Blart, un perdedor nato al que la vida le había hecho un guiño en la primera parte. Aquí, cómo no, vuelven a prestarle el traje de héroe. Prácticamente toda la película transcurre en el interior del hotel en el que Blart enfrenta a los malos de turno. Son tan perezosas estas producciones que ni siquiera tienen que preocuparse por encontrar locaciones.
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